El epicentro del escándalo fue la manzana B, lote 32. El presunto disparador, un intento de desalojo. Corolario, insultos y una pelea a trompadas.
Cartonero resultó fracturado al pelear con sobrino por una casa Cartonero resultó fracturado al pelear con sobrino por una casa
Una vivienda del B° Juan Díaz de Solís habría desencadenado una feroz pelea entre el tío y un sobrino, ambos cartoneros, en cuya extrema violencia y rigor físico, el primero habría terminado fracturado en el brazo derecho.
De acuerdo con las exposiciones realizadas ante la Seccional 51, minutos previos a la pelea el tío le habría exigido al sobrino retirarse de la vivienda, en la cual reside el acusado tras el fallecimiento de su abuela, en el 2023.
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Así, con las palabras devaluadas y los ánimos crispados, el miércoles al mediodía Daniel Gustavo Navarro se habría presentado en el inmueble, ubicado en manzana B y lote 32, donde se domicilia su sobrino, Emilio Benjamín Navarro, junto a su pareja e hijo en común.
Los testigos presenciales deslizaron que hubo gritos recíprocos y que Daniel le habría fijado un ultimátum: o Emilio se retiraba, o le lanzaba todos sus bienes a la calle.
En segundos, tío y sobrino se trenzaron a trompadas limpias. Poco y nada contribuyeron los gritos "pacificadores" de otros familiares, ya que los dos rivales habían pasado a un nivel B, en una clara tirantez sin retorno.
Y la pelea cesó cuando Daniel sufrió la fractura del brazo derecho. Por ello, se retiró y terminó en un centro de salud. Antes de la tarde, trasladaron sus diferencias a la Seccional 51, donde realizaron denuncias cruzadas, y en la noche partió una orden de detención.
Rápido, el abogado, Luis Barraza, interpuso un recurso de eximición de prisión, ya que a criterio suyo "se trató de un enfrentamiento en que mi representado no tuvo otra salida que defenderse de una agresión no deseada", según lo plasmó en el escrito.
En esa sintonía, Emilio tomó unas cuantas prendas y desapareció del B° Juan Díaz de Solís, al menos hasta que el horizonte policial-judicial le sea propicio.
Con un patrullero y policías golpeando las puertas en la casa para llevárselo, Barraza apuraba el trámite ayer, resuelto en que un juez "blinde" a su cliente, o bien quede "de pechito" para una detención. En los próximos días, a través de una audiencia, la Justicia resolverá el pedido del abogado.