Por Juan Pablo Chiesa.
Un balance económico y político, para un fin de año, no tan balanceado Un balance económico y político, para un fin de año, no tan balanceado
El enfoque más apremiante del gobierno de Javier Milei podemos decir que fueron las variables macroeconómicas. Si bien, el rumbo obtuvo cierto éxito arrojando que los ingresos y los egresos del Estado se acomodaran al punto de gastar menos de lo que se ingresa y lograr ese ansioso superávit primario, sin contar por supuesto, la deuda externa. Si bien el Estado o Javier Milei logro recaudar más dinero del que necesita para sus gastos, tenemos que ver que, si bien el ajuste fue fenomenal y en algún punto, necesario, no podemos de estar alerta en los daños colaterales que este trajo. Principalmente en dos sectores antagónicos, socialmente hablando. Por un lado, los casi 30 millones de indigentes y pobres y por el otro lado los 6 millones de jubilados. Sectores que no pareciera de interés del actual gobierno nacional.
Si bien, el mundo está notando a la argentina como un país estable y próspero en algún punto, desde la confianza de los mercados locales e internacionales, esto trae y trajo consecuencias sociales y culturales devastadoras. Con esto, podemos llegar a concluir que, las políticas económicas de un gobierno anarcocapitalista, de corte popular elitista, y desde la macro; y las políticas sociales y porque no, culturales, no son muy compatibles. Claro, estamos en argentina, un país en la cual, el motor de la económica no está en la macro, el motor de la económica argentina es la industria, la fábrica, las pymes y la económica laboral. Factores dejados al azar del mercado por este gobierno.
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Siempre remarque que una pyme, una empresa, un productor, emprendedor es una simple persona física o jurídica, ya sea, un monotributo, un autónomo o si queremos algo mas organizativo, una sociedad comercial bajo el marco de la ley 19.550. En la argentina, el 90% son SRL y escaso un 10% son SA. Si un país, como argentina, donde la PEA (población económica activa), oscila entre 22 a 24 millones de personas, (como un día un líder popular dijo "El que no produce lo que consume, no sirve para nada") y tenia razón.
En materia laboral, 6 millones de dependientes privados tributan para 7 millones de pasivos. (Los organismos internaciones de la Seguridad Sociales, en todo el mundo, están de acuerdo que el índice es 2.7 a 1.), ya estamos mal. Desde el punto de vista tributario, tenemos 4.5 millones de monotributistas que no solo se los limita para emitir facturas por su producción, sino que también se los limito en lo que respecta al servicio de Salud. Por el otro lado, 400 autónomos que, se les prohíbe tener obra social y se los esclaviza con un impuesto al valor agregado en una económica 90% clandestina. En materia de generación de empleo, es algo que hace 22 años que no crece, ningún gobierno supo o quiso regar el árbol del empleo. Tenemos 6 millones de dependientes, hace 2 décadas, mientras que el trabajo en negro, no para de crecer, actualmente 11 millones de argentinos con ingresos sin salario.
Cierran la PEA un puñado de dependientes que, una ley vetusta y desactualizada, Ley de contrato de Trabajo, 20.744 siempre se ocupó de excluir. Es el único país del mundo que excluye actividades productivas. Hablo de los trabajadores de casas particulares y los empleados agrarios. Estos sometidos a una ley especial que lo único que hace es engordar la demanda de la justicia y perpetuar los juicios laborales para algunos pocos.
En definitiva, este Gobierno, ni los anteriores supieron fijar o determinar políticas publicas que apunten a la económica laboral, al día a día, que es, en definitiva, el motor de nuestro país.
