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Un matrimonio santiagueño busca a su beba, "robada" en el Hospital Rivadavia en 1971

Eran apenas unos adolescentes cuando dejaron Santiago en busca de trabajo en Buenos Aires y vivieron una pesadilla.

17/12/2023 06:00 Policiales
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Un matrimonio santiagueño busca a su beba, "robada" en el Hospital Rivadavia en 1971 Un matrimonio santiagueño busca a su beba, "robada" en el Hospital Rivadavia en 1971

La "verdad"; es lo que un matrimonio santiagueño busca después de más de 50 años con una espina clavada en su corazón. Una herida que no cicatriza y duele ahora más que nunca. En 1971 les dijeron que su bebé había muerto a los dos días de su nacimiento en el Hospital Bernardino Rivadavia de Buenos Aires y hoy están seguros de que se la "robaron para venderla".

Una investigación de Telefé Noticias conmueve al país. Durante dos años trabajaron en la producción de un informe que publicaron por primera vez el pasado jueves 7 del corriente y que tuvo diferentes capítulos hasta el viernes, develando la supuesta macabra operación.

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El trabajo periodístico sacó a la luz a través de testimonios, cómo operaba una red de empleados del hospital más antiguo de Buenos Aires, para "robar y comercializar bebés en un mercado negro" entre 1970 y el 2000, tiempo en el que habrían vendido al menos 90 recién nacidos.

Víctimas de esa maniobra, habrían sido Rosa y Néstor, un matrimonio santiagueño que por aquel entonces había llegado en busca de oportunidades a la Capital Federal, pero atravesaron la página más oscura de su historia, y hoy, la cuentan a EL LIBERAL.

A mediados de 1971, Néstor Rosales y Rosa, decidieron dejar sus casas en los barrios Belgrano y Mosconi, respectivamente, para mudarse a Buenos Aires en busca de trabajo. Rosa tenía 15 años y estaba embarazada. Néstor, tenía poco más de 20 años y tras casarse, tenía la responsabilidad de cuidar de su familia en pleno crecimiento.

Llegaron en junio de ese año y los primeros meses no fueron nada fáciles y en ese contexto, les tocó vivir el dolor más grande que pudieran sentir. "Ella se descompuso y nos fuimos al Hospital Rivadavia, estoy casi seguro que fue el segundo domingo de septiembre de 1971", comenzó relatando Néstor.

"No teníamos medios, aún yo no había conseguido trabajo. Llevábamos tres meses, todavía teníamos la voz de campechanos, a veces la gente se nos burlaba por la tonada, o se aprovechaban como lo hicieron con nuestra hija", agregó.

"Rosa era muy chica, solo tenía 15 años y gestaba el 7º mes de embarazo. A ella la revisaron y le colocaron una inyección, hoy pienso que fue para provocar el parto. Nos dijeron que regresáramos a las dos horas y nos quedamos en una plaza cercana, y después de las dos horas volvimos y a ella la internaron, y a mí no me dejaron pasar, me hicieron a un lado", recordó Néstor Rosales.

"Quedó internada, nació la criatura y le preguntaron a ella el nombre y les dijo Rocío, Rocío Rosales, que era el nombre que habíamos elegido. Quedó internada y yo regresé a mi casa y volví al día siguiente", sostuvo. "Ese lunes, ella estando en la sala, preguntó si podía ver a su hija, le dijeron que sí, la acompañaron a una sala de Neonatología", precisó. "A mí me señalaron una cuna en la tercera fila, desde lejos, yo les dije que no podía verla, pero no me dejaron acercar", recordó angustiada Rosa.

El día del parto no le acercaron a su bebé para que pudiese verla. "Yo me olvidé o bloqueé todo esto. Me dijeron que era muy chica y que después me la iban a traer, 'quedate tranquila que está bien' me decían", afirmó Rosa.

El martes, ingresaron a la sala y le dijeron a Rosa que Rocío había muerto. "Yo lloraba. Les dije que no teníamos medios", recordó la mujer. "No nos dieron ninguna explicación, solo que había nacido sietemesina y que no había completado los 9 meses de gestación", señaló Néstor. "Fue una mujer la que me avisó, me decía quedate tranquila, después vas a poder tener otros hijos. Vos sos joven, no te pongas mal", recordó Rosa con la voz entrecortada.

"Yo le pedí que me la dejaran ver, pero me decían que me iba a poner mal y que era preferible no verla", explicó la mujer y nunca se la mostraron. Hoy, al escuchar otros testimonios similares en ese hospital, sospechan que se trató de un modus operandi perfectamente aceitado.

Ni actas, ni el destino de los restos de Rocío

Cuando le informaron a Néstor Rosales que su bebé había muerto, comenzó otro periplo: obtener la documentación correspondiente.

"Me preguntaron si me iba a hacer cargo y yo le dije que no tenía trabajo, que no tenía cómo. Me dijeron que nos quedáramos tranquilos, que ellos se iban a encargar, 'la vamos a llevar al cementerio de la Chacarita y vengase en un par de días que le vamos a dar la ubicación' me decían".

"Me llevaron a la morgue y me mostraron un bebé congelado y grande, cuando mi hija era sietemesina (haciendo el gesto con sus manos que Rocío debía ser pequeña), y desde ese momento me quedó la duda", recordó.

