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Las "tablitas cambiarias" de Luis Caputo y Martínez de Hoz

Por Pablo Tigani.

02/01/2025 20:14 Opinión
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Las "tablitas cambiarias" de Luis Caputo y Martínez de Hoz Las "tablitas cambiarias" de Luis Caputo y Martínez de Hoz

El análisis histórico de las políticas económicas en Argentina permite extraer lecciones valiosas sobre la sostenibilidad de los programas implementados. En este breve artículo, se comparan las características y consecuencias de la "tablita cambiaria" de Martínez de Hoz con la reciente del ministro Caputo en 2024, con el objetivo de evidenciar la insostenibilidad del programa cambiario actual.

El actual programa implementado por el gobierno argentino bajo la gestión de Javier Milei y Luis Caputo presenta inquietantes similitudes con la polémica "tablita cambiaria" de Martínez de Hoz, aplicada entre 1978 y 1981.

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Contexto histórico: La "tablita cambiaria" de Martínez de Hoz

En 1978, el ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz implementó un esquema de crawling peg con una devaluación inicial del 5,23% y correcciones mensuales del 4,5%. Esta política buscaba controlar la inflación mientras se liberalizaba la economía sin negociaciones a cambio (hasta entonces los países solo bajaban sus aranceles de importación, si a cambio obtenían una rebaja de aranceles para sus propios productos). El esquema buscaba estabilizar la economía mediante un cronograma preestablecido de devaluaciones decrecientes. Este programa se desarrolló en un contexto de importaciones generosas, alta inflación y creciente endeudamiento externo, generando resultados devastadores:

Devaluaciones y crawling peg 1978: Comenzó con una devaluación inicial del 5,23%, seguida de correcciones mensuales del 4,5%.

Apertura financiera y bancaria 1977: Se autorizaron 1.197 nuevas sucursales bancarias y financieras, permitiendo a las entidades captar depósitos de los particulares, con la garantía estatal de los depósitos implementada en 1977, a través de la Reforma Financiera Ley 21.526.

Impacto en las tasas de interés: Tasas exuberantes hicieron que el costo financiero de las empresas se tornara impagable, resultando en un traslado masivo de recursos hacia el sector financiero.

Desindustrialización: Se eliminó el subsidio financiero neto a los industriales, pasando de +14% a (-9%), acelerando el proceso de desindustrialización.

Resultados macroeconómicos: Entre 1978 y 1981, el PBI registró fluctuaciones marcadas con caídas promedio: (-3,9% en 1978), +6,8% (1979), +0,8% (1980) y (-6,2% en 1981), con inflaciones que oscilaron entre 175,5% y 104,6%.

Endeudamiento y fuga de capitales: La deuda pública pasó de u$s 9.960 millones a u$s 20.240 millones, mientras que la privada se multiplicó por casi cuatro, alcanzando u$s 15.647 millones. Entre 1980 y 1982, se fugaron u$s 22.000 millones.

El colapso de este modelo llegó en 1981 con devaluaciones descontroladas que quintuplicaron el valor del dólar en un año, un símbolo del fracaso estructural de "la tablita".

Paralelismos con el programa de Caputo en 2024

A más de cuatro décadas de la experiencia de Martínez de Hoz, el programa de Caputo parece emular los mismos principios, solo con modificaciones fiscales de ajuste en el gasto publico primario:

Apuesta por la valorización financiera: Al igual que en 1978, el programa actual prioriza instrumentos especulativos sobre la producción real. Las tasas de interés, fueron generosas en dólares, fomentando un carry trade que ha beneficiado a los grandes inversores (con 85% en plazo fijo, y hasta casi 300% en acciones de un banco, en cotización MEP) a expensas de la economía, con un PBI que caerá alrededor de (-3%) en 2024 (p).

Débil control inflacionario: La mejor tasa (2.4% mensual, proyecta casi 33% anualizada). Aunque los mecanismos actuales intentan evitar la inflación, las presiones inflacionarias siguen siendo elevadas, erosionando la competitividad.

Endeudamiento: El sostenimiento de la paridad cambiaria, aunque supuestamente sin financiamiento de déficit fiscal ni expansión monetaria, se apoya en un creciente endeudamiento, recordando la sucedánea dinámica de los años 80.

Dependencia del sector financiero: La economía actual también refleja un peso desproporcionado del sector financiero en el PBI, incentivado por un spread bancario brutal en dólares para financiar al Tesoro, que ahoga a los sectores productivos.

Ambos programas subestimaron:

Efectos redistributivos negativos: La "tablita" castigó a los sectores productivos y benefició a los especuladores financieros, reproduciendo una dinámica que hoy se repite.

Vulnerabilidad externa: Ambos modelos comprometen la sostenibilidad, incrementando la dependencia de los flujos de capital volátiles y el endeudamiento.

¿Un ciclo que vuelve a repetirse?

La "tablita cambiaria" de Martínez de Hoz dejó un legado de desindustrialización, endeudamiento y colapso económico. Las similitudes cambiarias con el programa actual de Caputo son alarmantes y sugieren que Argentina podría estar encaminándose hacia un destino análogo si no se corrigen los desequilibrios estructurales. Como advirtió Eduardo Basualdo, "las políticas neoliberales no solo son ineficaces en resolver las crisis, sino que tienden a profundizarlas". Mas duro Aldo Ferrer señalaba: "En economía no se sostienen tantos errores, con tamañas consecuencias, por tanto, tiempo, si detrás no hay intereses".

Una advertencia urgente

La historia económica argentina enseña que programas como la "tablita cambiaria" de Martínez de Hoz no solo fracasaron en estabilizar la economía, sino que profundizaron sus desequilibrios estructurales, dejando un legado de deuda, desindustrialización y crisis social.

La "tablita cambiaria" de Caputo en 2024 parece seguir el mismo derrotero, pero con la agravante de un contexto global menos favorable y un país con menor capacidad de maniobra. Si el programa actual persiste, Argentina podría enfrentar una crisis de magnitud similar a la de 1981, o peor aún, sin los márgenes de recuperación de aquella época.

Es imperativo repensar las prioridades económicas del país. De no hacerlo, estaremos condenados a repetir los errores del pasado, hipotecando el futuro de generaciones enteras en pos de intereses que solo benefician a una minoría privilegiada.

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