Día Mundial del Alzheimer: qué es la resiliencia cognitiva Día Mundial del Alzheimer: qué es la resiliencia cognitiva
Por Daniela Blanco para Infobae
Atravesamos una era que brinda la oportunidad de vivir de manera prolongada y con calidad. Sin embargo, esta realidad presenta retos importantes y ciertas contradicciones para el ámbito científico y médico, que a veces parece no poder ofrecer respuestas rápidas a enfermedades que se multiplican en comunidades con una población cada vez más longeva.
También te puede interesar:
En el siglo XXI, la ciencia se halla ante un dilema: aunque la expectativa de vida humana ha alcanzado cifras récord y se proyecta que el promedio global será de 77 años para 2050, este aumento en la longevidad se ve opacado por el surgimiento de enfermedades neurodegenerativas asociadas al proceso de envejecimiento.
Ante esto, cualquier progreso en el tratamiento de las diversas demencias, y particularmente en la Enfermedad de Alzheimer (EA) la forma más común, es de vital importancia. Se estima que hoy más de 55 millones de individuos en el mundo padecen de este mal y otros relacionados. Pero, dado el incremento de la población de edad avanzada, se prevé que esta cifra podría triplicarse para 2050, cuando alcanzaría a más de 150 millones de personas, de acuerdo con una investigación detallada en la revista The Lancet Public Health.
En el Día Mundial del Alzheimer, que se celebra hoy, el siguiente es el detalle de uno de los trabajos más reveladores que se han difundido en los últimos tiempos y al que Infobae tuvo acceso en forma exclusiva, que tiene detrás a una científico argentino: el médico neurólogo, psiquiatra y filósofo, además de decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Luis Ignacio Brusco.
Se trata de una mirada sobre el Alzheimer que se afianza y está basada en la detección de determinados biomarcadores genéticos (Apo-E) que una vez individualizados permiten establecer una especie de score sobre el grado de susceptibilidad de una persona de desarrollar o no la enfermedad neurodegenerativa.
Una vez definido esa especie de umbral o "score" genético aparece un nuevo término que muestra un flamante paradigma en el tratamiento del Alzheimer: cuál será la resiliencia cognitiva de esa persona, ¿se podrá retrasar, posponer o inhibir la aparición de la EA y otras demencias asociadas?
El doctor Brusco se especializó en los últimos años en estudiar e investigar la enfermedad de Alzheimer. Y ahora, tras los hallazgos reveladores de dos estudios en los que participó como investigador líder, revolucionó el debate global y local.
Brusco enfatizó en la necesidad de controlar los factores de riesgo, especialmente cardiovasculares y/o metabólicos, y la detección temprana de biomarcadores (Apo-E) asociados a síndromes demenciales como la Enfermedad de Alzheimer (EA), la Demencia Vascular (DV) y la Esclerosis Múltiple (EM) son fundamentales para prevenir y frenar la progresión de estas patologías.
Los resultados del estudio "P4-267: Cognitive resilience: APOE-e4 and mixed dementia" publicado en The Journal of Alzheimer?s Association y que el doctor Brusco adelantó en exclusiva a Infobae, plantea dos aspectos cruciales:
1-El papel de los biomarcadores genéticos en el riesgo de padecer Alzheimer
2-Cómo esto se vincula a la resiliencia cognitiva, un concepto que cambia el panorama de la prevención de una enfermedad para la que aún no existe un tratamiento eficaz ni cura.
El experto argentino y un equipo internacional de investigadores postularon que la resiliencia cognitiva, entendida como la susceptibilidad o riesgo genético y ambiental de padecer Alzheimer, junto a la identificación de más de 15 factores de riesgo modificables, puede retrasar la aparición de la enfermedad neurodegenerativa o incluso lograr que no se desarrolle al tomar medidas preventivas.
En el estudio mencionado, los investigadores se centraron en el control de factores de riesgo y la identificación de biomarcadores genéticos asociados a síndromes demenciales. El objetivo es encontrar la clave para prevenir y detener la progresión de estas enfermedades. Se han identificado 14 factores de riesgo modificables, como la presión arterial, el colesterol, traumatismos craneales, la obesidad y la calidad del sueño. Abordarlos podría prolongar la vida saludable y reducir el tiempo vivido con la enfermedad o incluso evitarla.
"Se sabe que los pacientes que tienen la enfermedad con genómica pueden acceder a medidas preventivas que retrasan su evolución", afirmó Brusco. Además, destacó la importancia de combatir la obesidad, la hipertensión, el estrés y practicar ejercicio aeróbico. También mencionó la relevancia del "jogging o training cerebral", que promueve la actividad física y mental regular, fomentando la oxigenación cerebrovascular y actuando como un escudo contra las demencias.
La resiliencia cognitiva
"El término resiliencia cognitiva se refiere a cómo nuestro cerebro es capaz de soportar las agresiones ambientales, sociales, y cómo estamos preparados genómicamente para soportarlas", dijo Brusco a Infobae. Además, esas "agresiones que hemos tenido en la vida son muchas veces acumulativas, esto es lo que llamamos memoria ambiental".
