Hija de desaparecido exigió a imputados que dijeran dónde están los restos de su padre Hija de desaparecido exigió a imputados que dijeran dónde están los restos de su padre
En un doloroso relato, contó los recuerdos que tiene de su progenitor, que fue secuestrado dos veces, en abril y mayo del 76, torturado y asesinado cuando tenía tan sólo 22 años por parte de los grupos de tareas que dirigió Musa Azar Curi desde el Departamento de Informaciones Policiales (DIP).
Comentó que a sus dos años, no imaginaba el horror que se cernía sobre su hogar gracias a la protección de sus abuelos, paternos y maternos. Dijo que a través de los relatos de familiares y amigos, y de los testimonios en el juicio Kamenetzky, el primero de lesa humanidad que se realizó en Santiago, pudo reconstruir la historia de su padre. Reveló, además, que su madre estuvo dos veces detenida y que quedó con un serio trauma.
Contó que una vez detenido y gracias a los oficios de la familia, Azar Curi le permitió a su abuelo materno llevarla al DIP o la “Side” como se denominaba a este centro clandestino de detención, para ver a su padre. Sin embargo, dijo que al escuchar a la pequeña, Mario Giribaldi le pidió a gritos que sacara a su hija de ese sitio. “Ahora sé que lo hizo para protegerme”, dijo entre lágrimas.
Casi al final, se dirigió a los represores y les demandó que “de una vez por todas, rompan con el pacto de silencio y digan qué hicieron con el cuerpo de mi papá y de todos los desaparecidos”
Rescató la figura de su padre: “Estudiaba abogacía y a pesar del buen pasar de sus padres, se dedicaba a alfabetizar en barrios pobres, estaba comprometido con los sectores más desprotegidos”.
“Mi padre fue torturado salvajemente en la DIP por Musa Azar, Ramiro (López), (Tomás) Garbi, Juan Bustamante y también estuvo detenido en Arsenales de Tucumán”, contó la joven que también sufrió la desaparición de su tío Osvaldo que estuvo en Arsenales, en Tucumán.
Luego, en declaraciones a la prensa, también se refirió a las duras torturas aplicadas en el DIP y que su padre era mostrado por los represores a los demás presos políticos “como un trofeo” de cómo iban a quedar si no colaboraban. Giribaldi sufrió severos castigos en ese sitio, según reconstruyó su hija con los relatos de sobrevivientes.
“He hecho lo que tenía que hacer en honor a la sangre de mi papá, a los desaparecidos y padres y familiares de detenidos y desaparecidos”, manifestó reconfortada tras su testimonio y afirmó que los relatos de testigos son contundentes por lo que espera un castigo para los 10 acusados: “Aquí están los responsables de la muerte de mi padre, pero como a él lo llevaron a Tucumán, faltan los militares de alto rango”.