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Fase 2: paso en falso y dólar en la mira

M&R Asociados

04/07/2024 14:01 Opinión
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Fase 2: paso en falso y dólar en la mira Fase 2: paso en falso y dólar en la mira

El Gobierno acaba de obtener un incuestionable triunfo político con la sanción de la ley bases y el paquete fiscal. Sobre la marcha ensayó inmediatamente una carambola a tres bandas. Inaugurar la fase 2 de su gobierno basada en la implementación de reformas micro promercado e inversiones, en segundo lugar salir del empantanamiento financiero y finalmente reforzar la búsqueda de estabilidad macro.

Esta pretendida triple combinación virtuosa falló. Los agentes económicos esperaban otra cosa. La percepción del ministro subestimó el tenor de las preocupaciones por el rumbo macroeconómico y específicamente la dudas generalizadas en el plano cambiario y monetario.

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Siempre lo micro es importante y acompaña, pero la macro precede y delimita el sendero de variables determinantes sobre las que luego operan los negocios y proyectos. Para ejemplificar, con un tipo de cambio que se atrasa, con tasa de interés negativa que desalienta el ahorro, con riesgo país en 1.500 puntos básicos y brecha superando el 50% no habrá reforma micro que evite un choque.

¿Dónde está el problema?

Sería injusto no reconocer la convicción y los resultados logrados en el frente fiscal, al igual que en la tarea por sanear el balance del BCRA (ambos aspectos con un tratamiento desastroso por parte del gobierno anterior). Sin embargo, las autoridades económicas combinan este acierto con la obstinación en un error que consiste en redoblar la apuesta a favor de un esquema cambiario y monetario que está agotado para los desafíos de esta nueva etapa.

En una insustancial conferencia de prensa el ministro anunció el statu-quo dado por la regla de micro devaluación al 2%, tipos de cambios múltiples en el segmento comercial, dólar blend exportador y bajas tasas de interés. Sabiendo de la ansiedad generalizada que existe en la economía para conocer una hoja de ruta para salir del cepo, en este punto se limitó a decir que ello es para la fase 3 situada en 2025. Nadie prudente puede afirmar que es fácil e instantánea la tarea de derribar las restricciones que existen, pero algo resulta elemental.

Salir del cepo requiere trabajar en dos frentes simultáneos: bajar el sobrante de pesos, pero también generar políticas e instrumentos para acumular reservas. Hay mucho de lo primero, hasta digamos la sobreactuación, pero nada de lo segundo (juntar dólares e ir removiendo restricciones cruzadas entre el mercado oficial y paralelo).

El mensaje del viernes fue más de lo mismo. Se profundizará la calesita para sacar más rápido pasivos del BCRA y llevarlos al Tesoro, sobrecargando de mayor riesgo los balances de los bancos y por ende los ahorros del público. Con las medidas anunciadas el riesgo Tesoro en los bancos rondará el 50% del total de sus activos.

Cuando se percibe este posicionamiento de las autoridades y se confronta con la tendencia por la cual el BCRA comenzó a perder reservas antes de tiempo (justo cuando viene un panorama de fuertes compromisos ya que se abre más la canilla de importaciones y comienza a vencer deuda) entonces las expectativas se deterioran más rápido.

Generar condiciones para la apertura del cepo requiere un nivel de reservas incompatible con las señales actuales: el dólar se atrasa y desincentiva la liquidación de divisas, la baja tasa de interés no guarda relación con la devaluación esperada y recuesta presión sobre los dólares paralelos, luego la brecha sube y nuevamente ser refuerza la expectativa devaluatoria y desincentivos a vender divisas.

Los riesgos del status quo y una oportunidad: combinar las leyes con la coyuntura

En el arranque de esta segunda fase se enfrenta una especie de punto de inflexión. Si persiste la obsesión por forzar el tobogán desinflacionario (inclusive barriendo de nuevo distorsiones debajo de la alfombra) para que tanto el tipo de cambio como la tasa de interés converjan al 2% mensual (manteniendo intacto varios meses más el esquema monetario de cepo y tablita) lo más probables es terminar con más brecha, más presión devaluatoria y escasez creciente de dólares para importar y afrontar servicios de deuda en dólares.

Esto es lo contrario de lo que se requiere para flexibilizar y abrir el cepo. En términos reales ello es recesión más prolongada y potencial contagio hacia el frente fiscal y de deuda en moneda local.

Alternativamente aparece la oportunidad de combinar aspectos favorables de las flamantes leyes con cambios en la formulación de la política monetaria y cambiaria. Concretamente, el blanqueo y algunos proyectos más cortos que puedan comenzar con el RIGI, que son fuente potencial de divisas, se podrían empalmar con señales parciales, claras y continuas de remoción de trabas y distorsiones en el mercado de cambios.

Paralelamente se debería sincerar y aumentar el ritmo devaluatorio y ajustar al alza la tasa de interés. La actual fase recesiva de la economía con escasa presión salarial da lugar a esperar un bajo pass through en el caso de mover a mayor ritmo el tipo de cambio, donde un conjunto generalizado de bienes y servicios tiene incorporado en sus precios un dólar de entre $1.000 y $1.100. Esta agenda presenta un norte mucho más claro para un escenario de unificación y de baja del riesgo país.

Pero, al mismo tiempo, tiene más chances de concretar más rápido un acuerdo con el FMI y otros organismos que impliquen nuevos desembolsos de dólares y por lo tanto acercar más en el tiempo la remoción del cepo y normalización del mercado de cambios tan necesaria para el crecimiento económico.

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