Andrea Hoyos se "desangra" al reconocer el celular de su hija Nahiara, asesinada por Garzón

Andrea Hoyos ayer lloró, sufrió, quizá se desangró por dentro y descompensó, al reconocer el celular de su hija, Nahiara Gorosito, asesinada por Daniel Antonio Garzón el 6 de enero del 2022, mientras esperaba el colectivo en el Bº 25 de Mayo, en La Banda.

Dos años y ocho meses después, Andrea se sentó frente a un tribunal y desgranó la historia de su hija, tan querida, valorada, admirada y ya "ausente". Antes, en una sala contigua, fue ubicado Garzón.

Las palabras, el lenguaje corporal y abundantes lágrimas en Andrea, pareciesen haber descripto al recinto, los sueños rotos, truncos de Nahiara, una adolescente con mucha vida interior y proyectos de un mejor pasar. Desde su mente, presentó a una joven resuelta en estudiar y progresar, con alas tan altas, capaz de volar, sin límites, en su cielo imaginario.

También dibujó en un tamiz imaginario en que aspiraba a pintar una vida con muchos colores: familia, una profesión y muchos, muchos, amigos.

De pronto, ese amor tan grande, cual caída sin un paracaídas emocional, fue sobresaltado por la dura realidad: Nahiara ya no está, por obra de Garzón, quien segó su vida por un celular, el de la adolescente.

La fortaleza de Andrea flaqueó y las autoridades debieron contenerla, cuando uno de los policías le mostró el bendito y ¿odiado celular? Imposible adentrarse en Andrea y percibir el valor simbólico de ese aparato, por el cual Garzón liberó sus demonios y dejó a una familia diezmada, tal vez hasta amputada.

En la jornada, el equipo fiscal (Cecilia Guido, Natalia Saavedra y Flavia Loreley) interrogó a otros testigos. Por ejemplo, declaró una enfermera, quien juzgó que si no era Nahiara, tal vez ella habría ahogado con sangre, la suya, la sed de Garzón.

También, fueron analizados los informes de cámaras de seguridad, tanto de Alerta Banda como de un domicilio particular. Asimismo, una experta reveló que Garzón había borrado y reseteado el celular robado a la adolescente, el cual después ocultó en Los Véliz, en su alocada y frustrada fuga.

El juicio ya ingresa a su etapa decisiva. "Homicidio críminis causa y robo simple en concurso real de delitos", es la acusación. La única luz al final del túnel que espera a Garzón es una condena a prisión perpetua.