"Volví entre 10 y 15 veces a pedir los papeles, nunca me dieron el acta de defunción o la ubicación en el cementerio de la Chacharita, igual a lo que cuenta la gente en los testimonios del informe de Telefe Noticias", cerró.

"Nos gustaría encontrarla y darle un abrazo"

Néstor y Rosa estaban participando de la fiesta de la Virgen del Valle en Catamarca cuando Telefe Noticias publicó la primera parte de su investigación. Se enteraron días después y descubrieron que lo que les había pasado a ellos, se había repetido decenas de veces con otros padres.

"Queremos saber la verdad, saber si está viva. Ojalá que esté viva, tendría 52 años, pero sabemos que esto lleva tiempo", dijo Néstor. "Sería una gran alegría para nosotros, va a llevar tiempo, habrá que investigar, hacer un ADN, no va a ser inmediato. Pero claro que nos gustaría encontrarla y darle un abrazo". Luego recordó: "En los 80', yo estaba trabajando por La Plata y me crucé con una chica, idéntica a mi hija, a la que tengo ahora (con una segunda pareja), y se lo conté a ella -a Rosa-, fue en una plaza, cuando venía nos clavamos la mirada, pasó y sentí que era ella, Rocío. Yo siempre le decía a él, Dios te dio la hija que nosotros perdimos", finalizó Rosa.

Caminos difíciles que se separaron y volvieron a unir

La historia de Rosa y Néstor no fue sencilla. Tras la pérdida de la hija de ambos, se separaron tres años después. Ambos vivían en Lanús. Ella tuvo dos hijos varones con otro hombre y él se convirtió en Policía Federal y tuvo una niña y un niño con otra mujer.

Vivían a unas 7 cuadras, y pese a que no se hablaban, sabían que el otro estaba cerca. En el 2.000 Rosa quedó viuda. Un año más tarde, retomó la relación con Néstor que ya se había separado. En el 2.003, se volvieron a casar en Santiago y en 2011 se radicaron otra vez en la provincia.

Un modus operandi que quedó expuesto en la cantidad de testimonios

Entre 1970 y 2000, al menos 90 bebés fueron robados y vendidos en el Hospital Bernardino Rivadavia, ubicado en Recoleta, Buenos Aires. El dato surgió de una investigación realizada por el equipo de Telefé Noticias que fue dada a conocer en la noche del jueves 7 del corriente en una primera entrega y que llevó dos años de producción.

Ya expusieron al menos seis capítulos de la compleja investigación, bajo el título de "Mercado negro de bebés". El informe denunció que durante tres décadas (hay casos previos también) funcionó una red integrada por empleados del centro de salud - el más antiguo del país- que hacía negocios "robando y vendiendo recién nacidos".

En ese tiempo, previo, durante y finalizada la última dictadura militar, el dispositivo creado para traficar niños utilizó los mismos mecanismos para engañar a las víctimas. En la mayoría de los casos, "a las mamas les decían que los bebés habían muerto mientras los compradores esperaban atrás de la puerta", según relataron los testigos que aparecieron en la producción periodística.

Médicos, parteras y enfermeros utilizaban el mismo artilugio para evitar entregar los cuerpos ante las presuntas muertes. En todos los casos, les decían a las madres que en el hospital se encargarían de la cremación o el entierro de los pequeños, siempre en el cementerio de la Chacarita.

Debido a la oleada de denuncias, por estos días hay una causa judicial en manos del juez Daniel Rafecas, a cargo del juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N°3 de la ciudad de Buenos Aires, que esta en etapa inicial y para la cual ya fueron pedidos informes al hospital y al cementerio porteño que está caratulada como "sustracción de menores".

Los testimonios de las familias víctimas son desgarradores

"Mi hermana tuvo un niño en 1980. Llegó al hospital estaba en contracciones, la pusieron en un catre, separada de la sala de preparto y cuando nació no se lo dejaban ver. Con el tiempo se empezó a investigar y tuvo la certeza de que le robaron al bebé", relató Valeria, hermana de una de las víctimas y tía del niño registrado como Pablo Gerónimo Aranovich, a quien le atribuyeron como presunta causa de muerte un "paro cardiorrespiratorio no traumático".

Un testimonio similar fue el de Adriana, una mujer que contó que dio a luz el 24 de agosto de 1985. "Tuve a mi hijo por parto normal, no me dejaron verlo, se lo llevaron, me dijeron que estaba bien y al día siguiente me dijeron que había fallecido", relató.

En todos los testimonios que se expusieron en las diferentes emisiones de Telefé Noticias, se repiten muchas de las situaciones que tuvieron que atravesar las mamás vulnerables que llegaron al hospital y que cayeron en manos de los miembros de esta organización.

En la mayoría de los casos nuca se los habían dejado ver a los recién nacidos en los partos, las muertes se producían de forma repentina, sin razón aparente alguna.

Siempre les decían que no vieran a sus hijos supuestamente muertos, porque eso les afectaría, por el contrario, las "alentaban" diciéndoles que eran jóvenes y que tendrían más hijos en el futuro.

Los restos siempre quedaban a cargo del hospital, y aseguraban que los enterrarían en el cementerio de la Chacarita, pero nunca brindaron la documentación.

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