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Marito Lavaisse: "Algo que aprendí en el camino es que debo escribir sobre cosas que conozco"

Marito Lavaisse es psicólogo y editor. Explicaría a un alien su trabajo diciéndole que consiste en escuchar a las personas hablar de lo que padecen. En cuanto a su tarea como editor, coordina Umas, un sello pequeño, pero no por eso poco ambicioso. La Editorial de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, Edunse, publicó su primera novela, "Los pozos", y en esta nota nos cuenta sobre ella.

04/08/2024 06:00 Viceversa
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Marito Lavaisse es psicólogo. Comenta que la pandemia marcó un antes y un después en su trayectoria. ""Unan los puntos ustedes: "psicólogo" más "crisis", dice y afirma que titubeó entre comprarse una balanza y una máquina de contar billetes y ante la duda compró las dos cosas. 

Marito, junto con Rocío Pereiro y Sr. Junco, también coordina Umas, un sello editorial pequeño, pero no por eso poco ambicioso. 

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En narrativa publicó "Son pretextos" (2013) y "El que no tiene amo es salvaje" (2015), de estilo más parejo y editado por Perras Negras, editorial independiente santiagueña que tiene la particularidad de tener compuesto su catálogo por psicólogos escritores en un 75%. Algunas de estas narraciones fueron publicadas en estas páginas de Viceversa.

"El hueso al final" (2015), es una plaqueta de poemas tan artesanal que son pocos los que tienen el lujo de contar con un ejemplar. En 2020 publicó poemas otra vez. "No apto para terraplanistas" con Borde Perdido, editorial cordobesa, "pero solo para demostrarle a mi novia que podía", afirma. 

Al respecto, Marito dice que "no quiere identificarse con la poesía. Me parece cada vez más banal y tortuosa, pero puede que esa idea esté sesgada por mi propia experiencia con poetas". Y esto además no lo dice en voz alta, para no lastimarle el prestigio al género.

Los pozos es su primera novela y Edunse la lanzó al mercado editorial. 

La trama

Al hablar sobre la obra, Marito comenta: "Los pozos no sigue una línea, sino un tejido. Hay una trama familiar que se devela". El autor es psicólogo y bien sabe que lo familiar también puede ser lo siniestro. "Esta historia se trenza con otra sobre unas excavaciones misteriosas, con una técnica narrativa que recuerda a "Damas chinas" de Mario Bellatin –de ahí el agradecimiento por la influencia que el autor reconoce– pero no por la descronologización del relato, sino por la articulación de hilos que son líneas paralelas al principio y que luego se anudan.

Los pozos es una teoría sobre la subjetividad, sobre el discurso, y sobre el tiempo. Sobre la subjetividad porque sugiere, con lo que sucede con el hermano del narrador, lo que puede pasar cuando se trae una vida humana sin desearla. Una teoría sobre el discurso porque pone en tensión diferentes versiones sobre la misma cosa: la visión india, mágica; la religiosa, tendenciosa; la espectacular, conspiranoica; la universitaria, obediente de quien tenga el saber. Una teoría sobre el tiempo porque postula una definición hipotética, "el costo psicológico de una conciencia al desarrollarse en algún punto del espacio", y pretende con ficción predecir ciencia como Arthur Clark con la inteligencia artificial en 1968, como Douglas Adams con los ebooks en 1979, y como mucho antes, en 1942, lo había hecho Asimov con los vehículos de conducción autónoma y sus famosas reglas de la robótica, hoy de nuevo en boga por el acelerado avance de la IA.

Las tecnologías de las comunicaciones marcan el paso del tiempo. Es una novela testigo del acelerado y cambiante paisaje de la información. Porque hay celulares, pero también televisión, fax, radio, diario, y teléfonos de línea de los que tenían un disco giratorio para marcar los números.

La novela explica también el origen de Capilla del Monte y del misticismo que rodea al Uritorco. La historia sitúa el boom turístico del cerro a mediados de los ochenta. Lo alienígena tiene lugar y no solamente ahí, sino también en Santiago del Estero. Esos avistamientos son históricamente correctos y fueron documentados por EL LIBERAL en su edición "El Santiago desconocido" (2006) al reseñar al cerro "Los Guanacos", en Sumampa, y los avistamientos ovni y los rumores recolectados sobre un portal a otro mundo como "La Salamanca" en una de las caras del cerro". 

