Lo que nos dejó la increíble vida y muerte de la guerrera de Frías Lo que nos dejó la increíble vida y muerte de la guerrera de Frías
"Ante todo, la enseñanza que nos dejó Flor es su ejemplo de amor, porque a pesar de su lucha por vivir, con una fortaleza incomparable, nunca se dio por vencida y siguió hasta último momento haciendo el bien. Tenía 4 años cuando perdió a su madre y tenía 14 cuando descubrimos su insuficiencia coronaria… desde ese momento empezó una larga historia por sobrevivir que no le impidió hacer cosas por el prójimo, cosas que poca gente sabe…".
Florencia Genesir estuvo en emergencia nacional porque necesitaba con urgencia un corazón. Dos veces estuvo a punto de ser trasplantada, pero no pudo ser y siguió esperando sin desanimarse internada en la Fundación Favaloro. Cuando por fin se produjo el implante, todo iba de maravillas. Santiago aún recuerda aquel video en el que se la vio caminando junto a Silvio su papá. Pero cuando nada hacía presagiar su muerte, el día que iba a ser dada de alta, Dios dispuso llevársela y la provincia entera se conmovió ante el peor desenlace.
"Siempre supo cómo sobreponerse a las distintas adversidades que le tocó en su vida. Nos dejó una enseñanza de amor, de amor al prójimo, a la gente que menos tiene. Ella estuvo siempre en la ayuda constante hacia el más necesitado, con el más humilde. No son sólo palabras. Lo hizo a través de actos, porque una cosa es hablar y otra es hacerlo con acciones de vida. Yo le puedo contar: una vez se incendió una vivienda aquí en Frías donde vivía una familia, como diez personas, en una pieza de 4 x 4. Fue un domingo, a la madrugada. Ella vivía con mis padres, quienes fueron los que la criaron. Ella me habló por teléfono diciéndome "Papá, papá, vení porque se incendió una casa y quiero ir a ver qué necesitan". Me llegué. Ella cobraba una pequeña parte de una pensión que le quedó de la madre fallecida y con esa platita fue al supermercado, compró de todo y asistió a esa familia. Me hizo hacer tres viajes. Nos dejó sin colchones para las visitas, sin ropa de los hermanos".
- ¿Qué edad tenía en ese momento?
- Tenía 19 años. Ayudar era algo que le nacía. Flor para mí fue un ser que Dios puso en la tierra para enseñarnos que el amor es lo principal. Se sobrepuso a todo. Cuando nació, a los dos meses, la madre se enfermó, quedó cuadripléjica y fue cuando la llevan mis padres a vivir con ellos. Vivió cuatro años con la madre, prácticamente no la disfrutó. Si usted lee su cuenta de Facebook, la madre era lo máximo, era todo, era como si ella le anunciaba a la madre que en algún momento iban a estar juntas. Son personas que para mí las pone Dios en la Tierra, no hay otra explicación.
- ¿Qué cree usted que Dios quiso enseñarnos con su muerte entonces?
- Que la vida no es pelearse, que no tenemos que tener rencor. Lo más reciente, fíjese usted que durante la enfermedad de ella, en Frías ardía la contienda política, pero al enterarse de su lucha por sobrevivir, todos los políticos se unieron con un solo objetivo que en ese momento era un corazón para Flor. O sea, los unió a los políticos, se olvidaron de la contienda electoral, o unió a los clubes de fútbol, ya sea Central o Talleres, Villa Paulina o Tráfico. Todos hicieron una bandera, un corazón para Flor. Realmente unió a este pueblo. Dio una muestra de unidad. En mi cuenta de Facebook la gente me escribió que Flor era un ángel que vino para demostrarnos amor, unirnos a los frienses, para hacernos mejor personas. Capaz que esta ciudad, hoy hace un click, y entiende que esta chica nos enseñó que tenemos que unirnos para salir adelante; por ejemplo, en la parte política, que el que ganó que gobierne y el que perdió acompañe para ver si así salimos adelante. No podemos vivir de mezquindades y con rivalidades. Creo que todo eso nos enseñó ella.
- ¿Cómo fue el proceso durante el cual Flor estuvo esperando un corazón?
- Fue bastante duro, pero a la vez nos reconfortaba la oración. Todo el mundo oraba, pedía, se hicieron beneficios, los ciclistas hicieron un recorrido por la ciudad con una urna, los folcloristas hicieron una peña a beneficio en el Sirio Libanés en donde fue un lleno total y quedó gente afuera. Pablo Castillo, un muchacho que hace tocadas callejeras, juntó una muy buena cantidad de plata, algo que nunca se había dado. La gente puso urnas en los comercios, en las escuelas. La difusión de los medios radiales, de la televisión… en especial, yo siempre lo hice notar, de EL LIBERAL, donde sacaban páginas completas de lo que era la situación que vivía Flor. Hoy, lo único que puedo decir es gracias y toda la vida voy a estar agradecido.
