Es Valle Díaz. Su mejor amiga caminaba a su lado y murió cuando un camión se llevó por delante a la columna. Asegura que la vio a su lado cuando despertó en el hospital. Aún hoy recuerda detalles del horror.
Perdió parte de su vida en la tragedia del 2001, hoy es emblema de los peregrinos Perdió parte de su vida en la tragedia del 2001, hoy es emblema de los peregrinos
La historia de la peregrinación a pie al santuario del Señor de Mailín para la fiesta chica que se celebra en septiembre, tiene un capítulo desgarrador, horroroso. Fue en 2001, cuando poco antes de la localidad de Lugones, un camión fuera de control se llevó por delante una columna de promesantes. Murieron cinco, y muchos otros debieron ser hospitalizados y quedaron con secuelas, no sólo emocionales.
Valle Díaz, la "Valle" como la conocen todos los peregrinos devotos de Mailín es una de ellas. Casi perdió un pie, esa lesión le trajo otras, estuvo varios meses en silla de ruedas, pero nunca dejó de pedirle y de agradecerle al Señor de Mailín por el que siente una inquebrantable fe. Todos esos dolores los fue venciendo, volvió a caminar y hoy, a sus 63 años, apenas se mueve, pero acompaña a sus "hermanos peregrinos" (como los llama) sirviendo en la cocina.
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Pero Valle tiene una herida sin curar, que no la abandona, y es el haber perdido a su mejor amiga en aquella tragedia, quien la acompañó incluso cuando se despertó en el hospital al que la habían llevado por sus heridas, pese a que murió en el acto por el choque del camión.
El horror
¿Qué recuerdas del momento de la tragedia?
"Íbamos cantando junto a la camioneta de Liturgia y de repente apareció el camión. Adelante donde iba la cruz, iba una niña de 12 años, Yessi Castillo, que fue una de las víctimas. Cada vez que paso por ese lugar, me emociono mucho (rompe en llanto), me acuerdo de una amiga mía que murió en el accidente que iba por primera vez, Silvia, fue la primera en anotarse, y fue la primera que falleció".
"Yo me desperté en el hospital de Añatuya, si mal no recuerdo, y se me apareció ella en la puerta del hospital, riéndose, me saludaba con la mano y yo le decía al doctor que la deje pasar, y el doctor me preguntaba a quién, a mi amiga, le dije, ahí está en la puerta le dije, 'no mamá, no hay nadie' me dijo. Y ella me saludaba riéndose. Nunca me olvido de todo eso".
Pese a que debe moverse sostenida por su esposo y sus compañeros de ruta, Valle muestra una gran entereza. "Hoy sigo estando de pie, dándole gracias al Señor de Mailín todos los días. Desde el año pasado, estoy en el servicio de cocina, porque ya camino muy poquito, pero el Señor de Mailín me levanta una y mil veces para seguir adelante junto a mi familia".
Estuvo ocho años en silla de ruedas tras el accidente. Su devoción por Mailín la mantiene en pie y firme.
"El Señor de Mailín me sacó adelante"
Aunque no pueda contener las lágrimas cuando recuerda la tragedia, Valle pone todo su esfuerzo para estar fuerte y servir con lo mejor a sus hermanos.
"Hoy quedó atrás ese accidente, que creo que el Señor de Mailín me sacó adelante, aunque perdí varias compañeras, pero siempre tuve el apoyo de i familia para seguir adelante, siempre están encima de mí, apoyándome en esta decisión de seguir sirviendo al Señor de Mailín".
"Voy feliz junto a mi esposo, al encuentro con el Señor de Mailín, vuelvo a ver a todos estos peregrinos que iban cuando yo llevaba la marcha y hoy recibo el abrazo de cada uno de ellos, bendiciéndome, diciéndome que me cuide para que al año nos volvamos a ver", aseguró.