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¿Qué tiene la guaracha? ¿Qué tiene que hace alegrar?

La chacarera es patrimonio cultural de la provincia y una rival que no es fácil de derrotar. Pero a la par, da pelea un estilo que se afianzó como nunca y que se ganó su lugar por méritos propios. 

30/06/2024 06:03 Deportivo
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¿Qué tiene la guaracha? ¿Qué tiene que hace alegrar? ¿Qué tiene la guaracha? ¿Qué tiene que hace alegrar?

Así como don Julio Argentino Jerez, en la icónica chacarera Añoranzas, expresa todos sus sentimientos y emociones por su tierra natal (que no es otro que su Santiago del Estero y su gente), vale también hacer un reconocimiento para un género musical que se metió en el corazón a todo ritmo y en el gusto del público de las bailantas del país: la guaracha santiagueña.

Al igual que la chacarera (que es patrimonio cultural de la provincia), ella también nació en los pagos del mistol y donde quema mucho el sol, se pita cigarro en chala. Dónde ser criollo también es un honor.

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Pero ¿qué más se puede decir de este estilo musical que es sinónimo de fiesta y alegría en Santiago y el país? ¿Cuáles son sus secretos y cómo nacieron sus acordes?, ¿qué efectos extraordinarios causa en la gente que la escucha, la siente y la baila casi sin parar?, ¿es la rival más importante que tiene hoy la chacarera?

Todos estos interrogantes y las respuestas tienen un nombre y un apellido: Marcelo Veliz, el músico que hizo de la guaracha un sentimiento nacional y un fenómeno que llegó a cruzar incluso las fronteras del país. "La guaracha actualmente es la segunda potencia musical del norte grande de Argentina. Es una fuente de trabajo digna para aproximadamente dos mil personas, contando que hay en todo el país un poco más de 600 grupos que tocan guarachas santiagueñas. Todos llevan dignamente un plato de comida a sus hogares gracias a este género que es sinónimo de fiesta sana y total para grandes y chicos", comentó Marcelo que junto a su hermano Jorge (fallecido hace 14 años y creador y autor de grandes éxitos con los Santiagueños de Oro), fueron los que se animaron a descubrir y crear un nuevo estilo dentro del género tropical para llevarla a triunfar y subir a los escenarios.

"La guaracha es una fusión del ritmo de la chacarera instrumental y la polka paraguaya en el golpe del bajo. Yo le agregué la percusión acústica del folclore colombiano", amplió Marcelo cuando reveló una parte de los secretos de la guaracha santiagueña. 

Pero como todo proyecto que nace desde la inspiración y los sueños, el hombre que abrazó la música desde pequeño, hoy siente que la provincia, en el aspecto cultural, aún está en deuda con la guaracha y que debe hacer algo para saldarla.

"La guaracha es un género musical que ya traspasó todos los ámbitos sociales y que espera que los responsables de la cultura local le dé más espacio y cabida para ser escuchada en todo el país. La guaracha santiagueña es la única hija que tiene la chacarera", avisó el ex acordionista del Quinteto Imperial.

La atención y la repercusión que tiene la guaracha hizo que artistas de otros géneros, como el folclore por ejemplo, se prestaran a compartir las grabaciones y encuentros con grupos guaracheros.

Raly Barrionuevo y el dúo Orellana-Lucca, fueron parte de esta movida y pudieron sentir de cerca todas las sensaciones que provoca este ritmo movedizo y contagioso. 

"Creo que todavía tenemos un largo trecho por caminar. Yo hace 45 años que ando transitando por rutas y caminos del país con mi guaracha santiagueña. Gracias a una brillante idea logré filtrarme en los grandes festivales folclóricos de gran parte del país. Incluso logré que folcloristas muy famosos hoy canten una guaracha en sus shows y eso ya significa para mí y todos los guaracheros un gran paso", afirmó Veliz que agradeció el gesto y el apoyo de aquellos colegas que no son del mismo palo. 

Así como el folclore decidió tenderle una mano a su hija (como lo definió su creador), también dentro del rubro de la música tropical hay gente que hace todo un esfuerzo para montar un espectáculo.

Ponerlo en escena cuesta mucho trabajo y dinero sobre todo. Pero aun así, Santiago hoy tiene productores que se animan al gran desafío y que se arriesgan a pesar de todo.

"Para un dueño de bailes o boliches que se nutre de artistas guaracheros, por el auge mismo de la guaracha, conviene contratarlos porque en muchos casos tienen la misma convocatoria que los artistas nacionales, pero sin los gastos de hotel, combustible y comida que tienen los colegas nacionales. Todo eso encarece un poco más", explicó Daniel Maldonado, uno de los promotores que todos los fines de semana le ofrece al público diferentes propuestas en la Esquina del Recuerdo. Y obvio que allí tampoco falta la guaracha.  