- Todos recordamos aquel video cuando empezó a caminar después del trasplante y que nos alegramos todos.
- Eso fue algo de lo más hermoso. Su expresión, la alegría de volver a sentirse bien, de volver a caminar. Ya faltaban días para que saliera de alta. Después de ese video, volvimos a caminar cinco veces. Era una sola cosa de risas. Le cuento una anécdota: Mi papá es un tipo especial. él se había recorrido la Favaloro, haciendo amistades por todos lados, visitando a todas las personas que habían sido trasplantadas dándoles fuerzas, y justo en ese momento que íbamos caminando para el video, Flor conoció a una de esas familias, que al vernos saludaron a mi padre con alegría, entonces yo le dije a mi hija: "Mirá, ahí está el fruto de Favalorito…" y Flor se largó a reír tanto que casi se me cae de lo contenta que se puso.
- ¿Qué cosa recuerda, Silvio, de su hija Flor como algo lindo en su vida?
- Su nacimiento. Su primer año que lo festejé acá, en el club Sirio. Créame que fue un ser especial. En la escuela fue una alumna brillante. Era especial para las maestras, especial para las compañeras. Son muchas las cosas. Sus 15 años que también los festejé aquí. Cuando comenzó a estudiar en Catamarca eran todas buenas notas y siempre con esa sonrisa que nunca se le borró del rostro, nunca, nunca, nunca.
- ¿El problema que ella tenía era congénito?
- Ella nació con una enfermedad congénita, con la misma enfermedad que falleció la madre. Nosotros se la descubrimos cuando tenía 14 años porque se le empezaron a hinchar un poco las manos y los pies. Le hicimos hacer estudios y supimos que era un problema serio. Esa misma madrugada tomamos la decisión y la llevamos al Hospital Allende. La empezaron a tratar y la llevaban bien con la medicación. Flor se recibe y se va a estudiar en la Unca (Universidad Nacional de Catamarca) y allí la comienza a tratar el doctor Guillermo Maso, que es un doctor de la Favaloro, que está radicado en Catamarca. El problema era que las paredes del corazón se le iban engrosando. O sea, no era una enfermedad operable. Era algo que ya él nos había anticipado que necesitaba un trasplante, pero que iba a ser entre los 45 y los 50 años. Le colocan un desfibrilador cuya única función era prevenir la muerte súbita. A los dos meses que le colocan ese desfibrilador le da una neumonía atípica bipulmonar y bacterial, la peor de todas. Casi la mata, estuvo dos meses en terapia intensiva. Salió de esa. Yo le puse "La Guerrera" porque realmente fue una niña que superó todos los obstáculos que le puso la vida. Pero se ve que esa neumonía le desorganizó el cuadro del corazón que hasta ahí estuvo controlado. Cuando comenzó este año (2018) tuvo varias recaídas y le dio otra neumonía. Estuvo cerca de un mes y medio en un sanatorio de Frías porque el médico de ella, el doctor Maso, estaba en el exterior haciendo un curso. Cuando volvió el médico la llevamos a Catamarca y él pidió una interconsulta con la mejor médica del Favaloro en rendimiento de corazón. Mi mamá y mi hermano menor la llevaron para ver si un nuevo tratamiento podía mejorar el rendimiento del corazón. Cuando le hicieron todos los estudios y los análisis dijeron que el corazón no iba más y que quedaba internada para el trasplante. El día del trasplante fue otro de los momentos más felices de mi vida porque era volver a darle vida a mi hija. Era toda felicidad. Mi papá me habla llorando diciéndome que la operación había sido un éxito total. Me fui a Buenos Aires. Ella empezó a andar muy bien. En dos días le sacaron todas las sondas, estaba limpita, salió a caminar. Era una alegría total la que teníamos. Por eso toman la decisión de que le daban el alta al otro día, hasta las diez de la mañana le daban el alta. Nosotros habíamos alquilado a tres cuadras del Favaloro, porque era de suma importancia el post trasplante, entonces teníamos que estar cerca. Estaba programado que le harían una biopsia a los 15 días, otra 15 días después y entonces ya le iban a dejar que se venga a Frías para volver recién el mes siguiente. Ya teníamos todo como nos habían dicho los médicos. Le digo más: la última biopsia iba a ser el 4 de octubre, el día que ella iba a cumplir años. Me vine para ver cómo íbamos a hacer para ir a traerla.
Pero Dios no quiso… Yo venía en viaje, cerca de Villa María, cuando mi papá llorando me avisa que se nos había ido. Fue un momento que no se lo deseo a nadie. Me bajé en Villa María, tomé otro colectivo y me fui a Rosario. Un primo mío me fue a buscar ahí para ir a encontrarme con lo peor.
- ¿Cómo se sigue después de todo esto?
- Creo que sacando fuerzas de donde uno no tiene, la gente que me sigue dando fuerzas, los doscientos o trescientos mensajes diarios que recibo por Facebook, mis amigos y mi familia ante todo. Es una herida que no cierra más, pero hay que seguir. No queda otra.