"Alito" Toledo, un agradecido de la vida "Alito" Toledo, un agradecido de la vida
Quien se expresa de esta manera es Alfredo Toledo, “Alito”, quien mañana celebrará su cumpleaños (prefirió no decir cuántos) y también 27 años junto con Los Manseros.
“Estoy feliz por todas las cosas buenas que me sucedieron desde que, a los 14 años, decidí ser músico, dejar Santiago del Estero e irme a Buenos Aires cuando formaba parte de Las Voces del Atardecer, agrupación con la que grabé un disco, Santiago con todo”, rememoró, con inocultable orgullo, sus inicios en el canto.
Los años y las distancias no fueron óbice para afianzar sus sueños. Por el contrario, lo tonificó y esto hizo que “Alito” siguiera en Capital Federal con su derrotero de artista.
Sus obligaciones con el Servicio Militar Obligatorio, lo hicieron regresar a Santiago pero con Las Voces del Atardecer ya disuelta. Y mientras cumplía con esa obligación, en su historial artística, iba gestándose Los Quimsa, un grupo que lo marcó de por vida.
Acompañado por Mario “Musha” Carabajal y Guillermo Ocón, conformó esta agrupación que traía renovados aires para el folclore santiagueño y tenía una gran aceptación popular.
En ese andar por las rutas argentinas llevando esta propuesta, fue que “Alito” sufrió un accidente donde murió Ocón y se salvaron él y “Musha”. Posteriormente, recuperados, “Musha” pasó a formar parte de Los Carabajal y Toledo rearmó Los Quimsa.
Y su llegada a Los Manseros Santiagueños fue cuando se retiró de esa formación Saúl Belindo “Cuti” Carabajal para integrar Los Carabajal. La gran oportunidad para consolidar sus sueños había llegado para “Alito”.
“Cuando debuté con Los Manseros hice doblete en la actuación: una fue en Núñez (Buenos Aires), cerca del estadio de River, el club de mis amores; y la otra, en una escuela de Morón (Buenos Aires)”, evocó Toledo.
A partir de entonces, “Alito” comenzó a reescribir su historia musical. Los años, la constancia, su dedicación, el haber estudiado música y el creer en lo que le dictaba su corazón hicieron efecto: Los Manseros es, por parafrasear un tema de Toledo, “por siempre y para siempre”, el otro amor de su vida.
“Junto a Onofre Paz, Guillermo Reynoso y Martín Paz me siento orgulloso de ser mansero y de disfrutar del éxito que nos brinda el conjunto, que se mantiene vigente tanto por su repertorio como también por la humildad: estamos donde quiere escucharnos la gente. No hay un rincón del país donde no hayamos actuado. No decimos no a nadie. Vamos a tocar donde nos convocan porque nos debemos a la gente”, reflexionó ante EL LIBERAL.
“En la vida hay que jugarse, como yo lo hice. Hay que jugarse por lo que uno considera correcto y por el mensaje que nos deja la poesía y la música”, enfatizó.