Como olvidar que los argentinos percibimos nuestros ingresos en nuestra moneda local, pero nos encanta ahorra en dólares. Como un día dijo el gran Tomas Bulat, el peso no cumple los 3 requisitos de una moneda, el dólar sí. (este ultimo sirve para intercambio, para ahorro y como medida de valor). Argentina en rumbo a un país bi monetario, logro mediante las medidas del actual gobierno frenar la locura del dólar y achicar la brecha entre el oficial y el paralelo. Quizás los controles y las redadas no sirven en ningún aspecto de la vida civil, pero dejar que el mercado oriente a una moneda escasa en nuestro país, sirvió por lo menos, para dejar descansar el tipo de cambio, lejos aun de estar competitivo con los países desarrollados y un riesgo país que cada vez mas aporta un granito de confianza a esos inversores que aun, no llegaron o se perdieron en el camino. Como remarco siempre, Elon Musk, Jeff Bezos o cualquier empresario chino/alemán que, parece, están fascinadas con el rumbo que esta tomando la argentina, pero a la hora de poner un dólar, le van a preguntar a su equipo de contadores y estos le van a responder, "no, en argentina no vamos a invertir por dos razones, una es que aun tiene riesgo de no ser confiables y segundo tienen cepo" y tiene razón, si bien, lejos estamos de la salida del cepo cambiario, pero vemos a un gobierno saliendo del este con medidas indirectas, ahora bien, salir del Cepo a cuentagotas no es algo que le interese a los mercados internacionales.
En materia impositiva, no es el caso de un gobierno popular anarcocapitalista, pero no liberal que apunte a la baja o quita de impuestos. Todo lo contrario. El ser fiel a su política de no emisión, situación que comparto, los impuestos es el único mecanismo recaudatorio para conseguir sus metas fiscales a toda costa.
Y así sucede, no solo tenemos la misma cantidad de impuestos, sino que es agobiante como el organismo recaudador pisa la cabeza de los contribuyentes que producimos día a día y sostenemos la económica de 45 millones de ciudadanos.
Por último, no podemos dejar de analiza el consumo, los precios y por supuesto, salarios y/o ingresos. Todo pasa por los ingresos formales, ya sea de los 6 millones de asalariados privados, que siguen y están, por lo menos el 90% de estos, dentro de la estructura de una pobreza extrema; o de los ingresos informales, hablamos de los 11 millones de laburantes del mercado negro.
Por eso, siempre afirmó que la actividad privada de los asalariados en nuestro país, lo que antes llamábamos clase media, hoy son pobres con trabajo estable. No solo no llegan a fin de mes, lo peor, en los últimos dos meses, los servicios públicos, como ser tarifas de luz, gas, agua y por supuesto, la salud, nuestra prepaga y/o obra social a pulverizado los salarios, siendo no solo imposible pagarla, sino en algunos casos, dándole de baja a la salud privada.
Pareciera que ni los representantes del pueblo ni el poder ejecutivo sabe o tiene intenciones de cómo dar batalla a este flagelo: el empleo. Empleo que no crece hace 22 años, con ínfimas subidas esporádicas, pero perdiéndole el rastro a una económica clandestina cada vez más atrevida en cada sector de la producción. Cuando hubo épocas que el populismo de izquierda era mas rentable vivir del Estado y secar la vaca lechera; ahora con un populismo de derecha pareciera más rentable evadir y adornar las principales políticas públicas con propaganda barata.
A la argentina le espera un 2025, en principio prospero a nivel económico, en general, la pregunta es si esta prosperidad deviene de un viento de cola de todo ciclo económico o de una buena muñeca administrativa. ¿Quién sabe?
Lo cierto es que, dentro de esta "prosperidad", nos espera un año netamente electoral, con la mayoría de las provincias escapándole del efecto "arrastre" de Javier Milei y adelantando sus elecciones locales, hasta un enfrentamiento político entre los que pusieron a Milei en el sillón de Rivadavia y no quieren perder su epicentro citadino y los outsider de siempre, Bufones del momento, traidoras de la vida y oportunistas de la política que tanto odian.
En conclusión, el primer año de Javier Milei y el final del 2024, no estaría tan balanceado.