Una mae del barrio 8 de Abril afirmó que no todos practican su religión con sacrificios cuestionables Una mae del barrio 8 de Abril afirmó que no todos practican su religión con sacrificios cuestionables
Ante las graves acusaciones de prácticas de canibalismo en contextos de rituales esotéricos u oscurantistas que incluirían a seguidores de sectas satánicas y del umbandismo, una practicante de lo que denomina religión africanista, llamada Mae Mercedes de Oiá, negó que al menos en la rama que ella se desempeña (de las tres existentes), que es la Nación Djejé Napó, “no existen” prácticas de beber sangre de animales sacrificados en ritos ni “mucho menos sangre humana” o comer partes de cadáveres, profanados de cementerios.
Presentación
Acerca de sí misma, la mae Mercedes sintetizó: “He crecido dentro del catolicismo y en grande he conocido esta religión. Al principio yo también la juzgaba porque no la conocía, porque siempre están encerrados, parece malo, oculto. Hasta que he decidido entrar por curiosidad y aquí aprendí los fundamentos de la religión conocida popularmente como umbanda (que significa unión de pueblos), pero en realidad hacemos africanismo, es una religión afrobrasilera, no tiene nada de malo ni satánico ni oculto, nada más que la gente se lleva de lo que se dice”.
“Hace 12 años que practico religión, tengo un pequeño templo y una pequeña familia religiosa, tengo familia de religión, incluso niños. Yo creo que cualquier religión, mientras sea sólo eso no es mala, sí creo que hay malas personas o malos practicantes”.
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Convicciones
Acerca de los prejuicios sobre las creencias que practica, de las cuales afirma ser muy consciente, relata que dedica mucho tiempo a explicar a los interesados de qué se trata su religión, su procedencia, creencias, fundamentos, etc., además de remarcar que intenta inducir una conducta respetuosa hacia su doctrina y hacia los demás, sean miembros o no: “Yo pretendo hacer buenos religiosos, entre mis hijos (personas bautizadas por ella) o ahijados (miembros a quienes ella apadrinó en sus bautismos), pero en ellos está dar malos pasos o hacer otras cosas o ver esto como un comercio quizás, ya no pasa por mí, el error no es mío”.
Acerca de su trayectoria y de lo que fue descubriendo con el tiempo, reconoció: “He ido investigando, he tenido un montón de caídas en estos doce años, he tropezado con mucha gente; hoy no lo considero una pérdida de tiempo, porque de ellos he aprendido lo que no se hace en religión”.
Necesidad de creer
Además, clarificó algunos de los cuestionamientos más fuertes que se les suele hacer: “Por todos los problemas que pasa día a día, la gente necesita aferrarse a algo, pensar que hay algo supremo, que puede solucionar algunas cosas. Yo siempre digo, nuestra religión no hace magia, como ninguna. No somos magos, porque si lo fuéramos tendríamos una vida soñada y sin embargo, hace doce años que practico y tengo mis problemas cotidianos, tengo que remarla con un montón de cosas, como cualquiera”.
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En alusión a ella misma y su esposo, el pae Nicolás, diferenció: “A nosotros, quizás de diez consultas, siete son personas que vienen a pedir ayuda porque realmente están mal, alguna curación o sanaciones de cuestiones de salud, emocionales, o lo que nosotros llamamos una clareza para que la persona pueda tranquilizarse, tomar buenas decisiones. Pasa que siempre van a sobresalir los casos de los que vienen a pedir por el ex, por el que quiere o no quiere, por el marido de o la mujer de”.