Las altas temperaturas y sus consecuencias en la salud de los ojos Las altas temperaturas y sus consecuencias en la salud de los ojos
Ante la llegada de las altas
temperaturas en nuestra provinci,a
los expertos recomiendan tomar
recaudos con respecto a la
salud de los ojos.
“Permanecer largo rato en
un lugar con altas temperaturas
afecta a todo el organismo, y los
ojos no son una excepción. Con
el calor, las lágrimas se evaporan,
produciendo sequedad ocular;
una circunstancia que, además
de causar unos síntomas
muy incómodos como picor, enrojecimiento,
sensación de tener
arenilla o un cuerpo extraño, que
afecta al buen funcionamiento del
ojo y puede llegar a producir dificultades
de enfoque”, sostiene el
Dr. Ricardo Passone.
Aunque dependiendo de su
causa sus componentes varían,
las lágrimas siempre contienen
una gran cantidad de agua.
“Pero el calor propio de la
época estival no es la única causa
de sequedad ocular. El uso de
acondicionadores de aire y ventiladores
también acelera la evaporación
de las lágrimas durante
esta temporada. Esta situación
es especialmente acusada en
aquellos lugares de trabajo en los
que las personas pasan horas mirando
atentamente los ordenadores
y, como consecuencia, reducen
la frecuencia de su parpadeo.
Además, las altas temperaturas
aumentan los niveles de contaminación,
favoreciendo la aparición
de conjuntivitis alérgica, una patología
que encuentra asociada al
desarrollo de un polen más agresivo”,
ahonda Passone. Los síntomas
más frecuentes de la sequedad
ocular son: picazón de
ojos, sensación de arenilla, enrojecimiento
ocular y visión borrosa.
En algunas ocasiones la persona
que tiene sequedad ocular
puede sentir que los párpados
están “pegados” cuando se despierta
por las mañanas.
Para evitar la sequedad ocular
debida a altas temperaturas es
recomendable llevar gafas de sol
en exteriores, que ayudan a reducir
la evaporación de la lágrima, y
evitan que el ojo entre en contacto
con posibles alérgenos. Si se pasa
mucho tiempo en interiores con aire
acondicionado, es fundamental
aumentar la frecuencia de parpadeo,
para que la lágrima se reparta
uniformemente sobre la córnea.
También se pueden humectar
los ojos con lágrimas artificiales o
pomadas específicas.