Scapolatempo quiere declarar, pero la defensa teme que con ello complique más aún su situación

érika Galván aún no estaría en condiciones de declarar en el Hospital Regional y la Justicia convirtió ayer en detención la aprehensión de su ex pareja, Gustavo Scapolatempo, funcionario policial.

“Amenazas coactivas y homicidio calificado en grado de tentativa” son los cargos enrostrados por la fiscal Cecilia Gómez Castañeda al funcionario, acusado de herirla con su arma reglamentaria, mientras discutían en una casa de Garibaldi y Brandsen.

El hecho comenzó el 19 de septiembre a la mañana, en la casa de los padres de érika; pasó al nosocomio capitalino y sus detalles son debatidos ahora en la Fiscalía y tribunales.

La paciente sigue internada en la sala de la Unidad de Terapia Intensiva.

Los médicos deslizaron que se encuentra “orientada, sin respirador artificial, ese mismo día fue sometida a una cirugía de abdomen abierta y el proyectil causó una perforación de intestino”.

Desde ese cuadro, los tiempos de la causa parecen estar condicionados sólo por la evolución médica.

La fiscal se habría trasladado al nosocomio, pero érika aún no podría articular palabra alguna.

Estrategia

Enfrente, las abogadas de Scapolatempo (Leticia y Mabel Bravo) hacen malabares para frenarlo y extender su silencio aún más.

Su entorno adelantó que el policía quiere declarar, pero las abogadas prefieren conocer antes las pruebas que pesan en su contra.

Rápida de reflejos, la fiscal Gómez Castañeda aún no puso sobre la mesa todas las pruebas, sobre las cuales edificó la acusación.

Así, prima facie, pareciese que la “batalla” podría resolverse o al menos inclinarse, con la declaración de érika.

Objetivamente, tiene un disparo y Scapolatempo deslizó que se lo hizo sola, encerrada en el baño.

Sin embargo, los peritos adelantaron que la escena diferiría de las “suicidas” y que hay dos plomos muy desconcertantes.l