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EL LIBERAL . Santiago

Cristian, Pablo y Sergio cumplieron su sueño de ingresar al mundo laboral en Santiago

CRISTIAN se desempeña en una concesionaria de motos en el Ãrea de atención al cliente

CRISTIAN se desempeña en una concesionaria de motos en el área de atención al cliente.

20/04/2019 21:03 Santiago
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Cristian, Pablo y Sergio cumplieron su sueño de ingresar al mundo laboral en Santiago Cristian, Pablo y Sergio cumplieron su sueño de ingresar al mundo laboral en Santiago

Desde esta semana, Sergio Garay

comenzó a trabajar en modo

de pasantía laboral en un supermercado

céntrico. Esta etapa

es la última en el trayecto educativo

que recibió en la institución

Asaim, Camino de Esperanza,

en la cual lo fueron preparando

para afrontar uno de los pasos

más trascendentes en su existencia:

Llevar una vida independiente.

Sergio, es uno de los muchos

jóvenes santiagueños que padecen

Sindrome de Down y, uno de

los pocos, que puede acceder a esta

posibilidad.

“Me encanta trabajar, así puedo

ganar plata”, dice sonriente

y enfundado en su chaleco rojo

mientras mira la cámara. Agrega:

“vengo los lunes y miércoles por

la mañana”, como para dar cuenta

de esta nueva experiencia laboral

en el Súper Nataly de la avenida

Rivadavia.

Cuenta que en esta

etapa lo que hace es “acomodar

las góndolas y ayudar a la gente

a poner las cosas que compra en

la bolsa”.

Y añade con una sonrisa

pícara: “Me dan propinas”.

“Lo que hago también es acomodar

las góndolas, ponerle las

cosas en la bolsa a la gente, Me levanto

bien temprano para venir y

me gustaría trabajar aquí. Me gusta

estar aquí”, señaló.

PABLO trabaja en una panadería fabricando galletitas.

Sergio comenzó a trabajar esta

semana. Y sus docentes de Asaim

lo celebraron publicando una foto

en el Facebook de la institución

con sus nuevos compañeros de

trabajo. Para Asaim, al igual que

para otra institución como Aspadi

que trabajan con esmero en buscar

nuevos integradores laborales

a través de estas pasantías, cada

nueva puerta de una empresa que

se abre es un logro invaluable.

Al igual que Sergio, otro de

sus compañeros en las aulas de

Asaim, va por el mismo camino.

Cristian Juárez, también con Síndrome

de Down se levanta antes

de las 8 para poder tomar el colectivo

que lo trae desde el Ejército

Argentino hasta el centro de la

ciudad y entrar a las 9,15 a la concesionaria

de motos Yuhmak donde

también realiza una pasantía

laboral.

Cristian está en la parte de

recepción y atención al cliente.

“Atiendo a la gente que pasa a

comprar motos. Después les digo

que usen el casco y estoy también

donde se les hace entrega de las

motos”, señala como parte de las

tareas que realiza en la concesionaria

de la calle Tucumán. Agrega

que “entro a las 9,15 y salgo a las

12.30 y vuelvo en el colectivo”.

El de Pablo Rodríguez es otro

caso similar. Este año inició una

pasantía en la panadería Mi Luna

de La Banda. “Hago pepas, palitos,

tareas de limpieza, de todo”,

cuenta en su día de descanso,

acompañado de su familia.

Agrega que “voy a trabajar a las

9 y salgo a las 12. Voy 3 días, lunes,

martes y viernes. Hago de todo

con masa, harina y grasa. Mi jefe

me ha enseñado”, puntualiza.

En

el caso de Pablo, ya carga con algo

de experiencia. “El año pasado hacía

chocolate y dulces de chocolates”,

señala en alusión a otro negocio

en el que trabajó dedicado a este

tipo de productos. Ahora, “en la

panadería hago más cosas pero mi

sueño es ser maestro”, indicó.

SERGIO comenzó una pasantía en un supermercado.

