No quería volver con su mamá porque la abusaba su padrastro

Cansada de los vejámenes a la que la sometía su padrastro, una niña de sólo 11 años se quebró en llanto, negándose a regresar a su casa. La menor confesó su calvario ante la Policía y su padre biológico. El acusado fue apresado de inmediato y ahora quedó a un paso del juicio oral.

Un Tribunal de la Cámara de Apelaciones rechazó los planteos de la defensa del acusado, en los que cuestionaban el auto de elevación a juicio de la causa que solicitaba el sobreseimiento y planteaba nulidades de algunas pericias realizadas en el proceso.

En mayo del 2019, la jueza de Control y Garantías, Dra. Sara Harón, hizo lugar a la requisitoria de elevación a juicio presentada por la fiscal del caso, Dra. Andrea Juárez, y resolvió que la causa sea elevada al debate.

Por el recurso de apelación presentado por la defensa del sospechoso, se llevó a cabo una audiencia en Tribunales, en la que los abogados del supuesto depravado expusieron sus argumentos, los cuales fueron rebatidos por la representante del Ministerio Público Fiscal.

En consecuencia, el Tribunal integrado por los Dres. Gloria Cárdenas y Cristian Vittar, resolvió rechazar lo solicitado por los abogados del imputado, confirmando la elevación a juicio y ahora sólo restará que se lleve a cabo el control de pruebas y se fije una fecha para el inicio del debate oral.

Confesión

El hecho salió a la luz el 3 de junio del 2018 mientras la menor se encontraba cumpliendo el régimen de visita en la casa de su padre, ya que ella residía en una ciudad del departamento Pellegrini con su madre y su padrastro.

En ese entonces la víctima tenía 11 años y al momento de que su papá comenzaba a alistarla para llevarla nuevamente con su madre, la pequeña comenzó a llorar y a decirle que no quería regresar.

Sorprendido, el progenitor trató de indagar qué era lo que sucedía, pero la niña sólo decía que su mamá la había corrido.

Ante esa situación, el hombre decidió dirigirse ante la Policía y realizar una exposición reservada.

Las funcionarias policiales comenzaron a dialogar con la pequeña y allí la menor se quebró y confesó el infierno que vivía en su casa, asegurando que su padrastro la abusaba desde hacía un año.

La niña reveló que se lo había dicho a su madre, pero que ésta no le había creído. Confesó que cada vez que quedaba sola con el depravado, éste la metía en la cama y comenzaba a manosearla por debajo de la ropa, describiendo además otros vejámenes.

Los informes médicos confirmaron los abusos y que la víctima estaba accedida. Su relato en Cámara Gesell fue contundente. Los informes psicológicos habrían sido negativos para el acusado.

En el juicio oral, el sospechoso podría recibir una dura condena, ya que le enrostran el supuesto delito de “abuso sexual con acceso carnal agravado por la convivencia”.