De esta forma, Brusco introdujo al ámbito científico dos conceptos clave: "memoria ambiental" e "injuria". Explicó que, si bien la mayoría de las personas entienden la "memoria" como la capacidad de recordar, existe otro tipo esencial, la memoria ambiental que se refiere a los eventos acumulados a lo largo de la vida, como un "traumatismo de cráneo de hace 30 años", por ejemplo, que puede influir en la aparición temprana de enfermedades como el Alzheimer. Estos eventos pueden aumentar el riesgo genómico de enfermedades. Asimismo, el estrés crónico, el trauma y el uso inapropiado de medicamentos son factores que contribuyen a esta memoria. Estos eventos pueden "disparar" genes no expresados, un fenómeno conocido como epigenética, que comienzan a manifestarse debido a esos eventos acumulados.
Al profundizar en el origen y significado de la resiliencia cognitiva, el experto indicó que "nació como término referido a cómo venimos al mundo genéticamente y, a partir de eso, vamos creándonos como seres vivientes." En este contexto, resaltó la influencia de múltiples factores en nuestra constitución intelectual y los riesgos asociados a la enfermedad de Alzheimer. La resiliencia cognitiva "es la capacidad de soportar una lesión cerebral (accidente cerebrovascular, hipertensión arterial, traumatismos, etc) y que no se despierte la enfermedad de Alzheimer".
El doctor Brusco profundizó en la importancia de prevenir la aglomeración de ciertas proteínas en el cerebro. "Lo que hay que evitar es que esas proteínas anormales se acumulen" y explicó que "algunas personas son menos resilientes y las acumulan por demás y hay personas que son más resilientes, por lo cual también se puede detectar quiénes no tienen riesgo y pueden soportar lesiones (injurias) cerebrales, y así llegar a los 120 años con un cerebro perfecto".
"Hoy se sabe que entre 30 o 40 años antes, la persona empieza a movilizar unas proteínas que se acumulan de manera gradual, pero que a largo plazo son muy problemáticas y hacen que el cerebro envejezca", explicó. Entonces, a partir del nuevo concepto de resiliencia cognitiva "lo que queremos hacer es transformar a las personas de baja resiliencia y subirles, como si fuera con un cricket, su umbral de resiliencia cognitiva".
"La resiliencia no es ciencia ficción, sino una cantidad muy importante de marcadores genéticos que nos permiten detectar, a través de métodos científicos y de estudios, qué personas tienen bajo riesgo y quiénes tienen alto riesgo" destacó. Quienes tienen la predisposición genética a padecer demencia "pueden acceder a medidas preventivas que retrasan su evolución", afirmó.
La ancestría y el mapa genético de la población latina
Brusco, además de liderar el estudio antes mencionado publicado en The Journal of Alzheimer?s Association, es coautor de otro paper "Admixture mapping implicates 13q33.3 as ancestry-of-origin locus for Alzheimer disease in Hispanic and Latino populations" publicado en la revista Human Genetics and Genomics Advances.
Ambas investigaciones aportaron nueva evidencia que cambia la perspectiva para el abordaje del Alzheimer. En este último trabajo, los científicos identificaron en el cromosoma humano 13 variantes genéticas protectoras asociadas a un riesgo reducido de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y determinaron que esa asociación está vinculada a la "ascendencia nativa americana", lo que se conoce como ancestría, esto es: procedente de pobladores originales del continente americano.
El médico neurólogo y psiquiatra precisó a este medio que "luego de investigar la secuenciación del genoma humano se secuenció el genoma completo de mil personas en la Argentina, la mitad de ellos con Alzheimer para evaluar cuáles son los marcadores de riesgo en múltiples enfermedades como el cáncer, la diabetes y la enfermedad neurodegenerativa, logramos definir con mayor precisión el perfil genético asociado al riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer".
"La investigación permitió observar selectivamente quiénes tienen más riesgo de padecer Alzheimer", dijo, además, "determinamos varios genes relacionados con esta patología en nuestra población, en el Cono Sur y en Latinoamérica". En ese sentido, detalló que "existen tres variantes genéticas raras TREM2, PLCG2 y ABI3 que se vinculan a una mayor susceptibilidad de padecer Alzheimer".
Sobre el estudio del mapeo en poblaciones hispanas y latinas, el experto resaltó que es "el primer análisis del genoma completo en la población argentina y el primero en su tipo en América Latina". Este estudio, en el que participaron investigadores de varios países, logró "definir el perfil genético de la EA, detectar factores de riesgo genético para esa enfermedad en la población argentina, y determinar la firma molecular del Alzheimer en diferentes regiones del país".
reflexionar sobre la importancia de la ancestría en la investigación, Brusco afirmó que la investigación de la que formó parte "mostró que, por la variabilidad étnica de los condicionantes genéticos, los factores de riesgo específicos de EA pueden traducirse en mejoras significativas para la prevención, el diagnóstico precoz y el tratamiento específicos de cada paciente". Además, subrayó que "existen grupos étnicos con una ancestría de diferente riesgo, es decir con más o menos posibilidades de padecer Alzheimer".
En relación a la posibilidad de que existan distintos tipos de Alzheimer según la localización geográfica de los pacientes, Brusco señaló: "En nuestro vasto país tenemos diferenciaciones genómicas, es muy distinto un nativo y la ancestría de un salteño que de un patagónico. En el Cono Sur tenemos ciertas características genómicas, no tenemos genes de riesgo y también tenemos genes de protección".
Finalmente, aludió a las "zonas azules", áreas del mundo donde las personas viven más años y presentan menos enfermedades neurodegenerativas, y expresó la necesidad de identificar estas zonas en Argentina. "Seguro que las hay", dijo.