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EL LIBERAL . Viceversa

"No soy un referente cultural, soy alguien apasionado por lo que hace"

Por Gisella Colombo.

11/08/2024 06:00 Viceversa
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"No soy un referente cultural, soy alguien apasionado por lo que hace" "No soy un referente cultural, soy alguien apasionado por lo que hace"

Osvaldo Quiroga, el gran periodista cultural que tanto le ha dado al mundo de la Cultura argentina, desde la difusión, el análisis y el compromiso, ha tenido la generosidad de concedernos esta entrevista, que es una forma del honor para nosotros. Creador de una serie de programas emblemáticos que se revelaron como faros culturales durante muchas décadas, como El Refugio y Otra Trama, recibió por ellos y por su labor integral innumerables premios, entre los cuales se cuentan varios Konex.  

En Cultura 2.4, que se emite por la plataforma Global Play, tenemos la posibilidad de seguir disfrutando su incansable trabajo hoy. Pero atesoremos esta oportunidad y conozcámoslo un poco más en su propia voz:

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1) ¿Cómo nació tu amor por el teatro? ¿Qué experiencias infantiles o juveniles te llevaron a acercarte a esta disciplina? 

Mi amor por el teatro empezó a los 7 años de edad, cuando mi madre me anotó en el Instituto Vocacional de Arte Infantil Lavardén (más conocido como el teatro Lavardén). Mi primer profesor fue Ariel Bufano, el gran titiritero. Él fue el primero que me abrió la puerta de un mundo fascinante, y del que nunca me fui.

2) Si tuvieras que aconsejar acerca de la formación necesaria para ser un referente cultural claro, como es tu caso, ¿qué sugerirías?  

No me siento un referente cultural. Sí, alguien apasionado por lo que hace. Yo fui profesor del Conservatorio Nacional de Arte Dramático durante una década, también di clases en la Universidad, pero creo que el camino es largarse a una deriva intelectual, eso lo decía Piglia. Y también leer todo el tiempo que se pueda, todos los días. Yo no recuerdo haber salido a la calle sin un libro conmigo.

3) ¿Qué está pasando en el ámbito del teatro, más allá de la coyuntura política? ¿Qué tendencias van abriéndose camino en estos últimos años?

Ejercí la crítica teatral en la Revista Confirmado, en el Diario La Nación, en El Cronista y en muchos otros medios, radio y televisión.

En El Refugio de la Cultura y en Otra Trama, el teatro estuvo presente durante 30 años. Cubrí importantes festivales internacionales, como el de Caracas, el de Bogotá, el de Nancy en Francia y otros. ¿Por qué lo cuento? Porque la conclusión es que hay poéticas, así, en plural. De ninguna manera hay una poética, como la hubo en otras épocas. En ese sentido la cartelera teatral porteña es de una riqueza extraordinaria, solo comparable con la de Berlín. Ni París, ni Roma, ni Nueva York, ni Londres, tienen el teatro independiente que tenemos en Buenos Aires.

En todas las provincias argentinas he descubierto buen teatro, pero la que más conozco es en la que vivo. Y aquí se mezcla el realismo con el expresionismo y con otras miradas que incluyen tanto lo barroco como lo experimental.

4) ¿Qué impacto creés que generó en el teatro contemporáneo la incorporación de tradiciones de todo el mundo, mediante plataformas de streaming? 

El teatro no tiene nada que ver con el streaming. Yo tengo un programa de streaming (Cultura 2.4) y allí convergen escritores, poetas y hacedores de la cultura todas las semanas. Pero el teatro es el cuerpo del actor. Con ligeras variantes se hace igual ahora que hace dos mil quinientos años.

5) En estos últimos años se han producido muchos videos que explican finales de películas y series. ¿Qué motivo explica esta proliferación, desde tu perspectiva? 

Videos y series que explican finales resultan lo más alejado de una obra de arte. Ya desde "Obra abierta", de Umberto Eco, pensamos el hecho estético como una apertura a las preguntas, a las dudas y a la incertidumbre. La mayoría de las series buscan "que todo cierre", es decir, que el receptor reciba un producto acabado y que le dé respuestas a todas las ventanas que la misma serie abrió. La obra de arte sostiene, en cambio, el principio de ambigüedad.