En este punto, se nota la astucia del autor de tomar anclajes reales para ganar verosimilitud. El texto hace de algo que es indiscutiblemente real, las influencias personales y su importancia en la vida social en general, el argumento que tensa el arco narrativo en el terreno de la ciencia ficción.

La sugerencia es original, pero es fácil encontrarle antecedentes. Al que le guste Wachmen, Stranger Things y Dark, le va a gustar Los pozos. Porque hay lo fantástico y hay también tensión y misterio. Y sucede en este mundo y no en otro.

- La novela es un género esquivo en Santiago del Estero, ¿tuviste presente esto en el proceso de escritura? ¿Qué te llevó a incursionar este género? ¿De qué tradición o tradiciones partes?

No tuve presente que sea un género esquivo. Es posible que tenga que ver con las condiciones para la producción. Tal vez no sea solamente esquivo en Santiago, sino también en otras latitudes. Me llevó a incursionar en el género, ganar a los veintipoquitos un concurso regional de microrrelatos. Puede que haya pensado al principio algo así como "A nada que me quiera dedicar tiene que anteponerse el micro". En cuanto a la tradición de la que parto, es difícil para mí responder, no por modestia, sino porque realmente no lo tengo claro. Me gusta mucho Michel Houellebecq, Mario Bellatin y Alan Moore. Es difícil reunir temáticamente a estos autores, pero técnicamente sí que comparten recursos.

- ¿Cuál es la relación entre lo empírico y esta producción literaria? ¿Qué papel jugó tu interés genuino por la historia de Colonia Dora en relación con el pueblo judío?

Algo que aprendí en el camino es que debo escribir sobre cosas que conozco. A la presencia judía en Santiago la venía estudiando como parte de un proceso de investigación mayor. Incluir algo de realidad a la ficción ayuda para ganar verosimilitud, pasa por ejemplo con una anécdota que gana credibilidad cuando incluyo información sensorial y detallada. Al notar que no solamente me interesaba a mí, sino a toda mi comunidad, fue que pensé que podría ser un buen escenario para una novela.

- ¿Qué problema te llevó a Los pozos? ¿Cómo aborda tu novela este problema?

El problema que me llevó a "Los pozos" es el entrecruzamiento entre discursos. La novela ilustra lo que puede pasar cuando varios discursos diferentes aluden a lo mismo, y las maneras diferenciales en que será recibido. Por un lado, un conocimiento "culto" y por otro uno más "popular". La forma en la que la novela aborda este problema tiene que ver con el asombro. No digo más para no spoilear.

- Los pozos trabaja sobre las tensiones entre el conocimiento científico y otros saberes presentes en relatos populares orales, ¿crees que es algo que nos atraviesa de un modo especial en la actualidad? ¿Qué efectos puede tener en nuestra subjetividad?

No creo que en la actualidad esta tensión entre discursos tenga alguna particularidad que no haya tenido en otras épocas. Tal vez las discusiones en torno a la inteligencia artificial y su aplicabilidad remonte algo de esto. Seguro que vivimos en una época en la que el exceso de información llevó a un lugar complicado. Me refiero a la posverdad y las fake news. Algo de una crisis de confiabilidad se respira en el aire. ¿Cómo es posible que dudemos de la esfericidad de la tierra? A la luz de los acontecimientos queda claro que es posible. Debo decir que antes estaba más paranoico al respecto. No creo que seamos más tontos en la actualidad que hace cien o doscientos años, por esto del consumo excesivo de videos. Es posible que estemos cambiando de matriz. Primero fue oral, varias decenas de miles de años. Luego fue escrita, unos pares de miles de años. Y ahora parece estar pasando al audiovisual. Sí, tengo que decir que leer es descifrar un código y el consumo audiovisual es más pasivo en el sentido en que no se necesita descifrar ningún código. El mensaje es más explícito. Pero eso no hará que nos volvamos progresivamente más tontos, ¿o sí? No estoy seguro.

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