Lo acusan de haberla atacado con una amoladora; luego, destrozarle la casa a mazazos, exigirle dinero a golpes y humillarla acusándola de tener amores clandestinos inexistentes
Juzgan a un violento sujeto y habló la víctima Juzgan a un violento sujeto y habló la víctima
Un presidiario es juzgado desde ayer por violencia de género, pero en la primera audiencia la víctima minimizó los cargos, destacó que es él quien debería temerle a ella y hasta reconoció sus deseos de contraer enlace aún con él privado de la libertad.
El proceso es ventilado en contra de Matías Bustamante por "lesiones calificadas" en perjuicio de T.U. Según la acusación de las fiscales, Natalia Saavedra y Ximena Jerez, el acusado enfrenta tres legajos: el 19 de febrero del 2021, lloraba una hija de ambos y Matías se puso violento. Con una amoladora hirió a T. en una pierna. "Te voy a hacer la vida imposible si andas con otro", la amenazó.
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El 21 de noviembre de ese año le destrozó varios muebles a mazazos. "Me quieres correr para traer a tu macho", bramó el incalificable sujeto. Luego exigió dinero. Y satisfecho con los bolsillos llenos, se jactó irónico: "Ves, a los golpes entiendes".
El 5 de julio del 2022, otra vez se puso agresivo. La golpeó y la echó de la casa. En la noche, ella regresó y otra vez la atacó a trompadas, endilgándole amoríos con otros hombres.
Llegó el juicio, presidido por la vocal, Sara Harón. Asistido por la defensora oficial, Cecilia Pinto, Matías escuchó ayer el testimonio de la víctima. En líneas generales, la damnificada manifestó que todos los arranques de ira de su pareja tienen un denominador común: "Las drogas".
"Él se pone mal y algunos dicen que debo tenerle miedo. Saben, es él quien debe temerme a mí cuando me pongo como loca", señaló T. Durante largos minutos embistió la conducta de su pareja aunque con un casi manto de "comprensión".
"Yo le he dicho que ahora que está preso podríamos casarnos, pero él me dijo que no sé qué van a pensar justo en este momento", amplió la víctima. Después, dejó entender que su odisea no era nada ajeno, ni diferente, a una convivencia común y corriente. Sin embargo, la gravedad de los hechos en contra torna difícil la situación del violento sujeto.