Cristian, Pablo y Sergio cumplieron su sueño de ingresar al mundo laboral en Santiago Cristian, Pablo y Sergio cumplieron su sueño de ingresar al mundo laboral en Santiago
Desde esta semana, Sergio Garay
comenzó a trabajar en modo
de pasantía laboral en un supermercado
céntrico. Esta etapa
es la última en el trayecto educativo
que recibió en la institución
Asaim, Camino de Esperanza,
en la cual lo fueron preparando
para afrontar uno de los pasos
más trascendentes en su existencia:
Llevar una vida independiente.
Sergio, es uno de los muchos
jóvenes santiagueños que padecen
Sindrome de Down y, uno de
los pocos, que puede acceder a esta
posibilidad.
“Me encanta trabajar, así puedo
ganar plata”, dice sonriente
y enfundado en su chaleco rojo
mientras mira la cámara. Agrega:
“vengo los lunes y miércoles por
la mañana”, como para dar cuenta
de esta nueva experiencia laboral
en el Súper Nataly de la avenida
Rivadavia.
Cuenta que en esta
etapa lo que hace es “acomodar
las góndolas y ayudar a la gente
a poner las cosas que compra en
la bolsa”.
Y añade con una sonrisa
pícara: “Me dan propinas”.
“Lo que hago también es acomodar
las góndolas, ponerle las
cosas en la bolsa a la gente, Me levanto
bien temprano para venir y
me gustaría trabajar aquí. Me gusta
estar aquí”, señaló.
PABLO trabaja en una panadería fabricando galletitas.
Sergio comenzó a trabajar esta
semana. Y sus docentes de Asaim
lo celebraron publicando una foto
en el Facebook de la institución
con sus nuevos compañeros de
trabajo. Para Asaim, al igual que
para otra institución como Aspadi
que trabajan con esmero en buscar
nuevos integradores laborales
a través de estas pasantías, cada
nueva puerta de una empresa que
se abre es un logro invaluable.
Al igual que Sergio, otro de
sus compañeros en las aulas de
Asaim, va por el mismo camino.
Cristian Juárez, también con Síndrome
de Down se levanta antes
de las 8 para poder tomar el colectivo
que lo trae desde el Ejército
Argentino hasta el centro de la
ciudad y entrar a las 9,15 a la concesionaria
de motos Yuhmak donde
también realiza una pasantía
laboral.
Cristian está en la parte de
recepción y atención al cliente.
“Atiendo a la gente que pasa a
comprar motos. Después les digo
que usen el casco y estoy también
donde se les hace entrega de las
motos”, señala como parte de las
tareas que realiza en la concesionaria
de la calle Tucumán. Agrega
que “entro a las 9,15 y salgo a las
12.30 y vuelvo en el colectivo”.
El de Pablo Rodríguez es otro
caso similar. Este año inició una
pasantía en la panadería Mi Luna
de La Banda. “Hago pepas, palitos,
tareas de limpieza, de todo”,
cuenta en su día de descanso,
acompañado de su familia.
Agrega que “voy a trabajar a las
9 y salgo a las 12. Voy 3 días, lunes,
martes y viernes. Hago de todo
con masa, harina y grasa. Mi jefe
me ha enseñado”, puntualiza.
En
el caso de Pablo, ya carga con algo
de experiencia. “El año pasado hacía
chocolate y dulces de chocolates”,
señala en alusión a otro negocio
en el que trabajó dedicado a este
tipo de productos. Ahora, “en la
panadería hago más cosas pero mi
sueño es ser maestro”, indicó.
SERGIO comenzó una pasantía en un supermercado.
El entorno familiar
Para Susana Muratore de Garay,
la mamá de Sergio el hecho
que su hijo haya podido ingresar
a esta pasantía laboral, es un paso
más hacia un proyecto de vida independiente.
“Nosotros desde que Sergio ha
nacido, hemos proyectado una vida
con mi marido y nuestros otros
hijos, como familia hemos proyectado
una vida normal para él y
una vida normal es que pueda haber
hecho una escolaridad, una capacitación,
él ya se recibió de chef,
ha hecho un terciario y el paso que
sigue es entrar a trabajar”, indicó
Susana.
Agregó que “es lo normal en
la vida y lo que queremos que haga,
que pueda hacer los pasos normales
de cualquier persona, que
pueda llevar adelante un proyecto
de vida como cualquier otro, que
pueda hacerlo y llevar una vida independiente,
no depender de sus
hermanos o de alguien para vivir”.
Ahora, con esta oportunidad a
una salida laboral, agregó que “él
está muy contento, viene muy feliz
a trabajar, ha hecho un vinculo
con sus compañeros en poco tiempo,
está en un camino de pasantía
educativa laboral que lo está preparando
para salir a trabajar como
adulto”.
Puntualizó que “la idea es que
vaya teniendo distintas experiencias
en distintos lugares de
trabajo para poder el día de mañana,
poder pensar en un proyecto
de vida, de adulto, trabajando
y pudiéndose mantener y
pudiéndose como cualquier persona
hacer un proyecto de vida
adulto”.
Cristian
Para Francisco Juárez y Rosa
Ovejero, los padres de Cristian,
el sexto hijo de la familia, hay
una evolución importante en su
forma de ser y expresarse desde
que inició la pasantía.
“Todos nosotros lo vemos
muy cambiado. Habla más, sabe
llevar una conversación. Va ganando
en el trato con la gente, en
la comunicación”, señaló Rosa al
referirse a su hijo.
Agregó que “pese a que él
siempre ha sido comunicativo
porque ha aprendido en la casa,
en la comunidad y en la escuela,
también ha aprendido de los hermanos
mayores pero ahora está
completamente distinto”.
De hecho, su capacidad de
comunicación quedó manifiesta
cuando este cronista para dar
con la ubicación de la casa donde
se hizo la nota llamó al celular
que le habían pasado, pensando
que atendería la madre, pero un
-“sí, venga lo espero” de Cristian dejó
claro quién manejaba la comunicación
en la familia.
Francisco, añadió que “él va
solo al trabajo.
Entra a las 9 y sale
a las 8 de aquí. Después sale
como a las 12 del trabajo y la hora
que llega aquí varía pero va los
lunes y martes y viernes a trabajar”.
A
su turno, Rosa agrega que
hay otro factor que también le
hace bien e influye en su ánimo.
“Sobre todo le está haciendo
muy bien porque recibe platita
y porque él es medio “turquito”
y yo soy la cajera. Me da y me
dice que no gaste y le tengo que ir
guardando la plata”.
Pablo
“Pelusa” Rodríguez, la mamá
de Pablo no quiere dar su nombre
porque todos la conocen así
en La Banda. Reconoce que “Pablo
ha cambiado mucho en todo.
Ha aprendido a ir solo al trabajo
y eso le da mucha seguridad.
Trabaja 3 días en la panadería y
va 2 días solo a la escuela, en el
colectivo”, cuenta como parte de
los cambios que experimentó en
el último tiempo.
Agregó que el rasgo más importante
es que “se nota en él la
seguridad que le da manejarse
solo. Trabaja muy bien en la panadería.
El profesor que le hace
el seguimiento me ha dicho que
es muy bueno en eso.
El ha trabajado
en la chocolateria Kakaw
en Santiago, donde también le
ha ido bien pero ahí era más
complicado porque tenía que ir
y volver solo en colectivo, pero
aquí como es cerca va y viene caminando”.
Puntualizó además que otro
de los rasgos que lo hacen ver
más independiente es que “ya no
quiere que lo vayamos a buscar a
la escuela, pide volver solo y eso,
le hace muy bien”.