"¡Dejá al chico para que te mate!", gritó Bugliolo a Garzón "¡Dejá al chico para que te mate!", gritó Bugliolo a Garzón
El remisero que atacó a mazazos al hermano de una fiscal añatuyense también enfrentaría otras tres denuncias: dos por incidentes con docentes vecinas y una tercera, entablada por el playero de una estación de servicios.
Así lo subrayó la fiscal Cecilia Rímini, en el fragor de una primera audiencia en contra de Germán Bugliolo, imputado por "homicidio en grado de tentativa" en perjuicio del profesor Ramiro Garzón, hermano de la fiscal Florencia Garzón.
Bugliolo estalló de furia días atrás, al ver la camioneta de Garzón en frente de su casa, tapando parte de su garage.
Los testigos
Según testigos, Bugliolo salió a la calle armado con una maza y lo sufrió el vehículo.
En segundos, apareció Garzón con el hijo en brazos. Ascendió a la unidad y de atrás Bugliolo lo golpeó con la maza.
"¡Dejá al chico para que te mate!", dicen que gritaba.
Fue tal la dureza del impacto que Garzón quedó tendido en el piso y, a metros, el hijo llorando.
Atrincherado
Sin resistencia, Bugliolo ingresó a su casa.
Con 15 días de segura detención, sus abogados Franco Cejas Escalada y Guillermo Abdala hoy litigan contra el presente y el pasado de su cliente.
Entre los antecedentes, se advertirían violencia de género contra una expareja; incidentes e insultos contra directoras de la escuela ubicada en frente de su hogar, se supo.
A ello se le refuerza otra causa por agredir a un playero de una estación de servicios.
Ante semejante seguidilla de escándalos y desatinos, nadie descarta que la Fiscalía requiera otros 15 días de rejas.
El panorama se presenta muy sombrío para el detenido y puede ser peor, ya que se vienen las pericias psicológicas.
Si los expertos juzgan que Bugliolo adolece de frenos y sólo se rige por la ira ante cualquier adversidad, su excarcelación se tornará muy lejana.
Y lo más trascendente. Fiscal, jueza y defensa tal vez unifiquen criterios tras urgentes tratamientos, terapias, que atenúen sus reacciones furibundas.
Nadie lo reintegrará a la sociedad sin que antes procese la desmesura de sus reacciones.