El acto de rebeldía de Santa Mama Antula en favor de los expulsos

La vocación de servicio de Santa Mama Antula estaba asumida por ella, desde su juventud, vivir según la voluntad de Dios, que la llevó a vivir en un "beaterio", una comunidad de mujeres al servicio de la comunidad. Ella se reconocía beata profesa de la Compañía de Jesús. Tal vez de ahí su veneración a San Estanislao de Kostka, un novicio jesuita, que adhirió a la compañía de Jesús, más allá de los imponderables.

Los designios de Dios se buscan en el silencio, desde los ejercicios espirituales, que nos impulsan a vivir en la vida secular, siendo contemplativos en la acción, la espiritualidad ignaciana, nos alimenta a buscar el "magis", a buscar "más", para la mayor Gloria de Dios, siendo sensibles al sufrimiento de nuestros hermanos. No podemos llamarnos cristianos y ser indiferentes al dolor de muchos descartados sociales, que son hermanos nuestros.

Mama Antula, recién a los 37 años, pudo descubrir su misión culmen, que la llevó a los altares, "propagar los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola", un hecho doloroso, aberrante e injusto, la expulsión de la Compañía de Jesús, la movilizó a convertirse en la beata de los Ejercicios Espirituales. Dios nos habla muchas veces desde el dolor de muchas personas, que sufren el desarraigo, la injusticia, el anonimato compulsivo, donde los poderes argumentan a favor de las prohibiciones.

Los expulsos, los expatriados, los innombrables; en Mama Antula fueron presencia activa en estas tierras, vestida como un jesuita, compartiendo espacios fraternos para la realización de los ejercicios espirituales, donde se habla y se sostiene en palabras y gestos, la espiritualidad ignaciana, en definitiva, el mensaje cristiano, el mensaje de Jesús, el Nazareno.

La rebeldía en el contexto de Max Weber se refiere a una actitud o posición de desafío hacia la autoridad o las normas establecidas, nos citaba la Lic. Patricia Rojas, analizando la acción social de Mama Antula; el inconformismo con lo dispuesto conlleva actos de rebeldía fraterna, sostener la acción pastoral de los jesuitas es asumir una posición contraria a lo dispuesto por el poder político y por el poder eclesial.

Hacer presente, en gestos, palabras, modos de vida, a la compañía de Jesús y a Jesús mismo, siempre será tomar posición ante las realidades de injusticia, que demanda un grito profético que anuncia y denuncia. Muchas veces, con actitudes gestuales, misericordes, sin crear cismas ni revoluciones bélicas. Sólo con un espíritu de comunión, que desea reestablecer la verdad como fuente de nuestra alegría (Crf. La verdad los hará libres).

Su hija fiel

Próximos a celebrar este 31 de julio a San Ignacio de Loyola, recordemos a su hija fiel, Santa Mama Antula, quien sostuvo su obra apostólica, viviendo su laicado de manera comprometida, asumiendo desafíos, que aún persisten, un clericalismo ligado a la mundanidad espiritual, según lo señala el Papa Francisco.

Mama Antula hacía celebrar misas en honor de San Ignacio de Loyola, lo sacaba en procesión, y los niños cantaban y avivaban, "Viva San Ignacio" por las calles. Esta acción es digna de destacar, la rebeldía ante el status quo, y la eucaristía es, y será siempre, celebración y sustento para sostener el proyecto salvífico, la construcción de Reino de Dios.

La rebeldía de Santa Mama Antula, es la rebeldía que nace de la resistencia sustentada en el evangelio, donde la verdad triunfa. Donde la fe sostiene una esperanza que nos lleva a buscar el magis ignaciano. ¡Viva San Ignacio de Loyola! ¡Viva Santa mama Antula!