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EL LIBERAL . Santiago

Mama Antula, maestra de espiritualidad

Por Guillermo Marcó. Ex vocero del entonces cardenal Jorge Bergoglio.

11/02/2024 06:00 Santiago
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Mama Antula, maestra de espiritualidad Mama Antula, maestra de espiritualidad

San Ignacio de Loyola nació el 24 de octubre de 1491 en el castillo de Loyola en Azpeitia, población de Guipúzcoa, cerca de los Pirineos. Desde chico soñaba con hazañas militares, quería ser caballero y como se estilaba en aquel tiempo, conquistar alguna dama y ponerse a su servicio. En una de sus primeras batallas recibe una herida de bala de cañón en la pierna que lo obliga a estar postrado varios meses. En su castillo familiar había solo dos libros: "La flor de la caballería" y "La vida de los Santos". Empezó a advertir que cuando se quedaba pensando en hazañas militares, se entretenía, pero su alma quedaba con cierta tristeza. Por el contrario cuando leía la vida de los Santos, se preguntaba: "Si ellos pudieron, ¿por qué yo no?". Y eso le daba paz y alegría.

San Ignacio de Loyola recibió la iluminación divina que lo motivó a escribir los Ejercicios Espirituales a orillas del río Cardener, en Manresa, Cataluña (España). Fue un 25 de marzo de 1522 cuando Ignacio llegó a Manresa desde Montserrat. En este lugar se instaló y vivió durante 11 meses, y en la Cueva de Manresa escribió los Ejercicios.

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María Antonia de la Paz y Figueroa está presente en uno de los frisos de mosaicos de la Cueva de San Ignacio, lugar de peregrinación mundial. Cómo no iba a estar nuestra Santa argentina si en sus imágenes siempre aparece el librito de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, por los cuales María Antonia logró la conversión de miles de almas durante el Virreinato del Perú y del Río de la Plata.

Los Ejercicios Espirituales son una secuencia ordenada de meditaciones y contemplaciones -ejercicios- que surgen de la profunda experiencia espiritual que Ignacio vive a partir de su conversión, con el fin de ayudar al que se ejercita en ellos a descubrir cuál es la voluntad de Dios para su vida. Se remontan al Cuaderno de notas en el que Ignacio describe sus experiencias espirituales en Manresa, donde -como lo escribe en su Autobiografía- le trataba Dios de la misma manera que trata un maestro de escuela a un niño (Autobiografía 27).

Ignacio decide escribir este Cuaderno de los Ejercicios Espirituales con el propósito de ayudar a otros, comunicándoles las ideas y sentimientos que a él le habían transformado. Por ello, los concibe y realiza más bien como una guía dirigida -no tanto al que los experimenta-, sino al que los Predica.

El objetivo de los Ejercicios Espirituales Ignacianos es ayudar al ejercitante a discernir y conocer lo que Dios quiere de él, y a desear y elegir esto.

De modo particular, los Ejercicios Espirituales son muy útiles para organizar la vida diaria de acuerdo a la Voluntad divina, e incluso a descubrir a qué vocación Dios me está llamando, para aquellos que todavía no han decidido.

La experiencia completa de los Ejercicios Espirituales Ignacianos dura aproximadamente 30 días, los cuales se hacen en silencio y bajo la guía del Predicador. Pero es posible adaptar el mes de Ejercicios Espirituales a la situación real de cada ejercitante. De aquí que se puedan hacer versiones reducidas de 5 o hasta 3 días.

Cuando los Jesuitas son expulsados del Virreinato entre el 2 de julio de 1767 y el 22 de agosto de 1768, por una controversia con el Rey Carlos III, esta laica audaz, continúa la predicación de los ejercicios. La beata, que había peregrinado desde su Santiago del Estero natal por las provincias de La Rioja, Salta, Jujuy y Córdoba -donde fundó una primera casa de ejercicios-, llegó a Buenos Aires a fines de 1778.

En 1794 obtuvo del virrey Vértiz y del Cabildo la autorización para construir un edificio que permitiera acoger a un gran número de ejercitantes. La casa, que se levantó sobre terrenos donados y con fondos provenientes de limosnas de los fieles, fue obra de los alarifes Juan Campos y Antonio Masella. Fue habilitada -sin concluir- en 1799, año de la muerte de su inspiradora.

La Santa Casa de Ejercicios, que aún sobrevive en la Avenida Independencia, frente a la UADE, es de los edificios que no se pueden dejar de conocer, es de los pocos edificios sobrevivientes de la tradición colonial, un oasis de silencio en medio del ruido de la Ciudad.

Permanece en pie como testigo viviente de una tradición de ejercicios espirituales, que se inicia con esta mujer formidable, que la santidad ha rescatado del olvido.

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