La educación, nuestro gran tesoro La educación, nuestro gran tesoro
n la plataforma educativa Juana Manso promueven un curso denominado “Cuando pase el temblor: la pedagogía del futuro”, y describe: “La escuela que hasta ahora conocimos fue una invención que parecía muy sólida, pero que, como toda invención, mostró su fragilidad y sus fortalezas ante lo imprevisto. En este diagnóstico actual, nos toca ser la generación de docentes que debe volver a imaginar cómo garantizar el derecho a la educación en el contexto de la pandemia y sus consecuencias. En este período tuvimos que aprender a mantener la escuela sin su materialidad y sus relaciones conocidas, “hacer escuela” de otras formas, continuar enseñando, lo que en muchos casos ha permitido revisar aquellas acciones que se hacen en forma automática, y revisar temas como la relación con las tecnologías, los vínculos afectivos, y las políticas de cuidado”.
Esto es una oportunidad para reflexionar acerca de la educación y poder visibilizar las experiencias pedagógicas vivenciadas en la pandemia, que obligó a una virtualidad para la cual el sistema tal vez no estaba preparado. Sí, es cierto que este contexto visibilizó aún más las problemáticas complejas que atraviesan a la educación y a todos los sujetos e instituciones que son parte de ella; descubrió fragilidades y mostró las debilidades.
Pero también es cierto que esta situación nos invita a repensar, a redescubrir, a des-aprender y aprender. Planteó el desafío de “salir de las cajas de las individualidades”, de los límites materiales de las aulas, para religar la educación con la vida; y promover la comunidad en un tiempo cuando la desafiliación era lo “natural”.
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Después del gran “sacudón”, después del temblor, surge la necesidad de seguir trabajando en la construcción de una escuela nueva, fortalecida, renovada, capaz de percibir su multidimensionalidad y honrar su complejidad y diversidad. El trabajo requiere un proyecto serio, donde todos los sectores responsables de la educación estén comprometidos.
¿Frías puede hacerlo? Claro que sí. Gilles Deleuze podría precisa “No hay método, no hay receta, sólo una larga preparación” y la convicción de que “mientras haya hombres seguiremos pudiendo escribir historias”.
Que este temblor producido por la pandemia sea una oportunidad para renovar las instituciones educativas. Una renovación que valore el trabajo docente y genere cimientos sólidos y modernos, que respondan a todas las demandas de la sociedad de este Frías que necesita mirar para adelante y avanzar.
Tal vez aún inmersos en el temblor tenemos la oportunidad de volver a hacer de la educación, una fiesta. Podemos abrir el espacio del aula a un ámbito comunitario más amplio, estimular la participación activa de los múltiples actores sociales, incorporando prácticas y saberes. Está la oportunidad de producir nuevos sentidos para la educación.
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