El entorno familiar

Para Susana Muratore de Garay,

la mamá de Sergio el hecho

que su hijo haya podido ingresar

a esta pasantía laboral, es un paso

más hacia un proyecto de vida independiente.

“Nosotros desde que Sergio ha

nacido, hemos proyectado una vida

con mi marido y nuestros otros

hijos, como familia hemos proyectado

una vida normal para él y

una vida normal es que pueda haber

hecho una escolaridad, una capacitación,

él ya se recibió de chef,

ha hecho un terciario y el paso que

sigue es entrar a trabajar”, indicó

Susana.

Agregó que “es lo normal en

la vida y lo que queremos que haga,

que pueda hacer los pasos normales

de cualquier persona, que

pueda llevar adelante un proyecto

de vida como cualquier otro, que

pueda hacerlo y llevar una vida independiente,

no depender de sus

hermanos o de alguien para vivir”.

Ahora, con esta oportunidad a

una salida laboral, agregó que “él

está muy contento, viene muy feliz

a trabajar, ha hecho un vinculo

con sus compañeros en poco tiempo,

está en un camino de pasantía

educativa laboral que lo está preparando

para salir a trabajar como

adulto”.

Puntualizó que “la idea es que

vaya teniendo distintas experiencias

en distintos lugares de

trabajo para poder el día de mañana,

poder pensar en un proyecto

de vida, de adulto, trabajando

y pudiéndose mantener y

pudiéndose como cualquier persona

hacer un proyecto de vida

adulto”.

Cristian

Para Francisco Juárez y Rosa

Ovejero, los padres de Cristian,

el sexto hijo de la familia, hay

una evolución importante en su

forma de ser y expresarse desde

que inició la pasantía.

“Todos nosotros lo vemos

muy cambiado. Habla más, sabe

llevar una conversación. Va ganando

en el trato con la gente, en

la comunicación”, señaló Rosa al

referirse a su hijo.

Agregó que “pese a que él

siempre ha sido comunicativo

porque ha aprendido en la casa,

en la comunidad y en la escuela,

también ha aprendido de los hermanos

mayores pero ahora está

completamente distinto”.

De hecho, su capacidad de

comunicación quedó manifiesta

cuando este cronista para dar

con la ubicación de la casa donde

se hizo la nota llamó al celular

que le habían pasado, pensando

que atendería la madre, pero un

-“sí, venga lo espero” de Cristian dejó

claro quién manejaba la comunicación

en la familia.

Francisco, añadió que “él va

solo al trabajo.

Entra a las 9 y sale

a las 8 de aquí. Después sale

como a las 12 del trabajo y la hora

que llega aquí varía pero va los

lunes y martes y viernes a trabajar”.

A

su turno, Rosa agrega que

hay otro factor que también le

hace bien e influye en su ánimo.

“Sobre todo le está haciendo

muy bien porque recibe platita

y porque él es medio “turquito”

y yo soy la cajera. Me da y me

dice que no gaste y le tengo que ir

guardando la plata”.

Pablo

“Pelusa” Rodríguez, la mamá

de Pablo no quiere dar su nombre

porque todos la conocen así

en La Banda. Reconoce que “Pablo

ha cambiado mucho en todo.

Ha aprendido a ir solo al trabajo

y eso le da mucha seguridad.

Trabaja 3 días en la panadería y

va 2 días solo a la escuela, en el

colectivo”, cuenta como parte de

los cambios que experimentó en

el último tiempo.

Agregó que el rasgo más importante

es que “se nota en él la

seguridad que le da manejarse

solo. Trabaja muy bien en la panadería.

El profesor que le hace

el seguimiento me ha dicho que

es muy bueno en eso.

El ha trabajado

en la chocolateria Kakaw

en Santiago, donde también le

ha ido bien pero ahí era más

complicado porque tenía que ir

y volver solo en colectivo, pero

aquí como es cerca va y viene caminando”.

Puntualizó además que otro

de los rasgos que lo hacen ver

más independiente es que “ya no

quiere que lo vayamos a buscar a

la escuela, pide volver solo y eso,

le hace muy bien”.

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