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EL LIBERAL . Santiago

LA PRESIDENCIA DE ALVEAR EN SU CENTENARIO

08/10/2022 22:27 Santiago
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LA PRESIDENCIA DE ALVEAR EN SU CENTENARIO LA PRESIDENCIA DE ALVEAR EN SU CENTENARIO

El próximo miércoles 12 se cumplen varios aniversarios de asunciones presidenciales, fecha que merece ser recordada por haber sido establecida por Bartolomé Mitre en 1862 y que se convirtió en la marca ritual durante casi setenta años, hasta hoy el más largo período de cumplimiento de las formalidades constitucionales de nuestra historia. Llegaron a la presidencia ese día además del porteño Mitre, el sanjuanino Sarmiento en 1868, los tucumanos Avellaneda en 1874 y Roca, éste último en dos ocasiones: 1880 y 1898, el cordobés Juárez Celman en 1886, los porteños Luis Sáenz Peña en 1892 y su hijo Roque en 1910, Quintana en 1906, todos enrolados en las filas liberales y conservadoras.

Los radicales llegan al poder de la mano de Yrigoyen dos veces en 1916 y 1928 y de Alvear el 12 de octubre de 1922. Más adelante, y ya en los tiempos de la democracia inestable entre 1930 y 1983, asumirán el 12 de octubre dos bonaerenses: Illia en 1963 y Perón por tercera vez en 1973. Pero sin duda, cuando se llega al centenario de un acontecimiento histórico y se trata de un protagonista que el relato histórico no ha tratado con la justicia que merece, vale la pena internarse en la época recordada.

Hoy vamos a conmemorar la presidencia de Alvear, un extraordinario período de la historia nacional, a veces poco valorado porque el genio político del presidente quedó sumergido en una disputa partidaria que hizo que muchos radicales lo despreciaran por “conservador” y que otros tantos conservadores lo desconsideraran por “radical”. En esta recorrida por sus actos de gobierno se descubrirá a un gran presidente argentino que aún no ha recibido el homenaje merecido. Para analizar su obra imitaremos la antigua costumbre de presentar ante el pueblo una memoria que se estructuraba como el gobierno: ministerio por ministerio.

Su elección

Marcelo T. de Alvear fue un hombre de convicciones. A pesar de pertenecer a una familia de intereses conservadores, decidió hacerse radical desde su participación en la Revolución del Parque en 1890, cuando se convirtió en secretario de Leandro N. Alem y fue un gran protagonista en la revolución de 1893, cuando encabezó la toma del poder en la provincia de Buenos Aires. También demostró su voluntad casándose con la gran cantante lírica portuguesa Regina Pacini, luego de una legendaria persecución romántica por el mundo, despreciando así un matrimonio de conveniencia con alguna rica dama argentina.

Desde que el radicalismo comenzó a participar electoralmente, luego de la sanción de la ley del voto secreto, obligatorio y universal por el gobierno de R. Sáenz Peña, Alvear ocupó varios cargos públicos: diputado nacional entre 1912 y 1916, embajador en Francia entre 1916 y 1922 y delegado diplomático ante la Liga de las Naciones en 1919, donde quedó demostrada su lealtad al presidente Yrigoyen, aceptando su mandato a pesar de no estar de acuerdo con él. Sin duda este accionar lo hizo acreedor a la candidatura presidencial para las elecciones de abril de 1922 y se convirtió en el tercer presidente electo mientras era embajador: Sarmiento en Estados Unidos, R. Sáenz Peña en Italia y el propio Alvear en Francia. Fue elegido por el 47,5% de los votos emitidos, que le permitió obtener 235 electores frente a los 88 de los conservadores.

Regresó al país luego de una gira por Europa, donde visitó varios países destacándose n Gran Bretaña, España y Portugal, y luego su buque “Massilia” recaló en Brasil y en Uruguay. Finalmente llegó a Buenos Aires en septiembre, siendo recibido por Yrigoyen, quien subió a la planchada del barco para abrazarlo calurosamente. La primera decisión firme y polémica del presidente fue el nombramiento de un gabinete de personalidades notables, pero que no tenían necesariamente adscripción radical. El 12 de octubre de 1922 tuvieron lugar grandes festejos durante la asunción del binomio Alvear – Elpidio González, un rosarino leal a Yrigoyen. Fue la primera asunción presidencial transmitida por radio y miles de argentinos en todo el país pudieron escuchar el discurso de Alvear, llamando a la concordia de los argentinos.

La vida política

El ministerio del Interior estuvo ocupado por tres notables radicales: José N. Matienzo, Vicente Gallo y José P. Tamborini. La intención presidencial de gobernar negociando con la oposición le ganó la antipatía de ciertos sectores radicales que descalificaron esa política como el “contubernio”. Quizá la crisis más severa que soportó Alvear fue la división partidaria de la UCR entre “personalistas”, seguidores de Yrigoyen, y “antipersonalistas” que apoyaban al presidente, que se abstuvo de participar de las reyertas partidarias y obligó a renunciar a sus funcionarios que se presentaban como candidatos.

