Día del orgullo gay Día del orgullo gay
El pasado 28 de junio se celebró
el día que se conoce como
del orgullo recordando lo
que se llama como “disturbios
de Stonewall” (Nueva York)
que sucedieron en 1969. Fue
la primera vez que la comunidad
se alzó contra una redada
que la policía de Nueva York
realizó en el bar Stonewall Inn,
en Manhattan, un lugar de encuentro
entre la comunidad
homosexual. Este día hoy se
conoce como día del orgullo
LGBTIG+.
Este es un acrónimo
de las palabras Lesbianas,
Gay, Bisexuales, Transexuales
e Intersexuales Queer y,
donde el “+” sirve para incluir
otras posibilidades no contempladas
en las letras anteriores, lo que
son no expresiones humanas a
partir de una identidad personal.
Hay tres elementos transversales
para pensar este día ya que son
claves para toda nuestra humanidad.
El primero señalar la importancia
de lo que nos define como
especie: la diversidad. Una diversidad
que existe, aunque nos afanemos
para no verla, despreciarla
o ignorarla.
Esta diversidad
humana no sólo
que no es un problema,
sino que es una
riqueza. Sin diversidad,
podemos
afirmar, no hay
humanidad posible,
ni crecimiento
espiritual, ni desarrollo
social, ni nada.
Porque la piedra angular
de la humanidad es el
encuentro con alguien que es otra
persona, la diferencia es inevitable,
como que ella nos obliga, nos
exige y nos da la maravillosa posibilidad
de buscar consensos para
construir puentes y espacios para
encontrarnos.
La segunda cuestión elemental
es que la eliminación de toda forma
de violencia es una utopía (lamentablemente)
que nos obliga a
buscarla y, en ocasiones, concretar
medidas concretas para disminuirla,
limitarla, evitarla y controlarla.
La violencia es el lado oscuro
de la humanidad. Nuestro cotidiano
lo muestra con tanto
énfasis. Claramente
la peor violencia es la
que se hace contra
el otro porque simplemente
es otro,
más cuando esa
violencia se asienta
en un odio que,
como emoción, se
funda en un sinsentido
infernal, dado que el
odio nunca es inocuo para
quien lo tiene.
Lo tercero es uno de los recursos
más brillantes que hemos logrado
como comunidad, comprender
que las personas tenemos
derecho y por ello debemos
perfeccionar nuestra forma
de pensar, de observar el
mundo, de escuchar al otro para
dar una respuesta colectiva
a favor de lo que es necesario.
Otorgar derechos, permitirlos,
legislar y actuar para ellos,
no es otra cosa que una respuesta
positiva de las personas
para poder crear una sociedad
que facilite el bien común que,
lo subrayemos, debe evitar todo
tipo de violencia.
Pero más allá de las utopías,
sabemos que no todos comparten,
sienten o ven esto como
“normal” (las comillas se imponen,
porque se trata de una palabra
que la usamos no como reivindicación
de una búsqueda necesaria
que sería normal que toda
persona tenga derecho a expresarse
en libertad y que sufra ninguna
violencia por ello, sino es utilizada
como método coercitivo para marcar
a las personas y generar discriminación).
Una sociedad que se
empeña en eliminar la violencia,
generar derechos y disfrutar la expresión
de la diversidad estoy convencido
que es una sociedad que
busca realmente desarrollarse y
aspirar a ser saludable. Los testigos
de aquel día mencionan que
los que se alzaron contra la redad
entonaron la canción «We shall
Over come» (En español, Venceremos),
lo que nos recuerda una
de las evidencias más intensas en
nuestra cultura: la música (el arte),
sigue siendo una de las formas
más sensibles, fuertes, conmovedora
y humana de cambiar el mundo.
Porque, tal vez, como humanidad
estamos llamados a hacerlo: el
cambio siempre es ahora.