TORIBIO DE LUZURIAGA: EL GIGANTE PERUANO QUE GOBERNÓ CUYO TORIBIO DE LUZURIAGA: EL GIGANTE PERUANO QUE GOBERNÓ CUYO
Todo historiador debe volver sobre los temas
sobre los que ha trabajado y sobre los que
ha investigado anteriormente.
Esta columna dominical
de El Liberal representa para quien esto
escribe un ejercicio amable y permanente de
búsqueda a fin de mejorar el conocimiento propio,
pero sobre todo para ofrecer a los lectores
nuevas perspectivas y una lectura entretenida. Y
debo confesar que a veces esa tarea no resulta
fácil.
Por eso quiero contarles una anécdota ocurrida
hace unos días.
Estaba en Pergamino recorriendo algunos
espacios culturales, tales como el Museo Casa
Natal Illia, una casona rural en la que nació el presidente
Arturo U. Illia; el casco de la Estancia San
Juan, un fuerte de frontera; y al llegar al cementerio
de la ciudad, un historiador local, Mauro
Ganem, me comentó que estaba dedicado a encontrar
la tumba del general Toribio de Luzuriaga.
Ante mi asombro, ya que no tenía idea que el
sucesor de José de San Martín como gobernador
de Cuyo hubiera muerto en Pergamino, me remarcó
además el suicidio del prócer, hecho que
tampoco recordaba.
A quienes dedicamos nuestros afanes a la tarea
intelectual, algunas veces nos cuesta aceptar
que no lo sabemos todo, y por eso es bueno
y sano descubrir nuestra ignorancia. En este caso,
apenas regresé a mi escritorio, puse manos a
la obra y comencé a indagar en la vida de un personaje
fascinante, que quizá por su trágico final
haya sido marginado del gran relato de la historia
nacional, y que sin duda merece ser recordado.
Nacimiento, familia,
formación y carrera militar
Toribio de Luzuriaga nació en la ciudad peruana
de San Sebastián de Huaraz, el 16 de abril
de 1782. Era hijo de don Manuel y doña Josefa
María Mexía Estrada Villavicencio, matrimonio
de hacendados tradicionales de la zona.
Estudió
en Lima y fue funcionario virreinal. Como tal viajó
a Santiago de Chile y finalmente llegó en 1799 a
Buenos Aires, acompañando al nuevo virrey Gabriel
de Avilés. En 1801 se incorpora a los cuerpos
militares e inicia una gloriosa carrera de armas.
Fue destinado a la frontera del gobierno de
las Misiones, donde peleó contra los portugueses.
Como artillero se destacó en la defensa de
Montevideo y Buenos Aires durante las invasiones
británicas de 1806 y 1807, llegando al grado
de capitán.
Producida la Revolución de Mayo se enrola
en el Ejército del Norte y participa de la primera
victoria patriota en Suipacha el 7 de noviembre
de 1810.
Su primera victoria como comandante
fue en Yuraicoragua en el Alto Perú el 4 de
diciembre de 1811, siendo nombrado ese año primer
director de la Academia General de Oficiales
que se funda en San Salvador de Jujuy. En 1812
se incorpora a la Logia Lautaro y allí funda su sólida
amistad con José de San Martín y Carlos de
Alvear.
Es el tiempo de asumir responsabilidades
políticas y el Triunvirato lo nombra teniente de
gobernador de Corrientes para sofocar las rencillas
internas entre los revolucionarios.
Gobernador de Corrientes
y Ministro de Guerra
En el corto tiempo en que ejerció el cargo llevó
a cabo reformas y obras perennes: decidió la
libertad civil de los indios de Itatí, Santa Lucía y
Las Garzas; abolió la institución colonial del estanco
de tabaco, liberando su cultivo; ordenó un
censo general de población, viviendas y recursos
económicos, tras el cual fijó las contribuciones
luego de prohibir a los españoles nacidos en Europa
“tener pulperías, ni casa de abasto”.
Comenzó la construcción del Cabildo correntino,
creó la capitanía del puerto y niveló las calles de
la ciudad poniéndole nombre.
Vuelto a Buenos Aires se convierte en Jefe
del Estado Mayor del Ejército siendo coronel,
y en 1815 el director supremo Alvear lo nombra
Ministro de Guerra, cargo que ocupó bajo los siguientes
directores José Rondeau e Ignacio álvarez
Thomas, arequipeño y peruano como él.
En
1816 es ascendido a general de brigada y el 28 de
marzo de ese año se casa en la iglesia de la Merced
de Buenos Aires con la porteña Josefa María
Antonia de Jesús Cavenago Patrón, gran amiga
de Remedios de Escalada, la esposa de San
Martín.
Gobernador y Comandante
de Cuyo
En agosto de 1816 deja su cargo y viaja a
Mendoza para ponerse al servicio de San Martín,
en la organización del Ejército de los Andes.
Es nombrado gobernador intendente de Cuyo y
comandante general desde el 17 de octubre de
1816 hasta su renuncia el 17 de enero de 1820.
Fue fundamental como apoyo político y económico
para la campaña de Chile, pero su rol durante
la conspiración que encabezaron desde Mendoza
los hermanos Juan José y Luis Carrera contra
San Martín y O`Higgins, que se encontraban en
Chile en junio de 1817, tratando de derrotar definitivamente
a los españoles, permitió la continuidad
de la guerra de la Independencia.
Detenidos los conspiradores y llegada la noticia
de la derrota de Cancha Rayada, Luzuriaga
dispone su fusilamiento por “delitos de lesa patria
y actos contra la plaza”.
