Los federales siguen la "estela" que dejó la cocaína. Fue incautada a Néstor Orlando Farías, con residencia en Añatuya. Silencio y temor general.
Motociclista con dos kilos de cocaína, jaquea a narcos en Añatuya Motociclista con dos kilos de cocaína, jaquea a narcos en Añatuya
La Justicia Federal ordenó un riguroso informe socio ambiental en dos barrios de Añatuya, General Taboada, tras caer preso un motociclista autóctono con más de 2 kilogramos de cocaína, cuya naturaleza y destinatario/a desvelan al juez, Sebastián Argibay.
Se trata de Néstor Orlando Farías, quien fue apresado a mediados de julio en la ruta 34 en cercanías del peaje de Fernández, en el departamento Robles. Su soledad en la noche, nerviosismo, con temperaturas de casi bajo cero, despertaron sospechas en tres policías de la Federal.
Los federales lo requisaron y descubrieron que llevaba en una mochila más de 2 kilogramos de cocaína. Adiós a la libertad; también a un viaje misterioso, cuyos entretelones se estrellaron contra un patrullero y en minutos, el juez Argibay dio luz verde a su detención.
Tiemblan en Añatuya
Aferrado al silencio absoluto, Farías acaba de ser indagado. Por consejo de su abogado, Gabriel Toloza (foto), prefirió abstenerse de declarar. El plan B de la Justicia es extraer información de su celular.
A como dé lugar, los federales trabajan para recrear su viaje. Aspiran a determinar dónde recibió la cocaína y se deduce que el destino era un peso gordo de Añatuya, confiaron fuentes cercanas al proceso.
Farías viajaba en una moto prestada. Ergo, ya se busca al propietario de la unidad. Si se da con éste, los uniformados son optimistas en que desentrañarán a su entorno y, por ende, tendrían las piezas clave en el entramado del rompecabezas.
Otro aspecto que investigan los federales: la frecuencia de viajes que hizo Farías antes de caer en el control rutinario en la 34. "Asumimos que no fue un viaje aislado", arriesgó una fuente a este medio. "Chocamos con la audacia de él o los dueños de la droga. El tipo (por Farías) obedeció. `Busca esta mochila y se la entregas a X persona' , fue el mandato. No sabe más nada", juzgó.
La confesión partió de un efectivo, quien ofreció una perspectiva justa del negocio. "No se conocen entre sí, los de arriba y los de abajo. Y hasta es probable que el pago no fuese inmediato; mucho menos que partiera del receptor de la cocaína", confió al cierre. "Funciona así la logística, por si caen. A mentir, es preferible ignorar detalles", acotó.
Mientras, distantes, dealers, soldaditos y contados jefes, apagaron sus celulares en el Bº Obrero, uno fuerte en el submundo, optimistas en que Farías no delate a nadie.
