Vida, obra y fe de los menonitas de Pampa de los Guanacos Vida, obra y fe de los menonitas de Pampa de los Guanacos
“No tenemos
problema en que nos pregunten
cómo vivimos”,
afirma Isaac Beckert, gobernador
de la colonia menonita
de Pampa de los Guanacos, y ya
derrumba uno de los principales
mitos o prejuicios acerca de estas
comunidades agrícolas de las que
en general suele conocerse muy
poco y con las que quizás el más
frecuente puente cultural sea en
realidad parte de su actividad
económica: la venta de sus deliciosos
quesos.
En realidad, la natural curiosidad
que genera su paso por las
calles de Santiago contrasta con
la sencillez de su vida, sus labores
diarias y su fe, que no es otra
que el cristianismo con varias semejanzas
con las creencias de la
mayoría de los santiagueños. Los
menonitas, enfundados en sus
clásicos overoles oscuros (negros
o azules), son comunidades
con características propias, incluso entre sus mismas colonias.
En Santiago del Estero hay tres: la de Pampa de los Guanacos que abrió sus puertas a EL LIBERAL y las de Las Delicias
y Clodomira.
Esta colonia está integrada por unas 750 personas que conforman alrededor de 160 familias. Todos proceden de Durango,
México y llegaron hace
23 años a tierras santiagueñas.
“No es que no queremos que sepan cómo vivimos. Nos preguntan poco, pero cuando preguntan les contestamos", afirma don Isaac en un español con marcado acento extranjero, por el cual pide disculpas, pero que se comprende con bastante facilidad (quizás sea mayor inconveniente lo bajo del volumen de su voz que su pronunciación).
Aún así, cuando se le pidió si era
posible hacer la entrevista en su
casa, bajo techo por la llovizna
que caía en ese momento, demoró
un poco en responder, tal vez
por su escasa comprensión del
español, aunque también podría
inferirse que es el resultado de
una lucha interior entre su tímida
apertura a los demás y la reserva
de la intimidad de sus hogares,
como cualquiera la tendría.
En una entrevista distendida,
concedida generosamente
ya que estaba a
punto de dormir una siesta,
don Isaac va desgranando
conforme se le pregunta, los
principales aspectos de su vida.
Así relata que es padre de 9 hijos
(cinco varones y cuatro mujeres)
y que tiene nueve nietos. Los
hombres trabajan la tierra y crían
animales, algunos también se especializan
en ciertos oficios como
carpintería o herrería, y en esta
colonia particularmente hay un
integrante que se destaca por ser
un excelente técnico de electrodomésticos,
y cuyos servicios incluso
son contratados por los vecinos
de Pampa de los Guanacos.
Las mujeres se dedican a todas
las tareas hogareñas como cuidar
los niños, cocinar, lavar la
ropa y limpiar la casa.
Eso sí, sus característicos
carros de cuatro ruedas,
similares a nuestras
volantas, que en
su idioma (alemán bajo)
llaman “bughis”, o
los de dos ruedas a los
que simplemente llaman “zorras”
aunque “no lo son”, admite
don Isaac entre risas, son construidos
y mantenidos por cada
familia. “Todos con el mismo
modelo” y la utilización de los
mismos materiales y todos de color
verde. Se los ve sencillos, fuertes
y parcos, salvo alguno que le
pegó o pintó pequeñas franjas de
color rojo y amarillo, característicos
de la bandera alemana.
A pesar de la lenta transformación
que estas comunidades
van experimentando, ningún
trabajador se capacita afuera.
Todos han desarrollado sus
destrezas por herencia y
práctica cotidiana, a pesar
de lo cual no tienen
problemas en beneficiar
a los demás
con sus conocimientos.