"La guaracha no llegó ahora, es un movimiento que tiene más de 35 años y que seguirá creciendo no sólo en Santiago sino en todo el país, prueba de ello es que los artistas santiagueños son convocados en distintos puntos de la Argentina para mostrar su música. A nivel nacional es el movimiento que se viene y será como hoy lo es el cuarteto. Muy pronto tendremos guaracha de exportación", añadió esperanzado el empresario.

Con la guaracha en un pedestal, el también conductor y locutor de radio fue un poco más allá y recordó a aquellos músicos y compositores que dejaron su gran legado y que ya no están entre nosotros.

"La guaracha, sin dudas, hoy por hoy es la música que prefiere la gente, ya sea en fiestas, bailes y boliches. Es el movimiento de música popular que más pérdidas tuvo. Si bien Koly Arce no hacía tanta guaracha, fue el primero que partió, después Jorge Veliz que fue un verdadero representante del género. Triunfó en plazas importantes como Buenos Aires, Tucumán y por supuesto en su provincia donde fue profeta en su tierra. Tampoco hay que olvidarse de Néstor Soria de Los Rodeños, Huguito Flores que fue noticia a nivel país y este año Mario Gutiérrez que fue cantante de Los Trigales, Kalama y Banda 4", rememoró Maldonado.

El fenómeno de la guaracha no solamente logró afirmarse a partir de la creatividad y de las letras sencillas y llenas de historias (algunas de ellas con vivencias propias) de los Veliz, sino que, además, los medios de comunicación (radio y TV especialmente) fueron clave para su propagación nacional y su penetración en todos los hogares del país. 

Y uno de los locutores y conductores de radio y TV que contribuyó en este sentido fue Willy Ocaranza.

Pero al margen de destacar el presente de la guaracha, Willy retrocedió a las décadas del 60 y 70 y recordó la influencia de la cumbia colombiana para la integración y conformación de los grupos en Santiago. 

"Habría que remontarse a los años 60 con la aparición de jóvenes artistas en el país y en Santiago que fueron tomando por ejemplo el estilo de la música tropical colombiana. Allí estaban el Trío Rubí y el Cuarteto Imperial que eran los pioneros en ese entonces", comentó Willy al analizar primero la punta del iceberg, es decir de cómo la música tropical colombiana inspiró y motivó a los músicos santiagueños para lanzarse al duro mercado discográfico en aquel entonces. 

Y así mencionó por ejemplo a Los Pescadores de Colombia, con Mario Cecilio Arce (bautizado más tarde como Koly Arce); Los del Trópico, con Beto y Valle Jugo; Los Bohemios del Ritmo; Los Diamantes Imperiales y el Cuarteto Ruana.

En aquellos tiempos tampoco la situación económica del país era próspera. Todo se hacía difícil para los grupos locales de contar con los instrumentos por sus altos costos y sobre todo para conseguirlos.

Ocaranza contó una anécdota curiosa que marcó lo duro y difícil que era armarse como conjunto musical y hacerle frente al nuevo desafío. 

"Cómo no había instrumentos en ese momento, un artesano les fabricó a los muchachos las bandurrias, los bajos, los timbales. Todo lo que hacían los grupos de Santiago, se tomaba como base la música tropical colombiana. Se destacaban los paseítos, cumbias y merengues a partir de los años 60 y 70", expresó el locutor en un repaso de la historia de la música tropical. 

Con la aparición de Koly Arce, bautizado como el Rey por el ambiente bailantero del país, la música popular de Santiago cobró una mayor dimensión y protagonismo en otros sitios de la Argentina. Buenos Aires fue uno de ellos.  

La plaza porteña siempre fue la tentación de los músicos y los grupos de todo el país y no era sencillo entrar ni mucho menos de atraer al público de las bailantas.

Pero el santiagueño Mario Cecilio Arce, el "Koly" para todos los fanáticos, lo logró. 

Con su reducido Quinteto Imperial (eran cinco sus integrantes) fue capaz de romper todas las barreras y de ganarse un lugar que hoy incluso se mantiene vigente con sus cumbias, paseítos y merengues.

"Lo de Koly eran cumbias santiagueñas, por las letras que componía, y paseítos. En el 73 llegó a grabar en el sello Diapasón y fue el primero en golpear las puertas de Buenos Aires. Ese fue el puntapié inicial para que la cumbia santiagueña se expandiera con el tiempo por distritos porteños y el interior", expresó Ocaranza para reivindicar a uno de los principales embajadores que tuvo Santiago en el género tropical.

"Chela" Herrera: "Yo sigo poniendo la versión de la guaracha original"

La llegada y el avance de la tecnología en el mundo, con aparatos muy sofisticados y multifuncionales a la vez, hizo que la música (cualquiera sea su ritmo o género) perdiera hoy un poco su autenticidad y su originalidad en su versión para darle lugar a un sonido plagado de efectos y cambios.

Y la guaracha santiagueña no se salvó de ello. 