6) ¿Qué dirías que debe tener una obra teatral para lograr la condición de "artística"? ¿En qué se diferencia de un espectáculo pasatista?

La respuesta a esta pregunta es la misma que a la pregunta anterior. El teatro pasatista es entretenido. Shakespeare también es entretenido. Lo que sucede es que el primero es plano, tranquilizador, moralista y burgués, mientras que el dramaturgo isabelino mientras te entretiene te increpa, te da vuelta, te permite pensar y abre el camino a la interpretación. Antígona es también una obra atrapante para cualquiera que se acerque a ella, pero su espesura dramatúrgica es excepcional. Recordemos también que el teatro es una espesura de signos que solo adquiere potencia en la escenificación. Una gran obra mal interpretada puede ser una catástrofe. El teatro no es literatura dramática. El teatro tiene lenguajes propios.

7) La pasión por Shakespeare es una de tus aficiones. ¿Qué características del autor inglés te "tocan" o te "conmueven"? ¿Qué puesta en escena de alguna de sus obras en Argentina te impresionó especialmente?

Imposible hablar de Shakespeare en unas líneas. Pero puedo afirmar que Shakespeare es más verdadero que la vida. Y que el título del libro de Harold Bloom, "La invención de lo humano", resume el aporte de Shakespeare a la humanidad. Macbeth fascinado por el crimen; Otelo asesinando a la mujer que ama; Antonio en los brazos de Cleopatra; Romeo y Julieta suicidándose por amor; lecciones de amor en "Medida por medida"; Julio César traicionado por los suyos y mucho, pero mucho mucho más nos hablan de que lo humano, lo contradictorio, lo caótico, lo desmesurado, lo pasional y la locura son patrimonio de cada uno de nosotros. Shakespeare es nuestro espejo.

8) En la literatura mística hay un tópico que revela la imposibilidad de atrapar en palabras la verdad completa. Vos señalás algo fantasmagórico en el teatro. ¿A qué te referís?

La palabra no da cuenta de la cosa. Por eso creadores como Samuel Beckett, o como Joyce estrujan el lenguaje, lo fuerzan, lo retuercen, no para dar cuenta de lo real, como lo postula Lacan, en cuanto imposibilidad de dar cuenta de la muerte o de Dios. Lo real está interdicto. Para hablar de la cosa hay que hablar de otra cosa. En realidad, los fantasmas siempre están en la buena literatura. Hay otras otredades en torno de cualquier historia que no sea plana. Otelo ama a Desdémona, pero termina matándola; Hamlet quiere asesinar a Claudio pero pospone la acción hasta el final, Romeo y Julieta se aman pero sólo están juntos unos pocos días. En nuestra propia vida dialogamos con los muertos, con aquellos que ya no están, pero siguen siendo parte de nuestro psiquismo. La literatura de Borges juega siempre con lo que no está, o con lo que no alcanzamos a percibir. Por eso las obras están abiertas. Es como en la vida, ya lo decía Heidegger, sólo la apertura puede poner al descubierto el Ser.

9) ¿Podrías recomendarnos un espectáculo en cartel por estos días?

"Seré", de Sofía Britto y Lautaro Delgado. Es impresionante, porque la voz que se escucha es la de Guillermo Fernández, que estuvo privado de su libertad y sometido a torturas en la Mansión Seré, uno de los campos de concentración de la dictadura. Lautaro Delgado casi no habla. Le pone el cuerpo a esa voz. Imperdible.

10) ¿Nos recomendarías una obra literaria que te resulte sustancial en la historia de la literatura? ¿Y una contemporánea?

Es una pregunta casi imposible de responder. Toda la obra de Shakespeare, todo Borges y tragedias como "Antígona" y "Edipo". Pero mi lista incluiría miles de libros. También en lo contemporáneo es difícil elegir una obra.

A mí me marcó mucho "Contra toda esperanza", de Nadiezda Mandelstam, la esposa del gran poeta Osip Maldestan que murió en un campo de concentración stalinista. Creo que después de leer ese libro, uno entiende el dolor de vivir en una dictadura como la de Stalin, o la de Hitler, o la de Videla. Las dictaduras odian el arte. Saben que allí hay algo peligroso. Y, sean regímenes de derecha o de izquierda, persiguen a los artistas. Por eso tenemos que estar atentos, quizá hoy más que nunca. 

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