El juicio comenzó ayer con un silencio sepulcral en el acusado. Debatirán móvil, mecánica y hasta la imputabilidad. El escenario, lejos de la población de Colonia Dora.
Lo acusan de asesinar al padre a palazos, enterrarlo en el monte, deambular 30 km y terminar preso Lo acusan de asesinar al padre a palazos, enterrarlo en el monte, deambular 30 km y terminar preso
Un hombre es juzgado desde ayer por un tribunal en esta capital, sospechado de asesinar a su padre de un certero golpe con un palo en la cabeza, luego llevarlo en un carro, envolverlo en una sábana y enterrarlo en el monte, en el departamento Avellaneda.
"Homicidio doblemente agravado por el vínculo y por alevosía", es la acusación de la fiscal, María Emilia Ganem, en contra de Walter Herrera (27), por el asesinato de su padre, Ramón Herrera, de 56 años. De ser hallado responsable, lo espera una condena de prisión perpetua.
De acuerdo con la investigación, a cargo de la fiscal, Florencia Garzón, padre e hijo convivían en una casa, en las afueras de Colonia Dora, sobre la ruta 92, a metros del cruce con ruta 34, Avellaneda.
Un enigma
Sin que trascendiera el móvil, se intuye que la noche del 29 de enero Walter sorprendió a su progenitor durmiendo. Recogió un palo y lo golpeó con tal violencia que la muerte sobrevino por lógica añadidura.
"Múltiples fracturas de cráneo y pérdida de masa encefálica", fue el informe demoledor de los forenses, quienes realizaron la autopsia y advirtieron golpes post mórtem. Es decir, la víctima recibió palazos pese a que ya se encontraba sin vida.
Luego, Walter habría empleado un carro. Colocó en él el cuerpo de su padre y recorrió varios metros. Definida una zona montuosa bien distante y oculta, cavó un pozo. El triste fin del hombre quizá fue posible, también, dado a la distancia de su vivienda de la zona urbana en Avellaneda.
Hija preocupada y en alerta
Su hija, Ana Herrera, de 34 años, había ido a visitarlo. Su ausencia le llamó la atención y dedujo que Ramón había salido a realizar compras, tal cual solía hacerlo cuando se quedaba sin mercadería.
La mujer regresó por la tarde y ante la ausencia, salió a buscar a su progenitor. Unas huellas pronunciadas la guiaron hasta el monte y se dio con el macabro descubrimiento.
Convivencia particular
El cuerpo, envuelto con sábana y enterrado en un pozo distante a unos 100 metros de su casa, en una zona montuosa fue hallado tres días después del horror. Siempre con base en la investigación, los testigos confiaron que la convivencia era nueva y que subyacía cierta tirantez por el carácter especial de los dos protagonistas.
No todo terminó allí. Después de matar a su padre, Walter deambuló casi 30 kilómetros, por la ruta 34, y fue detenido por la policía cerca de Herrera.
Ahora, los vocales Alfredo Pérez Gallardo, Dara Harón y Juan Carlos Storniolo tienen en sus manos el futuro de Walter, quien evitó en la víspera declarar, por consejo de la defensa oficial, a cargo de Andrea Blinder. El juicio constará de casi 20 testigos, entre familiares de los protagonistas, médicos, vecinos, policías y psicólogos, deslizaron voceros judiciales.
Autopsia y salud mental, cruciales en el debate
El informe de la autopsia es considerado vital. Para los abogados y Fiscalía, el cuerpo "quizá hablará", ahora con especial interés dado a la ausencia de testigos presenciales.
El único que tiene en claro lo sucedido es el mismísimo imputado. Su silencio y características personales desconcertaban a los psicólogos y psiquiatras, pero sin que nadie planteara la posible inimputabilidad.
La batalla
Como sea, la batalla se inició ayer y hoy declararían policías y funcionarios que tuvieron a su cargo la investigación en Avellaneda, en especial los tres días en que Ramón Herrera pasó de "desaparecido", a ser desenterrado muerto y envuelto en una sábana "bañada" en su propia sangre.