"Hay muchas diferencia entre los dos sonidos porque en el original se escucha todos los instrumentos y en el remix mucha base y no se escucha bien de lo que uno graba. Ahora está de moda, pero yo no lo uso. Sigo con el original", confesó José "Chela" Herrera, un disc jockey con más de 20 años de trayectoria y con un pasado de amplificar en bailantas, boliches, fiestas privadas, reuniones familiares y sociales de Santiago. 

Cuando se habla de guaracha santiagueña, que tiene un ritmo mucho más veloz que cualquier otro género, surge en la mente la comparación con el cuarteto cordobés que se asemeja a su estilo.

"En la velocidad de la música es prácticamente lo mismo, pero en instrumentos son diferentes para mí. Hoy la guaracha es medio parecida al ritmo del cuarteto porque agregó la trompeta", acotó "Chela" que aclaró que entre ambos ritmos no hay mucha distancia y diferencia en los sonidos.

La música tiene un aura que la hace muy especial. Dentro de ella, hay muchas historias, vivencias y recuerdos que son difíciles de dejar a un costado.

Más si esas épocas en las que se la vivió y disfrutó, fueron marcadas por algún hecho en particular que después caen en el sentimiento de la pura nostalgia y pasión.

Para "Chela" poner hoy una guaracha es revivir aquellos momentos y recordar lugares donde musicalizó para darle alegría y emoción a la gente.

"La guaracha me trae muchos recuerdos de los bailables en los que fui a amplificar cómo se decía antes. Por ejemplo estaban los bailes del club Comercio, Villa Hortensia, Estudiantes de Huaico Hondo y ahora La Esquina del Recuerdo", contó Herrera cuando se dejó llevar por la memoria y las vivencias pasadas. 

Arcanos del Desierto también hace cultura con la guaracha 

Arcanos del Desierto está conformado por un puñado de músicos que hacen de la guaracha santiagueña, un toque diferente en su ritmo, pero sin cambiarle el sentido. 

El grupo surgió por iniciativa propia y por la inquietud de conocer un poco más de este estilo que hoy lo baila todo un país. 

También la banda que lidera Mariano Sarquiz se distingue por algo especial. El vestuario sale del común que usan los músicos guaracheros sobre los escenarios. 

Los músicos de Arcanos lucen vestimenta con espíritu de los países árabes, pero el sonido que dominan es la guaracha santiagueña. 

"Le damos (por la guaracha) un tinte latinoamericano, en la línea de grandes orquestas como las de Tito Puente, Rubén Blades o Celia Cruz. La guaracha es parte del son cubano que nosotros conocemos desde la salsa. Ha ido desembocando en Santiago como una música tropical que se tocaba en el campo, mezclando un ritmo de chacarera rápido con instrumentos del chamamé, como el bajo y el acordeón", detalló Mariano cuando hizo referencia a su creación y que tuvo el aval de Marcelo Véliz en el momento de conocer el proyecto. 

Sarquiz también se sumó a los elogios sobre la guaracha y destacó el efecto que tuvo en la gente y en otros rubros de la música en general. 

"Cuando (la guaracha) llegó a la ciudad, se la discriminaba, era la música de los bailes. Pero a medida que la gente empezó a abrirse fue ganando lugar en el folklore y hoy se la puede apreciar en festivales nacionales e internacionales. Yo siempre digo que no falta una fiesta en la que no se escuche guaracha aquí en Santiago", ponderó.

Cuando surgió la idea de involucrarse con el género de la música tropical, Mariano fue un poco más allá y buscó en la guaracha darle un tinte más latinoamericano y con sonidos que se asemejen a otros grandes grupos como la Delio Valdez por ejemplo.

"Yo sentía que a la guaracha le faltaba esta impronta de gran orquesta, el toque salsero, o los sonidos y la musicalidad de agrupaciones como La Delio Valdez, Sonora Marta La Reina o, en Córdoba, Banda XXI. Yo quería montar ese tipo de orquestación, con vientos y percusiones", señaló Sarquiz durante la emisión del ciclo "Soy Historia" que fue producido por el diario EL LIBERAL, con televisación de Canal 7.

"Aquí comienza la diversión...", un clásico de Coo, el guarachero

Cuando en Santiago, se habla o se escucha guaracha, es inevitable no asociarla con un personaje urbanístico que también le saca un rédito y le da un valor callejero a ella: el popular Coo, el guarachero.

Es común verlo con su güiro en la mano y dando vueltas por el centro, especialmente por las dos peatonales.

Es de transmitir y contagiar alegría que casi siempre viene acompañado con una chispa de humor.

Suele interpretar los clásicos de Kalama Tropical, Los Hechiceros o Jorge Véliz cuando arrancó su carrera con los inolvidables Caimanes Santiagueños (hoy Santiagueños de Oro).

Omar Emilio Antonio es su nombre y un apasionado que encuentra en la guaracha, su elección de vivir la vida y ser otro referente de un género tropical que no sabe ni entiende de exclusión.

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