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EL LIBERAL . Pura Vida

Erick Elías, “el Minujín” mexicano de “100 días para enamorarnos”

En la versión mexicana de la exitosa serie argentina Elías encarna a Plutarco el Gastón al que le
daba vida Juan Minujín en el formato original que se emitió por Telefé

En la versión mexicana de la exitosa serie argentina, Elías encarna a Plutarco, el Gastón al que le daba vida Juan Minujín, en el formato original que se emitió por Telefé.

30/09/2020 21:05 Pura Vida
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Erick Elías, “el Minujín” mexicano de “100 días para enamorarnos” Erick Elías, “el Minujín” mexicano de “100 días para enamorarnos”

“Siento un compromiso enorme y mucho más nervios que me estés hablando desde la Argentina por lo que se hizo y por el éxito que fue la versión original, que para nosotros hubo un respeto y una admiración de todo lo que se hizo allá. Estamos contentos que en la Argentina el público se está dando oportunidad de ver esta versión”.

Quien se expresó de esta manera, en una entrevista exclusiva con EL LIBERAL, por Zoom, fue Erick Elías, actor mexicano que protagoniza la versión que se hizo en su país de la tira argentina “100 días para enamorarse” (“100 días para enamorarnos”, en México).

Como se recordará, en la Argentina, la telenovela producida por Underground, con Sebastián Ortega a la cabeza, y las actuaciones de Nancy Dupláa, Carla Peterson, Juan Minujín y Luciano Castro arrasó con el rating, a través de la pantalla de Telefé. A la versión mexicana le está pasando algo parecido, solo que a nivel global, desde el streaming.

Erick analizó el fenómeno de esta comedia dramática, que es la más vista en Netflix, que aborda temáticas como los desgastes amorosos de los matrimonios, las crisis personales, la relación con los hijos, bullying, bigamia, homosexualidad, transexualidad, los diferentes tipos de familia, adicción e identidad de género.

Estamos contentos de que a partir de que sale en una plataforma como Netflix se hace mucho más global, mucho más masivo y ya se pierde como el control de en qué países y en qué momento le está yendo bien. Y es como que se vuelve completamente fuera de nuestras manos. Entonces muy contento por la reacción en las redes”, dijo el protagonista mexicano.

¿Cuál es el secreto para que una relación sea duradera y no termine en un divorcio o en un acuerdo de 100 días para volver a enamorarse?

El secreto como tal, yo creo que si lo supiéramos lo aplicaríamos mucho. Yo creo que cada pareja, se va adaptando, tiene sus secretos, sus acuerdos, sus maneras de llevar una relación, porque sí hay muchos momentos de crisis, muchos momentos en los que hay que echarle ganas y momentos de felicidad. Si se pone en una balanza, por ejemplo, en mi caso que tengo 10 años de casado, con esos temas de crisis que hemos tenido por momentos, yo creo que pesa más en la balanza el amor, el cariño que nos tenemos, las ganas de seguir y salvar esto que tenemos construido juntos, que son muchos años y que no hay por qué sufrirlo. Si es una sola vida hay que aprender a disfrutarla y vivirla, y dar los espacios que cada uno como individuo va formando. En una pareja nos lo merecemos y hay que respetarlos.

A propósito de lo que me dices, ¿qué enseñanza te dejó para tu propia vida esta historia?

Yo creo que fueron muchas cosas. Creo que es una serie que toca temas que, por lo menos a mí me hacían reflexionar, recapacitar, de ver cómo manejarlos con mi pareja, con mis hijos, que también están muy presentes en mi vida. Tengo dos hijas, Penélope y Olivia, de 8 y 7 años, en la ficción es más de adolescentes, con decisiones quizás más complicadas de personalidades. Entonces, lo que me puse a pensar es, ¡claro! eso es lo que le pasa al espectador cuando termina cada capítulo que plantea cosas y pone para debatir en la mesa, qué haría cada quien en esa situación.

Yo aprendí mucho también con Ilse Salas que fue mi compañera, mi pareja, que también tomábamos decisiones en qué posiciones tomar, como personajes, para plantearlo así. Entonces, creo que es uno de los proyectos de los que más he aprendido.

