Franco Rábago tenía comprometido el 70% de la cabeza, por los brutales golpes de López y Acuña

Tres expertos en Medicina habrían coincidido en que Franco Rábago tenía el 70% de la cabeza comprometida y la sensación dominante es que difícilmente habrían logrado salvarlo, el 18 de noviembre del 2019, tras ser agredido a trompadas y patadas por Esteban Acuña e Ignacio López.

Los profesionales declararon esta semana, dentro de las audiencias en que los amigos son juzgados por presunto "homicidio simple", reprimido con penas mínimas de 8 y máximas de 25, según la estrategia de los fiscales, María Alejandra Holgado y Martín Silva.

Enfrente, los abogados de López, Sergio Brandán y Juan Pablo Beltrán; y, a su vez, Osvaldo Pérez Robertti, por Acuña, procuraran hacer prevalecer una agresión no negada, pero en pos de impermeabilizarlos del "homicidio simple" y resignarse quizá ante el "preterintencional".

El escenario fue la casa de la abuela de Acuña, en calle Castelli, entre 12 de Octubre y avenida Colón, después de que todos compartieron una fiesta en una bailanta-boliche.

En esencia, Rábago descendió de una moto. López le asestó una trompada y desmayó. Caído en la tierra, el joven habría recibido de Acuña, más trompadas y patadas en la cabeza.

"Joven muy querido"

Al declarar, familiares y amigos de Rábago señalaron que era un muchacho muy querido, para nada proclive a la violencia, ya que ni siquiera sabía pelear.

Un hermano añadió que después del 18, la víctima no comentaba sobre lo que le pasó. Apenas habría manifestado que estaba bien, hasta que el 24 de noviembre no soportó más los dolores de cabeza y les pidió que lo llevaran al Hospital Regional. "Otro hermano murió de tristeza por lo que le pasó a Franquito. Era muy querido en casa", complementó el testigo.

"El paciente lloraba de dolor. No podía ni abrir los ojos por los dolores", indicó una enfermera que lo recibió en el nosocomio".

Voces determinantes

También, el alto cuerpo recibió los testimonios de los doctores Paz, Robles y Alfano. En esencia, habrían revelado que de las tomografías realizadas al paciente no fue posible establecer cuál fue el golpe mortal.

Sin embargo, del extenso interrogatorio señalaron que "el 70% de la cabeza estaba comprometida" por la intensidad de los golpes. Es más, ahondaron que visualizaron dos fracturas en dos lugares diferentes del cráneo, trascendió de las audiencias.

Pese a que no pudieron arribar a una conclusión tajante, porque en Medicina los matices son diferentes y relativos, uno de los expertos habría juzgado que en ese escenario de proyecciones, difícilmente Franco habría sido salvado aún conducido de inmediato al nosocomio. Y por el contrario, de haber sobrevivido, dejó entrever que las secuelas habrían sido gravísimas.

Fría letra de la Ley y el luto de una familia diezmada

Fiscalía, querella y defensa alegarán hoy, en la mañana, con matices y criterios opuestos. El dilema parecería trastocar la fría letra del Código Penal y el luto de una familia, cuyo hijo habría sido golpeado sin piedad.

Para el Ministerio Público y el querellante Javier Leiva, el tribunal debería condenar a López y a Acuña por homicidio simple.

En ese sentido, destacarían los informes médicos; el relato de los testigos y hasta el reconocimiento de los golpes, en boca del propio Acuña. Nadie puede aventurar si hoy López decide romper el silencio, o bien lo perpetúa y apenas pida disculpas a su familia en su última palabra.

Por el contrario, la defensa entendería que aún con el triste desenlace, éste no fue buscado por sus representados. De ahí en más, la decisión final será potestad del tribunal, ya sea en esta misma jornada, o bien podría cerrar el debate y reabrirlo el lunes venidero. Entonces, les darían las últimas palabras a López y a Acuña. Después, pasarían a un cuarto intermedio y emitirían el veredicto.