En el paredón del cabildo,
los hermanos Carrera fueron pasados por
las armas el 8 de abril de 1818. Curiosamente en
el mismo lugar sería fusilado tres años después
José Miguel Carrera, hermano de los anteriores.
Sin duda la historia de los Carrera merece un artículo
que prometemos.
En 1820 Luzuriaga cruza
a Chile, siéndole reconocidos los mismos grados
por O'Higgins para el ejército trasandino.
Presidente de Huaylas y
Mariscal del Perú
El general San Martín lo nombra Jefe del Estado
Mayor del Ejército Unido, formado por argentinos
y chilenos; siendo Luzuriaga el comandante
del desembarco en Paracas el 8 de septiembre
de 1820. En noviembre don Toribio queda
a cargo de la expedición naval para apoyar la
revolución independentista en Guayaquil. Regresa
al Perú en febrero de 1821 al tiempo que San
Martín crea departamentos administrativos para
organizar el territorio liberado. Fue así como creo
la prefectura de Huaylas, con capital en la ciudad
natal de Luzuriaga, a quien nombra primer presidente,
al mismo tiempo que es ascendido a general
de división.
Una vez declarada la independencia del Perú
el 28 de julio de 1821, San Martín, ya por entonces
Protector, nombra a Toribio de Luzuriaga
como Mariscal del Perú, el primero de la historia
y lo incorpora a la Orden del Sol.
El huaracino
viaja a Buenos Aires como ministro plenipotenciario
para lograr ayuda militar y económica para
sostener la campaña de los puertos intermedios
pero las Provincias Unidas se desentendieron del
asunto, y Luzuriaga decide renunciar a su cargo
al conocerse en el río de la Plata el renunciamiento
de San Martín luego de la entrevista de Guayaquil.
Intenta reincorporarse al Ejército del Perú,
pero el nuevo mandatario Simón Bolívar, quien
desconfiaba de los hombres leales a San Martín,
le prohíbe regresar al territorio peruano.
Su destino y su final
Corría el año 1823 y su destino se cerraba.
Decidió amargamente dedicarse a las tareas rurales
en el pueblo formado en el pago del Pergamino,
tierra de frontera con el indio y entre las
provincias de Buenos Aires y Santa Fe, en las orillas
del arroyo del Medio, escenario de las grandes
batallas de las guerras civiles argentinas: las
dos Cepeda en 1820 y 1859, y Pavón en 1861. Don
Toribio pudo reunirse con su esposa Josefa y sus
dos hijos sobrevivientes de los cuatro que habían
tenido, y se instalaron en una chacra dedicándose
a la cría de ganado vacuno.
Este gran administrador de la cosa pública
fracasó en su economía familiar. Nunca logró ganar
suficiente dinero, se fue endeudando, y eso
fue agriando su carácter. Luzuriaga debió vender
sus condecoraciones para sobrevivir y la década
de 1840 comenzó con una gran sequía que acabó
con el rodeo familiar, sumiéndose en la miseria.
El 1° de mayo de 1842, con sólo 60 años, Luzuriaga
toma la decisión de quitarse la vida y lo hace
vestido con su uniforme de Mariscal del Perú,
disparándose en la sien con la pistola que lo había
acompañado en toda su carrera.
Fue sepultado
fuera del camposanto, y por eso se perdió la
ubicación exacta de sus restos mortales.
Lo sobrevivieron su esposa, que murió en
1877 en Pergamino y sus hijos José de San Martín,
el hijo mendocino bautizado con el nombre y
apellido del jefe admirado por Luzuriaga, y Manuel
Benjamín Federico, ambos muertos antes
que su madre, el primero en Pergamino en 1861
como consecuencia de un rayo, y el segundo en
San Nicolás de los Arroyos en 1866 luego de dos
matrimonios y catorce hijos, cuya descendencia
puebla hoy la orilla del Paraná entre Santa Fe y
Buenos Aires.
Homenajes
La República del Perú lo reconoció como el
máximo prócer peruano de la Independencia en
1921. El gobierno peruano trató de llevar sus restos
al Panteón de los Próceres de Lima, pero no
se hallaron. Allí se ubicó en el podio máximo un
busto que lo recuerda desde 1962.
La principal
avenida de Huaraz fue llamada Mariscal Luzuriaga
y se ha levantado una estatua en su plaza mayor.
Fue creada una provincia con su nombre, lo
mismo que tres colegios nacionales.
Vale destacar
que la República Argentina le ha otorgado a
él y a sus descendientes la ciudadanía perpetua.
En la Argentina hay decenas de monumentos
que recuerdan al general Luzuriaga; en el Instituto
Nacional Sanmartiniano de Buenos Aires, en el
Palacio Municipal de Pergamino, en la Costanera
de Corrientes, en Playa Chica de Mar del Plata
y en varios rincones del país.
Su gran retratista
escultórico fue Juan Carlos Ferraro. Hay calles,
escuelas y plazas con su nombre en todo el
país y en Mendoza tiene una plaza con su estatua,
un barrio y una estación ferroviaria. El Ejército
Argentino llama a la VIII Brigada de Montaña
“Brigadier General Toribio de Luzuriaga”, de la
que dependen decenas de guarniciones militares
cuyanas. El Perú y la Argentina han emitido estampillas
con su rostro. Sin duda es Luzuriaga un
gigante, al que conocimos más profundamente
gracias a quienes en cada rincón del país guardan
la memoria de sus próceres.