Fueron asesinadas por el policía, Nicolás David Ábalos, el viernes a la madrugada. Los tres sobrevivientes continúan internados; sería inminente el alta médica para el niño, Bautista, de 9 años.
Último adiós para Divina y Bianca, en el cementerio de Monte Quemado Último adiós para Divina y Bianca, en el cementerio de Monte Quemado
Con una familia diezmada y acongojada, fueron sepultados ayer los restos de Divina Cuellar (62) y su nieta, Bianca Estefanía Ábalos, de 1 año y 7 meses, asesinadas el viernes a la madrugada por el policía Nicolás David Ábalos, en el Bº Triángulo de Monte Quemado, Copo.
En tanto, continúan internadas las tres víctimas sobrevivientes: la docente, Lorena Navarro (38); su otro hijo, Bautista Ábalos Navarro, de 9 años, y su padre, Víctor María Navarro, de 64 años.
Los voceros hospitalarios deslizaron ayer que los adultos deberán seguir internados al menos tres semanas más. En tanto, crecía el optimismo en torno a Bautista, ya que estaría próximo en recibir el alta.
Mientras dormían
Con un rompecabezas a ser armado por el fiscal, Santiago Bridoux, la causa deja entrever que el policía acudió a la casa de sus ex suegros, mientras casi todos dormían.
¿Por qué? Víctor fue conducido al hospital en remera y boxer. Ello fue confirmado por uno de sus hijos, mientras acompañaba al paciente internado en un centro de salud de La Banda.
En escasos minutos, habría utilizado dos armas para perpetrar una masacre. En medio del fuego, el nenito habría recibido dos impactos, pero corrió hacia la calle. Entre desesperado y rápido, Bautista habría buscado refugio abajo de una chatarra, a 10 metros de la casa de sus abuelos.
En vano, el policía (padre del niño) fue tras suyo, empecinado en rematarlo. Esa locura por llevarse hasta la vida de sus hijos es lo que desconcierta a los investigadores.
En un plano también de desolación, los restos del policía ayer aguardaban en la morgue ser retirados por su familia para ser inhumados en Copo, sin que trascendiera el cementerio.
