POR CLEMENTE DI LULLO PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN CULTURAL SANMARTINIANA DE SANTIAGO DEL ESTERO CAPITAL.
EL COMBATE DE SAN LORENZO SEGÚN EL GENERAL SAN MARTÍN EL COMBATE DE SAN LORENZO SEGÚN EL GENERAL SAN MARTÍN
a tradición cuenta que después del triunfo de San Lorenzo, ocurrido el 3 de febrero de 1813, a orillas del río Paraná, en las proximidades del Convento de San Carlos Borromeo, de los padres franciscanos, San Martín, a la sombra del famoso pino, redactó el parte militar para informarles a las autoridades del Triunvirato sobre el resultado victorioso de las armas patriotas.
El Dr. José Pacífico Otero en su magnífica obra titulada "Historia del Libertador, Don José de San Martín" reproduce el parte, donde el general triunfante dice:
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"Tengo el honor de decir a V.E. que el día 3 de febrero los granaderos de mi mando, en su primer ensayo, han agregado un nuevo triunfo a las armas de la patria. Los enemigos, en número de 250 hombres, desembarcaron a las cinco y media de la mañana en el puerto de San Lorenzo y se dirigieron, sin oposición, al colegio de San Carlos, conforme al plan que tenían madurado. En dos divisiones de a sesenta hombres cada una, los ataqué por derecha e izquierda; hicieron, no obstante, una esforzada resistencia, sostenida por el fuego de los buques, pero no capaz de contener el intrépido arrojo con que los granaderos cargaron sobre ellos sable en mano; al punto se replegaron en fuga a la bajada, dejando en el campo de batalla cuarenta muertos, catorce prisioneros, de ellos doce heridos, sin incluir los que se desplomaron y llevaron consigo, que por los regueros de sangre que se ven en las barrancas considero mayor número. Dos cañones, cuarenta fusiles, cuatro bayonetas y una bandera que pongo en manos de V.E., y la arrancó, con la vida, al abanderado, el valiente oficial don Hipólito Bouchard.
De nuestra parte se han perdido veintiséis hombres, seis muertos y los demás heridos. De este número son el Capitán don José Bermúdez, y el Teniente don Manuel Díaz Vélez, que, avanzando con energía hasta el borde de la barranca, cayó este recomendable oficial en manos del enemigo.
El valor e intrepidez que han manifestado la oficialidad y tropa de mando, los hace acreedores a los respetos de la patria y atenciones de V.E. Cuento, entre éstos, al esforzado y benemérito párroco doctor don Julián Navarro, que se presentó con valor, animando con su voz y suministrando los auxilios espirituales en el campo de batalla. Igualmente lo han contraído los oficiales voluntarios don Vicente Mármol y don Julián Colvera que, a la par de los míos, permanecieron con denuedo en todos los peligros. Seguramente el valor y la intrepidez de los granaderos hubiera terminado en este día de un solo golpe las invasiones de los enemigos en las costas del Paraná, si la proximidad de las bajadas, que ellos no desampararon, no hubiera protegido su fuga; pero me arrojo a pronosticar sin temor que este escarmiento será un principio para que los enemigos no vuelvan a inquietar a estos San Martín, habla de "primer ensayo de los granaderos".
El hecho, sin dudar, tuvo ese contexto real. Pero, ¿no podemos pensar que la frase es más rica en sentido y puede revelar que el Gran Capitán ya tiene en mente la decisión de poner en marcha su misión de emancipación y liberación americana? Más adelante expresa "los granaderos cargaron sable en mano". Es decir, no fue un combate con disparos de armas de fuego, sino una escaramuza, de corta duración, un encuentro cuerpo a cuerpo que sirvió de "escarmiento al enemigo".
Por otro lado, informa la pérdida de "seis muertos". Esta, a la postre, es una relación consecuente con las primeras noticias surgidas de la vista del campo de batalla. Este número cambiaría a catorce las bajas en las filas patriotas pues muchos de los heridos fallecieron en horas y días siguientes. Resulta interesante saber de pro pia boca de San Martín que el combate contó con la participación de voluntarios de la población civil local y hasta de un chileno y un francés.
Además de un párroco. Dato, este último, que afirma el catolicismo de San Martín. Pero lo que realmente sorprende es que no haga mención a la acción heroica de Cabral y Baigorría que le salvaron la vida, cuando quedó atrapado bajo el cuerpo muerto de su caballo. No parece creíble que un general minucioso de todos los detalles cometiera tal olvido. Tal vez, podemos suponer, que la forma del parte exigía informes específicos sobre el resultado de la acción de guerra, sin detenerse en otros comentarios.
Esta conclusión nace del documento enviado a las autoridades del gobierno patrio a fines de febrero, donde expone lo siguiente: "Como sé la satisfacción que tendrá V.E. en recompensar a las familias de los individuos del regimiento, muertos en la acción de San Lorenzo, o de sus resultas, tengo el honor de incluir a V.E. la adjunta relación de su número, país de su nacimiento y estado. No puedo prescindir de recomendar, particularmente a V.E., a la viuda del Capitán don Justo Bermúdez, que ha quedado desamparada con una criatura de pecho, como también a la familia del granadero Juan Bautista Cabral, natural de Corrientes, que, atravesado por dos heridas, no se le oyeron otros ayes que los de "Viva la Patria! muero contento por haber batido a los enemigos"; efectivamente, a las pocas horas feneció, repitiendo las mismas palabras" Haciéndose cargo de este acto de justicia reclamado por San Martín, el gobierno, en el mes de marzo, mediante decreto asignó pensiones a los deuos de los patriotas que dejaron su vida en el combate de San Lorenzo.
¿Quiénes fueron ellos?
Sus nombres fueron inmortalizados por una relación enviada por el comandante José Zapiola, entregada al gobierno el día 25 de febrero. El listado completo es el siguiente: Jenuario o Juanario Luna, de San Luis
Juan Bautista Cabral, de Corrientes Basilio Bustos, de San Luis Feliciano Silva, de Corrientes
Ramón Saavedra, de Santiago del Estero Blas Vargas, de Santiago del Estero
Ramón Amador, de La Rioja José Márquez, de Córdoba
Domingo Pourteau, de Labarthe Riviére, Francia
José Manuel Díaz, de Córdoba
Julián Alzogaray, de Chile Domingo Soriano Gurel, de La Rioja
Juan Mateo Jelves o Gelvez, de Escobar, provincia de Bs. As.
José Gregorio Franco, de San Luis
Todos ellos merecen el respeto y la gloria eterna y si resaltamos a los granaderos Saavedra y Vargas es para testimoniar que Santiago del Estero tuvo heroica participación en la construcción de la Patria, desde sus mismos momentos iniciales.
A doscientos once años de aquel gran ejemplo de lealtad y amor patrio, vale no solo recordarlos sino también preguntarnos cuándo y por qué los argentinos dejamos de cultivar el valor del patriotismo, en el sentido sanmartiniano de que la Patria es una y de todos y cada uno de nosotros. Que es deber imprescindible amarla y cuidarla como a nosotros mismos. Es una tarea de fraternidad permanente.
Esta recordación sigue el mandato "es deber de todo americano libre, transmitir a las nuevas generaciones, la gloria de quienes se sacrificaron para que pudieran gozar de sus derechos" tal como lo expresara el General José de San Martín, desde el Perú.