Ganar sin ganar, el éxito de dos ciclistas argentinas Ganar sin ganar, el éxito de dos ciclistas argentinas
La historia, a veces, no la escriben sólo los que ganan.
Parece sólo una linda frase, pero en realidad es una verdad tangible. Este pasado fin de semana, en Río de Janeiro, dos ejemplos argentinos sucedieron en el Mundial Adaptado de Pista. Lo de Mariela Delgado (31 años) fue una ratificación al talento, personalidad y espíritu de esta mujer misionera que nació con una discapacidad en su brazo derecho (trastorno de plexo braquial) pero, lejos de ponerlo como excusa, se esforzó el doble y encontró en el ciclismo una forma de triunfar en la vida. En Brasil confirmó que es una de las mejores del mundo en su categoría (C5) al ganar dos medallas de bronce en Scratch y Velocidad (500 metros). Pero hubo más. Micaela Barroso, una de las joyas del ciclismo nacional (21 años), tuvo premio a su decisión de correr en tándem con una chica no vidente. La oriunda de San Vicente aceptó hacer dupla con Florencia Sánchez y así ambas conformaron el primer dúo de la historia nacional en competir en un Mundial. Terminaron novenas en Persecución. “Me dejó mucho más la experiencia humana, de compartir el día a día con Flor, que cualquier otra cosa”, emociona Mica.
Nada parece ser casualidad en esta historia. Y menos que Delgado y Barroso sean integrantes del Weber Shimano Ladies Power, el mejor equipo femenino de Latinoamérica que apuesta a mucho más que a lograr resultados. Hablamos de proyecto de equipo que fue creado hace cuatro años con la idea de apoyar el desarrollo femenino, apostar a potenciar talentos jóvenes para que den un salto a las potencias del ciclismo y, además, incluir a chicas con capacidades distintas. “Fue una gran alegría lo que pasó en Río. Porque nosotros mantenemos el equipo con mucho esfuerzo y trabajamos para que pasen estas cosas”, explica Nicolás Muszkat, creador y mentor del equipo. “Ser la guía de una chica no vidente fue una experiencia especial, que me dejó mucho. Más en lo humano que en lo deportivo. Convivir con ella me dio fuerzas para la vida. Aprendí mucho de cómo llevarla adelante cotidianamente sin tener algo que para todos es primordial”, reflexiona Barroso. “Dedicó estas medallas al equipo, que en su momento apostó por mí sin dudarlos”, resalta Delgado, cuya lesión nerviosa le genera una restricción de la fuerza pero no le impide competir con las mejores. De hecho, lo hizo en ciclismo convencional hasta 2013, cuando se pasó al Adaptado.
En Río representaron al país pero también al Shimano Ladies Power y sus valores. “Pertenecer me hace sentir orgullosa. Pero no sólo porque me eligieron a mí sino por su apuesta y mensaje. Que haya una organización, dentro de un ambiente tan machista, que ayude a que las mujeres podamos potenciarnos es algo que valoro mucho. Gracias al Ladies el ciclismo femenino ha crecido mucho en el país. No sólo nos ayuda a quienes estamos en el equipo sino que también dio esperanzas a otras de que se puede... Antes muchas dejaban porque si no te convocaba la Selección, no tenías donde seguir y ahora, con este equipo, tenés el paso previo a poder ser profesional. Además, antes había apenas dos carreras importantes en el año y ahora, con más cantidad y calidad de competidoras, se sumaron varias”, razona con madurez. “Soy una agradecida de poder pertenecer a un equipo que apuesta por el desarrollo de la mujer y permite la inclusión. Es lo que más valoro”, valora Mariela, quien recién se subió a una bici a los 21 y en el 2014, a los 27, ya había logrado dos oros en los Panamericanos de Toronto.
Barroso, con diez años menos, va en busca de los éxitos de Delgado. Hoy, mientras hace la transición de Junior a Elite (adultos), intenta ratificar las expectativas creadas. Ya quedó atrás una lesión importante que sufrió en el 2015 y que no tuvo un diagnóstico claro hasta el año pasado. “Fue en la espalda, por una caída en San Luis, y recién hace unos meses el médico del Cenard, Javier Llovera, descubrió que se me produjo algo crónico en la columna y deberé hacer un tratamiento de por vida. No es fácil, pero intento no pensar, sigo para adelante y lo hablo con mi psicóloga (Lorena Gavinso)”, explica quien trabaja día a día por un sueño que la desvive. “Quiero ser olímpica. No sé si llegaré a Tokio, por cuestiones personales y hasta burocráticas, pero mi ilusión es esa. Es mi meta deportiva, poder estar en las pruebas de pista. No lo veo imposible. Además, aprendí a que no tenemos que ponerle un límite a nada. Con esfuerzo y dedicación todo se puede”, es el mensaje. Mica, además de competir en los campeonatos argentinos de ruta y pista en este 2018, comenzará a desandar su ilusión olímpica cuando desde el 26 de mayo compita en los Juegos Odesur en el comienzo del ciclo clasificatorio para Tokio.
El ejemplo de ambas, además, se ve fuera de la pista. Mariela estudió cinco años y se recibió de Licenciada en Turismo, otra de sus pasiones. Mica, como pasa con Cristina Greve, otra integrante del Ladies Power, arrancó hace poco a cursar Licenciatura en Nutrición en la Universidad de Lanús. “Yo hoy no puedo vivir del ciclismo y no sé qué pasara en el futuro. No pienso descuidarlo, porque se viene un año con muchos desafíos, será más que nada una cuestión de organizar mis tiempos. Por surte en el equipo tenemos un ejemplo de que se puede. Cristina, además de ciclista, estudia una carrera y es madre. Es mi referente”, agrega quien se entrena de día y cursa de noche. Ella, como Delgado, también es ejemplo, a su manera. Sin palabras, con hechos que enseñan, motivan e inspiran. Y sí, a veces en la vida también ganan los que dan los mejores ejemplos.