Las psicólogas licenciadas Rosario Sanguedolce y Emily Azar coincidieron en que persisten algunos síntomas como el desinterés, los problemas de socialización y la sensación de estados de depresión.
"Lo que interrumpió la pandemia en niños y jóvenes aún tiene consecuencias" "Lo que interrumpió la pandemia en niños y jóvenes aún tiene consecuencias"
Las condiciones por las que atravesó la sociedad a causa de la pandemia de coronavirus, que obligó a un prolongado encierro y situaciones relacionadas con las ausencias y la interrupción de ciertos procesos necesarios en el desarrollo especialmente de niños y adolescentes, produjeron problemas psicológicos que aún afectan gran parte de la comunidad.
La comunidad científica mundial se encuentra abocada al estudio de estas consecuencias, y se espera que al cabo de unos años puedan tenerse precisiones sobre el real efecto de este fenómeno.
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En el caso de niños y adolescentes, especialistas locales sostuvieron que si bien no existe un registro cuantitativo, aún se atienden casos de trastornos que quedaron tras la pandemia.
Interrupciones
La licenciada en psicología Rosario Sanguedolce considera que lo que se ven son "secuelas de todas las cuestiones que se han visto interrumpidas" en la pandemia, y que tienen que ver con la formación de los chicos.
"Lo que se ve son ciertos rituales impedidos en la adolescencia, que tienen que ver con el egreso, el último primer día, los viajes a Bariloche, que son rituales, porque van marcando el fin de una etapa y el comienzo de otra, y así también los niños que por la pandemia no han tenido su paso de la primaria a la secundaria, que marca también un final de ciclo, y todo tiene que ver con la sociabilización. Hay que recordar que el niño y el adolescente necesitan la socialización, el juego y demás, y eso con la pandemia se ha visto muy restringido, entonces estas situaciones han traído diferentes consecuencias, diferentes síntomas", sostuvo.
Comentó que, con la normalización, "han quedado niños que por ejemplo tienen miedo al juego; pánico a salir; mucha ansiedad; angustia; un temor marcado a la muerte".
"Otro efecto que vemos, incluso en adultos, es el rito del duelo, del funeral, que tampoco se lo pudo hacer, y en muchas familias hubo pérdidas y ninguno de la familia, incluidos niños y adolescentes, han podido hacer el rito del duelo, de la despedida, del velorio, el entierro, que son momentos necesarios para poder hacer el duelo adaptativo, que después no conlleve a otras patologías", apuntó la profesional.
"Mayores dificultades para comunicarse"
"El adolescente maneja mucho 'estoy depresivo, con pánico, estoy bipolar'; así se autodefine y es una forma de expresar lo que les pasa, que a veces no es tan intenso, pero es la manera que ellos encuentran. Es muy importante el lenguaje, y han aumentado los rasgos de dificultades en la comunicación, desinterés, apatía, desesperanza, e irritabilidad".
"Estas situaciones sociales generan mucha frustración, y es esta la que hace que se activen ciertos síntomas ansiosos, pero que responden a la frustración y no encajan ni se definen como depresión. Es muy importante conocer los cambios anímicos de los chicos, seguir, no hacerles preguntas cerradas, no quedarnos en el 'estás bien, o estás mal', sino trabajar en las cuestiones de qué significa para el adolescente lo que le está pasando, qué opina, qué piensa".
"Para atravesar las dificultades deben sentirse escuchados"
Para la licenciada Sanguedolce, también es importante el saber escuchar a los chicos.
"Me parece que hay que ver caso por caso, ver qué ha pasado con cada adolescente, con cada familia, con cada integrante, y en base a eso, poder pedir ayuda, no únicamente psiquiátrica sino darle lugar a la palabra, para que se sienta contenido y escuchado para poder atravesar estas dificultades que derivan de esta situación pandémica", sostuvo.
"Se han visto consecuencias derivadas de los niños que han sufrido la pandemia, que han nacido o los adolescentes que la han atravesado", amplió.