¿Para hacer al Plutarco de esta versión mexicana tuviste referencias del Gastón que compuso Juan Minujín o lo armaste con otra mirada?

Yo creo que me tenía muy tranquilo por el lado de que la gente que hizo esta versión argentina estuvo involucrada con nosotros. Entonces, el mismo director que estuvo al frente de las grabaciones en la Argentina, estuvo también con nosotros. Obviamente, con Sebastián Ortega como cabeza tuvimos muchas pláticas con él. Yo vi los primeros diez capítulos de la versión argentina, de esta versión maravillosa; vivo en Miami, tengo muchos amigos argentinos que la vieron, que eran fans de la serie, de distintos personajes, entonces tenía esa retroalimentación y también ese nervio. Me preguntaba ¿y ahora nosotros qué hacemos? Es bien difícil hacer una versión de algo que ya se hizo y más con tanto éxito. Pues obviamente yo tenía la responsabilidad y la tranquilidad de que estábamos haciendo algo basado en eso, pero sin copiar nada. Teníamos la apertura de crear personajes nuevos. Obviamente, Argentina tiene otra visión y cultura, y tal vez otro pasado, sobre cómo abordar un tema; y yo, como mexicano, o un producto para Estados Unidos. Entonces, creo que como actores, a veces se dice que uno es camaleónico, y tiene que tratar de cambiar en cada personaje, pero uno le imprime mucho lo que ha vivido, las experiencias y la opinión que tiene. Yo creo que esa apertura se nos dio a todos los actores de aportarle a los personajes. Y una vez arrancada, nos dejamos ir muchísimo, y eso es lo divertido de tener un libreto así de bien escrito. Fue nada más gozarlos y disfrutarlo muchísimo, sin pensar lo que estaba pasando.

Si bien la trama central se enfoca en los desgastes matrimoniales, las crisis personales, la relación con los hijos, hay otras temáticas. ¿Cuánto contribuye a poner en una mesa de debate la necesidad de aceptar al diferente tal y como es?

Creo que eso es lo más importante. Eso es lo clave de este proyecto en sí. A veces se hacen historias por contar nada más, por entretener, que también es válido, y es muy divertido como espectador, que solo está pasando un buen rato. Pero en este caso, no es tampoco ponerse a enseñar y educar a la gente, pero si se plantea una realidad de lo que se está viviendo. Y es hacerlo y exponerlo de una manera muy real, muy cruda, muy como es. Yo tengo 20 años de carrera, y al principio quizás las televisoras cuidaban los mensajes o algunos temas, qué no tocar o cómo mostrar, si un beso homesexual, una pareja homosexual no se podía ver. Esta serie hizo esa enseñanza, las cosas como son sin tratar de ocultar nada.

“Hay que enseñar a aceptar lo que somos y cómo somos”

“Yo, como papá, es el primer mensaje que les he dado a mis hijas, al tratar de enseñarles para que ellas tengan la oportunidad de elegir lo que quieran ser. Que no tengan miedo de decirme quiénes son realmente. Esta serie así lo plantea. Por eso me gustó. Por eso, la acepté, y por eso me emociona que haya viajado y que siga viajando através de estas plataformas a muchos lugares. Creo que hay mucho por aprender como sociedad. A lo mejor, Argentina está un poco avanzado, y en México, algunas ciudades de provincia todavía están atrás, entonces hay que tratar de expandir estos mensajes de la manera en la que están planteados en 100 días...”. Así se refirió Erick Elías al tratamiento que hace la serie sobre la diversidad.

Y sobre el impacto en sociedades machistas, Elías reflexionó: “Acabo de terminar una obra de teatro en México que habla de la sexualidad, que es un tema que quizás más salta y saca de las casillas a las familias. Es sobre un persona que tenía guardado un mundo, sin querer decir lo que realmente es por miedo a ser etiquetado o señalado. Y a mí esa obra me planteó muchísimas cosas. Porque a veces decimos que es muy padre tener amigos gays, pero cuando llega a tu casa se transforma en un problema. Hay que enseñar a aceptar lo que somos y cómo somos”.


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