Por la Lic. Macarena Isaurralde, docente funcional de la Licenciatura en Nutrición de UADE
Mi salud, mi derecho: La importancia de la autonomía y el acceso universal Mi salud, mi derecho: La importancia de la autonomía y el acceso universal
Cada año, el Día Mundial de la Salud nosha brindado la oportunidad de reflexionar sobre diversas temáticas en relación con nuestro bienestar. En 2024, el lema fue "Mi Salud, Mi Derecho", para recordarnos la importancia de defender nuestro derecho humano a la salud y la atención médica, destacando la necesidad de garantizar la autonomía y el acceso universal a los servicios de salud de todas las personas, en todo momento y en todo lugar. ¿Qué nos ha dejado esta reflexión?
La salud es un derecho reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, muchas personas en todo el mundo aún enfrentan barreras significativas para acceder a la atención médica de calidad; unas que pueden incluir limitaciones económicas, geográficas, culturales y sociales que dificultan el acceso a los servicios de salud esenciales
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La autonomía del paciente frente a la atención médica es esencial para garantizar que las personas puedan tomar decisiones informadas y participar activamente en su propio cuidado. Este principio reconoce que los individuos son los protagonistas en sus propias vidas y que tienen el derecho de ser tratados con respeto y dignidad en el proceso de su atención médica.
Por cierto, cuando hablamos de las decisiones informadas nos referimos a la comprensión completa y precisa de las opciones de tratamiento, los riesgos y beneficios asociados, así como también a otras posibles alternativas.
La participación del paciente en su propio cuidado implica involucrarlos en el proceso de toma de decisiones, fomentando la colaboración entre él/ella y el equipo de atención médica. En este sentido, se empodera a las personas para que asuman un papel más activo en la gestión de su salud, lo que puede conducir a una mayor satisfacción con la atención recibida y mejores resultados de salud a largo plazo.
En este contexto, la autonomía no solo es un principio ético fundamental, sino también un componente esencial que influirá en la calidad de la atención médica. Cuando los pacientes se sienten capacitados para tomar decisiones informadas y participar en su propio cuidado, se promueve una relación terapéutica más sólida entre el paciente y el profesional de la salud, lo que puede mejorar la adherencia al tratamiento, reducir el estrés y la ansiedad, y mejorar los resultados de salud. En resumen, la autonomía se vuelve un factor intrínseco para promover el respeto, la dignidad y el bienestar de los pacientes en el proceso de atención médica.
Sin embargo, en muchos casos, la falta de acceso a la información y a los recursos adecuados puede socavar la capacidad de las personas para ejercer su derecho a la salud, limitando así su autonomía. Esto puede conducir a disparidades en la salud y a una mayor vulnerabilidad a enfermedades y afecciones prevenibles.
Para abordar estas desigualdades en la salud, es indispensable que los gobiernos, las organizaciones de salud y la sociedad en su conjunto colaboren para garantizar un acceso universal y equitativo a la atención médica. Esto implica la implementación de políticas y programas que promuevan la equidad en la distribución de recursos de salud, así como la eliminación de barreras económicas, geográficas y culturales que obstaculizan el acceso a la atención médica.
En última instancia, "Mi Salud, Mi Derecho" trasciende de ser simplemente un lema; más bien, representa un recordatorio de que la salud es un derecho humano fundamental que debe ser protegido y defendido. Al asegurar que todas las personas tengan acceso a la atención médica de calidad y que se respete su autonomía en la toma de decisiones de salud, podemos avanzar hacia un mundo más saludable, justo e íntegro para todos.