Urgente: hay que hacer reaccionar a Central

Central Córdoba atraviesa una crisis futbolística que no solamente se refleja en las estadísticas del torneo de la Liga Profesional de Fútbol (cuatro derrotas consecutivas, 13 goles en contra, cinco a favor y con la paradoja de que inexplicablemente el arquero Luis Ingolotti es, por ahora, la figura principal del equipo), sino que está sufriendo además un sistema esquemático que atenta contra sus aspiraciones de recuperación: la baja autoestima del plantel.

No hace falta un psicólogo deportivo para advertirlo.

En el mundo del deporte de alta competición se dice que para salir de las crisis como la del "Ferro", es viable hablar con los protagonistas que vienen escribiendo la historia y saber escucharlos para sacar conclusiones que los ayuden a ser resilientes. 

Da la sensación que eso hoy no está pasando en Central. Y si pasara, habría que ver en cuál de los tantos aspectos que contribuyen al actual presente, se está fallando y tomar nuevas actitudes urgente.

Es importante y clave el uso del poder de convencimiento para tratar de salir de esta situación sin tantos sobresaltos. 

Es indispensable y fundamental que el líder del grupo (en este caso representado por el entrenador colombiano Lucas González Vélez), sea el que maneje correctamente las decisiones que lleven a que el plantel cambie el chip. No hablo de los eminentemente futbolístico.

Hoy los jugadores, además de saber que deben dar un poco más, están con la mente en distorsión. No se están dando los resultados y por ende hay un embrollo psicológico que les impide actuar con eficacia y funcionalidad.

Lo de los segundos tiempos no es casual. Es verdad que cualquier equipo puede remontar una desventaja en pleno juego, pero llama la atención lo de Central.

Visto ahora lo que ocurrió con Talleres de Córdoba, invita a la reflexión y un análisis que, repito, va más allá de lo futbolístico.

Gonzalez Vélez debe actuar. No siempre las ideas pueden salir a la perfección en el fútbol y más si el rival tiene mayor o menor jerarquía que el otro. Pero la chapa de un grande también puede ser de cristal. Y se rompe con facilidad si le damos el golpe en el momento justo.

Hay que insistir con la cabeza del jugador. El fútbol está hecho de virtudes y defectos, pero eso no quiere decir que nunca se podrá salir de los defectos o que siempre se va estar en la virtud.

Es verdad que en el "Ferro" se ve un equipo que tiene buenas intenciones, pero hoy eso no es suficiente. Y menos cuando detrás de la puerta del Ferroviario, se esconde un señor llamado promedio del descenso.