A cuatro años del fallecimiento de Nisman, la Justicia aún no tiene a los responsables de su muerte A cuatro años del fallecimiento de Nisman, la Justicia aún no tiene a los responsables de su muerte
y el mundo se vieran sacudidos
por la noticia de la muerte del titular
de la Unidad Fiscal de la Amia, Alberto
Nisman, la investigación judicial aún
no logró determinar a los responsables
del crimen. El caso tuvo una fuerte
connotación política, ya que el fiscal
había acusado al gobierno de Cristina
Kirchner de impulsar un acuerdo económico
con el gobierno de Irán, a cambio
de levantar las alertas rojas de Interpol
que pesan sobre funcionarios
iraníes acusados de ser los autores intelectuales
del atentado con un coche
bomba en la sede de la Amia, en 1994.
La Justicia argentina afirma haber
probado “prima facie” que el fiscal Alberto
Nisman fue asesinado de un disparo
en la cabeza como consecuencia
de su denuncia por encubrimiento del
atentado a la Amia pero, a casi cuatro
años de aquel día, no pudo determinar
quién fue su victimario ni el o los culpables
detrás de aquel hecho.
Actualmente, bajo la responsabilidad
del juez federal Julián Ercolini y el
fiscal Eduardo Taiano, la causa que investiga
la muerte del fiscal ha pasado
por distintos jueces y fueros e incluso
informes, uno del Cuerpo Médico Forense,
que dijo que no se podía constatar
la presencia de terceras personas
en el baño, y otro de Gendarmería
Nacional sostuvo que fue un homicidio.
Con todo esto, en el último movimiento
de la causa, la Cámara Federal
porteña apuntó que la muerte de Nisman
se trató de un asesinato.
El diario El País de España hizo un
repaso detallado de los hechos hasta
el presente en el que el pedido de Justicia
de la familia del fiscal, de la sociedad
argentina y de la comunidad internacional
se hace más fuerte que nunca.
A principios de 2015, el fiscal Nisman
se aprestaba a denunciar a la presidenta
Cristina Kirchner y al canciller
Héctor Timerman (f) por encubrimiento
de los autores, presuntamente
agentes iraníes, del atentado contra la
Asociación Mutual Israelita de Argentina (Amia), que el 18 de julio de 1994 había
causado la muerte a 85 personas.
Sin embargo, Nisman apareció muerto
de madrugada, el 18 de enero, en el baño
de su apartamento en las torres Le
Parc, en el exclusivo Puerto Madero.
Tenía un balazo en la cabeza y luego
de una larga discusión y planteos y
diversas autopsias y pericias, la Cámara
Federal de Buenos Aires considera
probado que fue un asesinato. Sin embargo,
no hay culpables, pero si sospechosos
de haber participado del hecho,
como Diego Lagomarsino, su excolaborador
y de quien se cree era un
espía de la exSide. Fue Lagomarsino
quien le llevó el arma de la cual salió el
disparo que acabó con la vida de Nisman.
También están acusados los custodios
que debían velar por la seguridad
del fiscal.
El gobierno de Israel proclamó que
Alberto Nisman fue un héroe, un hombre
que trató de hacer justicia y fue
asesinado, probablemente, por los
servicios secretos paralelos del kirchnerismo.
Pero también hay una corriente
de opinión que “le consideran
un villano, un evasor fiscal (tenía una
cuenta oculta en Nueva York) que tras
una dura discusión telefónica con su
ex esposa empuñó una pistola y acabó
con su vida. Hay argumentos de un lado
y de otro”, señala el artículo del corresponsal
de El País, Enric González.
Hechos
Nisman viajó a Londres con su hija
Iara, de 15 años, el primer día de 2015.
Su ex esposa, la juez federal Sandra
Arroyo Delgado, y la otra hija, Kala, de 8
años, debían encontrarse con ellos en
París el 23 de enero. Ese viaje era el regalo
de cumpleaños para Iara. Pero una
vez en Europa, Nisman supo que el gobierno
había apartado a dos fiscales
federales incómodos para Cristina Kirchner
y no tuvo dudas de que él sería el
siguiente. Pese a la reacción furiosa de
su ex mujer, el fiscal decidió cancelar el
resto del viaje y volvió a Buenos Aires
desde Madrid. El día 14 de enero, antes
de que pudieran retirarle el caso, presentó
ante los tribunales una denuncia
de 289 páginas contra la ex presidenta
y varios de sus ministros. Faltaban las
pruebas, que iban a adjuntarse, en 19
DVD, el lunes 19 de enero. Consistían,
básicamente, en escuchas telefónicas.
Ese mismo día, Nisman debía comparecer
ante el Congreso para explicar sus
investigaciones.
El viernes, 16 de enero, Nisman fue
entrevistado por la Agencia Judía de
Noticias: “Ojalá todos los ciudadanos,
los 40 millones, puedan escuchar y ver
la prueba que tengo entre mis manos”,
dijo. El sábado 17, a las 8 de la tarde, el
informático Diego Lagomarsino, entonces
colaborador de Nisman y supuesto
cómplice en una evasión de impuestos,
hoy procesado como partícipe necesario
en el asesinato, llevó a su jefe
una vieja pistola que había heredado.
Nisman quería un arma para protegerse,
fue la versión que dio el excolaborador
del fiscal. Cuando Lagomarsino
abandonó el apartamento de Nisman
en Puerto Madero, poco después de
las 8, se fueron también los dos guardaespaldas
que velaban por el investigador.
Nisman murió unas seis horas
después, sobre las 2 de la madrugada
del domingo 18. Justo un día antes de
presentar las pruebas.
Sus antiguos colaboradores afirman
que Alberto Nisman estaba de
buen ánimo y que el suicidio resulta
impensable. La primera fiscal que investigó
el caso, Viviana Fein, tuvo para
los analistas jurídicos una actuación
catastrófica. Unas sesenta personas
pasearon durante horas por la escena
del crimen. Cualquier posible indicio
fue destruido. Los escoltas limpiaron
el arma con papel higiénico. Desaparecieron
varios pendrives con documentación
sobre el atentado contra
la Amia y sobre la supuesta conspiración
de Kirchner con el gobierno iraní
para, bajo el paraguas de un memorándum
de entendimiento, encubrir a
los autores. De las pruebas supuestamente
abrumadoras que Nisman debía
aportar a los tribunales nunca más
se supo, pese a que las conocían varios
de sus colaboradores. Las escuchas
en que se basaba la acusación ya
se han difundido.
El pasado 30 de diciembre murió
de cáncer el ex canciller Héctor Timerman,
uno de los acusados por Nisman.
La ex mujer de Nisman, la juez Arroyo,
renunció también en diciembre a
ser parte querellante en la causa por la
muerte del fiscal, cansada de las amenazas
contra ella y sus hijas. La madre
de Nisman sigue asegurando que su hijo
fue asesinado.