Pesadilla de pareja santiagueña en Gesell: asesinó a su su exesposa policía y se suicidó frente a dos hijas

Un albañil santiagueño arrebató ayer la pistola reglamentaria a su ex pareja, sargento de la policía, también oriunda de nuestra provincia y la asesinó sin piedad. Al instante, se suicidó delante de sus dos hijas, de 8 y 13 años, en Villa Gesell.

Los protagonistas de esta pesadilla son Yanina Noemí Zárate (38) y Gustavo Alejandro Juárez (40), cuyos cuerpos fueron hallados a las 6.40, en la puerta de una casa ubicada en la zona de Paseo 100 y Avenida 27, en Gesell. Ambos presentaban heridas de bala, ocasionadas por la misma pistola.

Desde octubre del año pasado, Juárez presentaba una "exclusión del hogar de convivencia" con una "prohibición de acercamiento" hacia la suboficial. Ambas órdenes habían sido emitidas por la Justicia por haber sido denunciado él por violencia de género.

La sargento pertenecía durante el verano al Grupo de Apoyo Departamental (GAD) de Pinamar, y regresaba a su casa de Villa Gesell, luego de haber trabajado en un hotel de Cariló. Fuentes de su entorno policial dijeron a la prensa nacional que se retiró una hora antes porque había recibido varios llamados de su expareja. Pero, al llegar a su barrio, se encontró con Juárez en la entrada de la vivienda.

En ese instante, Juárez entabló una dura discusión; que dio paso a recriminaciones y forcejeos. La presunción policial es que a través del forcejeo, Juárez le arrebató el arma oficial a la sargento, una pistola Glock calibre 9 milímetros, y la mató de un disparo. Luego, utilizó la misma arma reglamentaria para quitarse la vida.

La voz de aviso fue realizada al 911 por una de las hijas de ambos, que estaban en la casa, cuando se desató la fuerte discusión. Un compañero de Zárate reveló que Yanina había mantenido horas atrás de su muerte, una dura discusión telefónica con Juárez vinculada a la entrega del cuidado de los dos hijas común.

Efectivos de la Comisaría 4ª de Villa Gesell y personal del SAME llegaron al domicilio y constataron la muerte de Zárate y Juárez. Allí, además, trabajó personal de la Policía Científica. Interviene en la investigación la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) número 4 de Pinamar, a cargo de Juan Calderón, del Departamento Judicial Dolores. La causa en primera instancia quedó caratulada de "femicidio seguido de suicidio".

Yanina era cautiva del régimen y caprichos viscerales de Gustavo

Yanina terminó su vínculo 3 años atrás, pero nunca pudo desligarse de la furia y violencia de Juárez. En retrospectiva, sus compañeros de trabajo proveían ayer a la Justicia detalles de la "convivencia" oscura que padecía, día a día.

La santiagueña era la fiel estampa de una mujer víctima de violencia en todo concepto: física y económica, con sus dos hijas devenidas en presas ideales para que el albañil impusiera su régimen.

Todo ahora ya es historia. Ni bien las dos familias santiagueñas fueron anoticiadas de la doble tragedia, algunos partieron a Villa Gesell.

La Fiscalía tendría listos los informes de autopsia y, hasta mañana, sería definida la entrega de los dos cuerpos. Obviamente, serán entregados a sus respectivos familiares para ser trasladados a Sumampa, antes del viernes.

Mientras tanto, anoche era una nebulosa el futuro de las dos hijas. Nadie se atrevía a ensayar un pronóstico: huérfanas, a la fuerza, representan las testigos clave para la investigación.

Y los tiempos de la Justicia son diametralmente opuestos a las emociones, definiciones, del hombre común.

Desde octubre regía para él una perimetral y restricciones por amenazas a sus dos hijas

Aún separados hace tres años, Yanina viajó a Sumampa a fines de diciembre pasado. Partió al mando de su automóvil, acompañada de sus dos hijas y Gustavo Alejandro Juárez. El entorno confió que ella le tenía mucho miedo y no deseaba provocarlo, bajo ningún concepto.

Motivos le sobraban. Él la había golpeado durante y después de la relación. Es más, en octubre de 2024 la Justicia local le fijó una prohibición de acercamiento, ya que al parecer Gustavo habría amenazado de muerte a sus propias hijas.

Su presente distaba abruptamente de más de una década atrás, cuando partieron aferrados a los sueños de un mejor pasar: ella pudo ingresar a la Bonaerense. Él, se ganaba la vida en la construcción.

Por separado

Como si fuese una pareja convencional, arribó a Santiago del Estero en la última semana del 2024. Ella pasó las fiestas con su familia en el paraje Las Cañitas, cerca de Sumampa, en el interior de Quebrachos.

En tanto, él habría hecho lo propio con los suyos, en el Bº Ferroviario. Algunos testigos señalaron que lo vieron junto a sus amigos bebiendo cervezas.

Después de una semana de descanso, el viernes 3 de enero habrían emprendido el regreso. El sábado habría estallado otra discusión, quizá más intensa y capítulos desconocidos.

Sus "esquirlas" fueron tan letales que ayer a la madrugada Gustavo la esperó frente a la casa de Yanina y liberó a sus demonios internos. Poco y nada le importó que del otro lado de la puerta durmieran o se despertaran sus dos hijas.

Divorciado por completo de las palabras, Gustavo se apoderó del arma. Abrió fuego y asesinó a Yanina. Luego, se disparó en la cabeza. Imposible que el horror no alcanzara a sus hijas.

La mayor tomó el teléfono e informó al 911: "Afuera están mis padres muertos", reveló. En 10 minutos, la escena se pobló de uniformados. En derredor, los dos cuerpos sepultaron sueños de una vida normal en las dos hermanas huérfanas.