La historia del otro Taquetúyoj que no vemos La historia del otro Taquetúyoj que no vemos
Mi nombre es Juan Torrez, vivo en Taquetuyoj en el departamento Loreto, siempre viajo y noto que cada vez vuelvo menos. La desflorada, el arándano, la papa, el espárrago, siempre hay una oferta laboral para salir a trabajar afuera, y la partida a veces en grupo ayuda con la nostalgia, pero parece increíble que se extrañe lo más cotidiano, lo que normalmente no tomamos en cuenta, las cosas simples.
No sé si será el monte que nos tapa el horizonte y nos obliga a ver cerca, porque es muy diferente a donde vamos, allá la mirada se pierde en el horizonte y cuando el sosiego llega con la tarde es imposible no recordar, nada es igual, los sonidos, los olores, no se puede evitar que los recuerdos lleguen.
El aroma del patio cuando se prende el horno, si es invierno mejor porque el humo se arrastra perezoso como preludio del banquete, parece que se mezcla con el ruido del oflador que golpea con los bordes de la batea cuando la mama prepara panes y tortillas, es inconfundible, no hay otro lugar en el mundo que pueda provocar esa añoranza que no sea el patio de mi casa.
Las siestas son inolvidables. Salir en la bicicleta a cazar iguanas para el verano y conejos para el invierno esos recuerdos vienen, se quedan por horas en la cabeza y más los de mi casa, porque mi madre que es telera al igual que muchas vecinas y el ruido de sus telares de palo tiene un ritmo que no se olvida.
Se extraña hasta el sonido de la carretilla cargada de mantas cruzando la ruta.
Y cuando estamos allá lejos, al sol, uno pude verlo perderse en el horizonte, mientras que en casa se pierde entre los árboles de atrás del corral, que en ese momento cobra vida, las cabras regresan del monte se juntan con sus crías, balidos, los ladridos del perro cabrero todo cubierto por una fina capa de polvo suspendido en el aire y, que trae ese sabor acre característico de la tarde de mi pago que tiene esa forma tan diferente de preludiar el sosiego, la calma de la larga jornada, la que junto a sus sonidos, aromas y sabores me acompaña donde quiera que vaya.
Texto y fotos: Julio J. Jozami
(Juan Torrez es un nombre ficticio con el que se representa a todos los pobladores de Taquetuyoj consultados sobre el desarraigo)