Desde agosto, la Fiscalía les respira en la nuca a ladrones de placas, aliados de dueños de chatarrerías.
Libres, dos cartoneros, pero por 120 días bien lejos de chatarrerías Libres, dos cartoneros, pero por 120 días bien lejos de chatarrerías
Cuatro meses después de redadas en Capital y Banda, la Justicia excarceló a dos cartoneros y chatarreros, sospechados de tener vinculación al robo de placas y manijas de bronce desde el cementerio La Piedad.
Así lo dispuso la jueza de Control y Garantías, María del Huerto Bravo Suárez, al conceder el cese de prisión y excarcelación de Jesús Emanuel Altamirano, representado por Florencia y Miguel Moreno; también, a Javier Eduardo Ibáñez, asistido por Karina Ibáñez y Valeria Galván.
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"Robo" es la figura dominante enrostrada por la fiscal Celia Mussi. A criterio de la acusación, los dos cartoneros están "pegados" al submundo de robos desmedidos, pero en diferentes roles y escalas: ya en un plano más redituable, la fiscal también apresó a propietarios de chatarrerías y mantiene a otros, en carpeta.
En esencia, los investigadores desnudaron a una cuasi banda dedicada a robar placas, puertas y todo objeto de bronce. Luego, eran vendidos en el mercado negro, generalmente entremezclado con materia prima legal, tornado con ello lo primero casi imposible de rastrear.
Detenidas media docena de personas, con allanamientos en Capital y Banda, los actores fueron recuperando la libertad.
Ahora, ha sido el turno de Altamirano e Ibáñez. Al analizarse las fianzas, la Fiscalía pidió que fuese $ 1.000.000 y real. Por el contrario, las defensas contragolpearon, resueltas en morigerarlas a personal, es decir a la sola firma de los abogados.
Fundamentaron tal reconversión, a la condición de cartoneros y de difícil acceso a tal monto, o bienes. Después de un duelo verbal con la Fiscalía, la magistrada dio luz verde, al acceder a sendas fianzas personal de $ 1.000.000.
Sin embargo, ello no implicó que Bravo Suárez les facilitara la libertad. Altamirano e Ibáñez tienen penado asomarse a la necrópolis; tampoco pueden acercarse a cualquier chatarrería, en una distancia de 300 metros y por 120 días.