"Cacho" Sialle: "Mitre tuvo una carga emotiva y sentimental porque mi viejo era santiagueño" "Cacho" Sialle: "Mitre tuvo una carga emotiva y sentimental porque mi viejo era santiagueño"
“Arnaldo Sialle es un referente de la coherencia en el complejo mundo del fútbol. Dirige como vive. Y vive aferrado a sus principios. Eligió el camino de las convicciones y no el atajo de las conveniencias”, así lo describe el periodista Sergio Faletto, del diario La Capital de Rosario, al que el ex DT de Mitre de Santiago del Estero brindó una entrevista.
“Cacho” disfruta de su lugar en el mundo: el bar que tiene en la peatonal San Martín al 1000. Al que vuelve cuando puede, cuando su condición de entrenador itinerante se lo permite. Profesión que lo convirtió en un especialista en ascensos. Independiente Rivadavia, Brown de Madryn, Talleres y Mitre así lo testifican. Hoy busca un nuevo reto en Deportivo Morón.
Las palabras de Sialle en Rosario:
¿Cómo lo ves a Newell’s?
No está bien y estamos ante un desafío muy importante para todos, jugadores, cuerpo técnico, hinchas. La situación está complicada. Me molesta y duele ver al club así porque yo crecí en un Newell’s modelo, donde todo funcionaba, en el que cada camada de jugadores que se promovía era mejor que la anterior y tenía vida social. Ojalá vuelva a ser ese club que todos queremos.
El Tata admitió que una de las cosas que lo marcó fueron las injurias que sufrió tras la derrota de aquella liguilla con Boca, el 15 de junio de 1986. Y contó que charlando tiempo después con Scoponi, el Gringo no entendía cómo aún le duraba la bronca. ¿Cómo recordás aquello?
Lo entiendo al Tata, porque fue víctima de un tratamiento injusto. El Tata era nuestro capitán y emblema. No tengo dudas de que está entre los dos o tres mejores jugadores de la historia del club. Lamentablemente ese partido lo marcó, pero al partido lo perdimos todos, por nuestra incapacidad como equipo. En un momento el partido parecía cocinado cuando nos ponemos en ventaja con un gol mío, pero después todo se distorsionó porque Gnecco echó a tres jugadores de cada equipo. Pero el tiempo y el destino ponen las cosas en su lugar, porque después las circunstancias lo reivindicaron al Tata como la persona y profesional excelente que es. Vino como técnico cuando tenía un destino de selección en Colombia y sacó a Newell’s de una situación apremiante y lo hizo campeón. Tengo el orgullo de haber compartido vestuario con él y le tengo una profunda admiración. Y para dimensionar sus cualidades como persona cuento una anécdota: me contratan de Guaraní de Paraguay, llego un jueves a Asunción y el domingo jugábamos. Conocía poco del fútbol paraguayo. Al otro día me llama el Tata para tomar un café con Pautasso. Me trajo todos los CD de los equipos paraguayos, resolviéndome un problema sin que yo le haya pedido nada. Esos gestos lo marcan como persona.
¿Se redujo la diferencia entre el juego de ascenso y la primera?
La diferencia está en la calidad de los jugadores. En primera hay una cantidad considerable de futbolistas que son aptos física y técnicamente y en el ascenso ese porcentaje es menor. De todas maneras las dificultades que tiene el ascenso son más rigurosas que las de la Superliga. Uno de los más notorios es el entorno, porque en el interior cuando vas de visitante sos visitante de verdad.
¿Te considerás un especialista en ascensos?
No hay demasiado secreto. Si no hay un buen plantel es muy difícil ascender. Y después hay aspectos personales que pueden incidir, en cuanto a lo que se transmite, más en los metros finales de la competencia.
¿Qué transmitís?
Tranquilidad. Porque siempre me manejo igual, cuando ganamos o perdemos mi estado no cambia. Siempre les inculco confianza y seguridad en sí mismos, que es el combustible para avanzar hacia los objetivos. Y hay un método de trabajo basado en una idea y formas. Pero siempre ajustado a mi coherencia, que es hacer lo que pregono, porque es lo que te otorga la credibilidad del grupo.
¿Cómo haces para transmitir confianza?
Hay una parte que está relacionada a la personalidad y también hay un laburo interdisciplinario con profesionales. Tengo la suerte de que mi hermano Juan Manuel es psiquiatra y me orientó para interactuar con especialistas para potenciar este aspecto. Pero lo más trascendente es cómo sale el grupo tras una o varias derrotas, si se tienen los recursos para transmitir el coraje que se necesita.
¿Independiente Rivadavia, Talleres, Brown de Puerto Madryn y Mitre de Santiago del Estero fueron experiencias similares?
No, muy distintas. Brown de Madryn era un equipo nuevo y fue un hecho histórico para la ciudad que un club de allí pueda jugar la B Nacional. Lo de Talleres fue muy importante por todo lo que significa el club y porque según ellos estaban en el peor momento de su historia. Lo de Independiente de Mendoza por ser el primero está claro que tiene una gran significación. Y lo de Mitre tiene una carga emotiva y sentimental porque mi viejo era santiagueño, entonces hay cuestiones más personales, que tocaron muy hondo y que implicaba también mantener en alto el apellido de mi padre en su lugar natal.
¿Pensás que por proceder con ética pagaste un alto costo?
Es posible. Mi máximo orgullo es que a los 53 años puedo vivir del fútbol con honestidad. Puedo mirar a la cara a cualquiera, ando por la calle con la satisfacción de ser auténtico, tengo el reconocimiento que necesito como el de mis hijos, familia y amigos y tal vez puede ser que haya perdido posibilidades económicas más importantes de las que dispuse por ser un hombre de palabra. Pero también porque sé que no le convengo a cierto círculo del fútbol, porque yo no hago negociados ni permito que se hagan en mi nombre. Sé que las posibilidades de trabajo son menos, porque no le servís a ese esquema de negocios. Por eso cada vez que conseguí trabajo fue porque me hablaron directamente los dirigentes de los clubes. Y nunca toqué un centavo que no me correspondiera, porque siempre el dinero que recibí fue el de mi sueldo. Y tampoco le dejé tocar un centavo a nadie. Pero también hay que decir que existe gente sana en el fútbol, no todo es negociado. El tema es que esa gente no trasciende demasiado.
Hay técnicos que cuestionaron a la organización del fútbol argentino pero igual aceptaron dirigir, como Martino y Heinze. ¿Eso puede ayudar al cambio?
Está bárbaro que trabajen aquí porque forman parte del fútbol por su capacidad y es saludable que todos aquellos que queremos un cambio en el fútbol argentino estemos adentro impulsando ese cambio. Algunos con más renombre, otros con menos. El Tata y Heinze son de los pocos que hacen lo que dicen. Ojalá muchos sigan ese ejemplo de ser fieles a lo que piensan sin traicionarse.