Por Carlos Scaglione
La ciencia y la investigación no tienen ideología, pero si detractores La ciencia y la investigación no tienen ideología, pero si detractores
La supercomputadora "Clementina XXI" presentada en 2023 con bombos y platillos, podría ubicarse como una de las 100 máquinas más potentes del mundo. Argentina, de esta manera, podría convertirse en una de las pocas naciones en poseer una tecnología de este calibre, capaz de confeccionar pronósticos meteorológicos con mayor precisión y realizar múltiples experimentos a una velocidad impensada. Salvo por un detalle: desde diciembre no funciona. ¿Qué sucedió? Un tablero de media tensión es el obstáculo para que este artefacto pueda ponerse en marcha, un trámite que no requiere dinero sino voluntad de seguimiento.
Juan Pablo Paz, investigador superior del Conicet, lo detalla: "En octubre llegó Clementina y Lenovo se puso a trabajar; se instaló el sistema de refrigeración y todos los pasos siguientes hasta dejarla casi lista". Un aspecto a tener en cuenta es que requiere de una media tensión y un transformador por su elevado consumo eléctrico. "Estaba todo hecho; a partir de diciembre, el nuevo gobierno solo debía continuar con los trámites para finalizar la instalación eléctrica de Edenor. Para que eso suceda hay que hacer gestión, algo que evidentemente no hacen los funcionarios actuales".
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La obra costó unos 7 millones de dólares: 5 millones los puso el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación a partir de un crédito y 2 millones los aportó el Ministerio de Defensa. La idea es instalarla en el Servicio Meteorológico Nacional, uno de los principales demandantes de las prestaciones de Clementina. "Esta iniciativa constituye el sueño de una parte importante de la comunidad científica argentina. En todo el país hay grupos que trabajan en computación de alto desempeño y nunca habían contado con un equipo de nivel internacional como este. Es útil en el diseño de materiales, en el modelado de la atmósfera, en la predicción del clima, en genómica y otros campos. Al día de hoy, la máquina no está funcionando a pesar de estar casi lista y no pudo ser utilizada por ningún científico en los últimos seis meses", advierte Paz. No falta dinero, sino voluntad política.
Semanas atrás, se comunicó la reducción del 30 por ciento del personal en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial. Con seis meses en el gobierno, la motosierra libertaria llegó a otro de los organismos emblemáticos del sector científico. Con una negociación de película la persona a cargo de recursos humanos, aparentemente, se escapó por la ventana cuando debía comunicar los despidos la continuidad de la institución está en peligro. Unas 900 personas serían despedidas (282 contratos vencen a fines de junio y no serán renovados) y se cerrarían muchas de las dependencias que el Instituto tiene repartidas en la geografía nacional, sobre todo, aquellas que no tienen laboratorio, o bien, poseen menos de diez agentes (entre 17 y 25 sedes regionales).
No es casual que este gobierno coloque la mira en una institución como el INTI, encargada de, según se consigna en la página oficial, "acompañar el crecimiento de las pymes argentinas, promoviendo el desarrollo de la industria federal mediante la innovación y la transferencia tecnológica". El organismo sufrió recortes de personal similares en los 90 cuando la planta de trabajadores se redujo de 1500 a 850 y en 2018: en plena debacle macrista hubo 360 despedidos. Ahora presentaron un plan de retiros voluntarios y hasta el 5 de julio hay tiempo para adherirse. Según fuentes del Instituto, al momento son más de 60 los trabajadores que optaron por esta vía. Lo triste: una vez que se pierden recursos humanos altamente calificados cuesta mucho recuperarlos.
La Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología conducida por Darío Genua ex Jefe de Gabinete en Enacom apenas ejecutó el 2 por ciento del total de su presupuesto asignado (80 mil millones de pesos). Desde que asumió la administración libertaria, tanto las universidades fuertemente ajustadas como el resto de las instituciones del área, fueron empujadas a funcionar a su mínima expresión. El desfinanciamiento se explica con cifras y se traduce en hechos concretos que dan cuenta del abandono y la falta de interés del gobierno en promover la producción de conocimiento autóctono.
Durante la campaña presidencial de 2023, desde el espacio libertario insistieron en frases desafortunadas con respecto al futuro del Conicet. Se trata de los discursos del diputado "Bertie" Benegas Lynch para quien el Consejo debía cerrarse y el propio Javier Milei manifestó su intención de privatizarlo.
El Conicet sigue siendo escogido como la mejor institución gubernamental de ciencia de Latinoamérica, de acuerdo al Ranking Scimago, Desde el colectivo (Red Argentina de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología) lo plantean sin demasiados rodeos: "La ciencia está atravesando la peor situación del ciclo democrático.
Cuando Luis Pasteur acuñara la frase de que La ciencia es el alma de la prosperidad de las naciones y la fuente de vida de todo progreso, resuena como eco, la voz de Stephen Hawking cuando dice el mayor enemigo del conocimiento no es la ignorancia, sino que es la ilusión del conocimiento, es por ello que debemos recordar siempre la premisa de nuestro premio Nobel Bernardo Houssay y primer presidente del Conicet cuando pregonara que la disyuntiva es muy clara : o bien se cultiva, la ciencia, la técnica y la investigación y el país es prospero , poderoso y adelanta; o bien no se la practica debidamente y el país se estanca y retrocede vive en la pobreza y en la mediocridad. Los países ricos son así, porque dedican dinero al desarrollo científico y tecnológico, y los países pobres seguirán siendo pobres si no lo hacen.
El Gobierno Libertario de Javier Milei ya tomo la decisión de lo quiere para nuestro País. El atraso y la exclusión, no de la ciencia y de la investigación, sino de todo.