Fue muy escasa la actividad parlamentaria debido a la dificultad de lograr quórum, y con respecto a las relaciones con las provincias,  

Las relaciones exteriores

Una característica del gobierno de Alvear fue la estabilidad de su gabinete. Tres de sus ministros acompañaron al presidente todo su mandato. Uno de ellos fue el canciller ángel Gallardo, un ingeniero civil y doctor en Biología cuyos antecedentes eran impresionantes. Fue presidente de la Sociedad Científica Argentina, del Consejo Nacional de Educación y luego de su paso por el ministerio llegaría al rectorado de la Universidad Nacional de Buenos Aires. La política exterior del gobierno radical se basó en una apertura al mundo que marcó diferencias con el mandato de Yrigoyen. Se intentó el ingreso del país a la Sociedad de las Naciones, pero el Congreso no acompañó la decisión, al igual que con el proyecto de condonación de la deuda del Paraguay pendiente de la guerra de la Triple Alianza.

La Argentina se enroló entre las democracias occidentales, acompañando a Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, asumiendo un rol de liderazgo a nivel continental. Eran los tiempos de la consolidación de la revolución rusa y el advenimiento de la Unión Soviética, no reconociendo el gobierno argentino al régimen comunista. Se fijaron definitivamente los límites con Bolivia, se medió en el conflicto entre este país y Paraguay, logrando al menos postergar el inicio de la guerra, que se produjo en la década siguiente. Alvear se entrevistó con el presidente de Chile, Arturo Alessandri, logrando disipar las tensiones subsistentes en la relación entre los dos países, lo que permitió detener una incipiente carrera armamentista.

La crisis con el Vaticano. Los visitantes ilustres

Un conflicto grave se produjo ante la muerte del arzobispo de Buenos Aires, monseñor Antonio Espinosa, ante el rechazo del Vaticano al candidato propuesto por el presidente argentino, monseñor Miguel De Andrea. Alvear expulsó al nuncio apostólico GiovanneBedaCardinale y se cortaron las relaciones diplomáticos. Luego de una discreta negociación fue nombrado el franciscano José María Bottaro. A pesar de esta circunstancia, se construyó en Roma la Iglesia Argentina en Piazza Buenos Aires, un soberbio edificio con una espléndida casa sacerdotal que ha sido sede cardenalicia del santafesino Nicolás Fasolino, del cordobés Raúl Primatesta y del entrerriano Estanislao Karlic. 

Visitaron el país dos herederos de coronas europeas: el príncipe del Piamonte Humberto de Savoia y el príncipe de Gales Eduardo de Windsor. éste último llegó junto a un pintoresco personaje hindú, el maharajá de Kapurthala en ocasión del centenario del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación. Dos anécdotas ilustran el clima de época: en una reunión social el heredero británico le dijo al presidente: “La Argentina es una república, pero sin duda su esposa es una reina”, y una vez culminados los festejos Alvear preguntó por los gastos de los banquetes de agasajo al inglés, el ministro de Hacienda le informó que habían ascendido a medio millón de pesos de entonces, y el presidente procedió a la venta de unos terrenos que poseía en la localidad bonaerense de Don Torcuato, llamada así en homenaje a su padre, y se hizo cargo del costo de los festejos. Otro hecho curioso fue que en las recepciones cantó tango ante los visitantes un tal Carlos Gardel: no sólo el tango ya era marca nacional sino que su máximo exponente llegaba a los rincones del poder.

Una visita notable fue la de Albert Einstein, por entonces uno de los científicos más reconocidos del mundo, quien fue invitado por la Universidad de Buenos Aires y procedió a dictar una docena de conferencias vinculadas a la teoría de la relatividad, una de las cuales fue el marco para la inauguración del Aula Magna del Colegio Nacional de la capital del país.

El reclamo por las Malvinas

Es importante destacar que la Cancillería realizó el primer reclamo sistemático por la soberanía en las islas Malvinas, Georgias y Orcadas del Sur, por medio de una presentación ante la Unión Postal Universal y desde entonces se mantuvo la continuidad del requerimiento diplomático. Decía el documento oficial que: “… cumple esta Cancillería manifestar que si bien es exacto que desde 1833 esas islas han estado bajo ocupación británica, no lo es menos que desde esa fecha y en diversas oportunidades el Gobierno Argentino ha protestado por dicha ocupación y por el acto originario que la determinó”. Es el inicio de la doctrina nacional que llevó en 1965 a las Naciones Unidas a reconocer la disputa de soberanía, negada desde siempre por Gran Bretaña.

Fue claro que la República Argentina asumió un liderazgo continental, dado por su potencia económica y la claridad de su política exterior. Lo hizo sin aspiraciones imperiales ni hegemónicas. La ubicación del país entre las modernas democracias fue reconocido y eso permitió que el camino del progreso social, económico y educativo siguiera adelante, más allá de los avatares políticos.


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