Consideran un gran adelanto la autorización del autocultivo de cannabis con fin medicinal

Durante la semana que finaliza, el gobierno nacional autorizó, a nivel nacional, el autocultivo controlado de cannabis medicinal, al igual que el acceso de sus aceites y derivados en farmacias autorizadas, una medida que entusiasmó a las organizaciones que vienen bregando por esta medida, y que las integran familiares de personas que ya cursan tratamientos con estos productos.

Ana Pons, referente en Santiago de Cannabis Medicinal Argentina (Cameda) consideró que “lo más importante de esta reglamentación es que aporta una mirada muy actual y amplia a la legalización de la marihuana para uso medicinal, acorde a la que otorgan los países más adelantados en esta materia tratando a la planta de cannabis como un todo y no solamente por las moléculas más conocidas de ella”.

“Esto amplía las posibilidades para investigar una planta que contiene más de 500 componentes (cannabinoides, terpenos, flavonoides, etc) de los cuales solo unos pocos se han identificado y se les adjudica gran potencialidad como recurso terapéutico”, puntualizó.

Recordó que la Ley 27.350 fue aprobada el 29 de marzo de 2017 y en septiembre de ese mismo año se reglamentaron unos pocos artículos, pero que “lamentablemente, no aportó significativamente a aquellos pacientes que por sus patologías requerían tratamiento con cannabis”.

“La ley puesta en ejercicio abre un campo de aplicación muy prometedor para la industria argentina. Nuestros investigadores privados podrán acceder al material verde sin las limitaciones que existían por la demonización que pesó sobre esta planta desde 1913. Otro punto muy importante es que no circunscribe a epilepsias refractarias el uso de cannabis, sino a otras patologías que sean debidamente diagnosticadas, dirigiendo la aplicación de esta medicina a atender la salud integral de las personas a las cuales se les indique como modalidad terapéutica, medicinal o paliativa del dolor”, puntualizó.

Marco legal

Dijo que fue “motivo de gran alegría y alivio el marco de legalidad que confiere esta reglamentación a una situación que es una realidad en la sociedad argentina y que refiere a las familias y pacientes que cultivaban y producían su propio aceite o tinte”.

“La ley autoriza el cultivo para sí o a través de un familiar, una tercera persona o una organización civil que, autorizada por la autoridad de aplicación, a que cultive y produzca para el específico uso del o los pacientes determinados para su consumo. Esto significa que estas familias y entidades podrán hacerlo sin temor a ser penalizadas ni encarceladas, como hasta ahora ocurría”, explicó.

Dijo que quienes emplean el cannabis medicinal, como pacientes o familiares, conocen “el factor costo del producto importado”, lo cual es un impedimento muy importante para acceder al mismo, “y otro impedimento importante es el trámite previo de solicitud de autorización de Anmat para importarlo”.

“Es por esto que la práctica de autocultivo se extendió a lo largo y a lo ancho del país. Para un paciente que lo obtiene porque su familiar lo produce no representa un riesgo porque, en el uso de esta práctica, las familias llegaron a un alto nivel de conocimiento en la obtención casera del aceite o tinte y que, en muchos casos, hasta testean en laboratorios autorizados”, explicó.

“Me parece que es un avance super importante que se lo debió hacer antes” 

“Me parece que es un avance super importante que se lo debió hacer antes” 

La médica neuróloga, Constanza Salera, especialista en epilepsia, consideró que la reciente reglamentación “es un avance super importante”, ya que “muchas de las cosas nuevas que han autorizado, se deberían haber hecho hace años, cuando surgió la ley”.

“Nosotros, como médicos, estamos en el consultorio y la gente viene con el planteo de si lo puede usar o no, y para el caso de los pacientes que tienen epilepsia de muy difícil control, que están con medicación y que a pesar de eso tienen crisis, la famosa epilepsia fármaco resistente, es una opción, pero teníamos el gran limitante, de que se tenía que importar el producto, con trámites largos, la demora y el costo, y cuando se planteaba la producción artesanal, que se consigue en cualquier quiosco el producto, no hay ningún tipo de control sobre qué es lo que contiene ese producto, cuál es la concentración de los derivados de la planta”, argumentó.

Dijo que los beneficios de la planta se los conoce, especialmente para epilepsias de características graves, para el tratamiento del dolor o vómitos, como paliativos, por lo que se planteó que era una opción, “pero que las formulaciones artesanales no tienen ningún control de nada”.

“Esto es una respuesta adecuada entre el derecho de acceder a mejorar la salud, y por otro lado, la seguridad que se puede dar a partir de que se creará un registro específico, tanto para usuarios como para algunas farmacias que lo van a poder vender, se podrá controlar qué es lo que se está dando y uno podrá recetar algo que es seguro”, precisó la profesional.

Advirtió que, en la mentalidad de la gente, el cannabis “sirve para todo, pero en la realidad, el uso es específico para epilepsias refractarias, no tampoco para todas, sino para los tipos de epilepsias que son catastróficas o encefalopatías epilépticas graves, donde la respuesta a la medicación dista mucho de ser la adecuada. Se utiliza también para el tratamiento del dolor, como paliativos en casos oncológicos, refractarios al tratamiento. Hay muchos casos en los que está demostrado, y hay muchos estudios en los que se está avanzando. Sirve para casos en los que no hay respuesta adecuada a los tratamientos”.