El sueco se llevó a su hijo a su país y hubo momentos de suma tensión en el aeropuerto El sueco se llevó a su hijo a su país y hubo momentos de suma tensión en el aeropuerto
Apenas habían pasado unos minutos de las 18.30 cuando Nicolás Andreas Aretis salió junto a su hijo de un sector reservado del Aeropuerto "Vicecomodoro ángel de la Paz Aragonés" y caminó hasta el avión que lo llevaría primero a Buenos Aires y desde allí a Suecia.
Separados por las paredes de vidrio de la zona de embarque, María Belén García -madre del niño- y su familia, protagonizaron desgarradoras escenas al no poder darle un abrazo de despedida y con lo que entienden es una incertidumbre de lo que le deparará el futuro a más de 12.000 kilómetros de distancia.
La secuencia fue el final de una jornada que había comenzado agitada. Después de casi dos semanas sin poder ver a su hijo, María Belén había logrado tener contacto por casi una hora la noche del martes y según deslizaron desde su entorno, se le había prometido que ayer iba a tener unas horas para despedirse, pero nada de eso sucedió.
El sueco, quien fue denunciado por María Belén por violencia de género (ver aparte), estaba alojado junto al niño en un hotel capitalino. De acuerdo con el relato de los familiares de García, habían organizado un almuerzo para despedir al pequeño y que la situación no sea aún más traumática para el menor en el aeropuerto.
Sin embargo, cuando llegaron al hotel a media mañana, les informaron que Aretis había abandonado las instalaciones antes de las 9 y desconocían a dónde se había dirigido con su hijo.
El último viernes se conoció la resolución de la jueza de Familia que disponía que el niño de 12 años debía regresar con su padre a Suecia a su "centro de vida". La magistrada había fijado como plazo que dentro de los siguientes 10 días el pequeño debía estar en el Viejo Continente.
El vuelo debía partir ayer después de las 19. García llegó alrededor de las 17 al Aeropuerto, pero Aretis, su ex pareja, ya estaba en otro sector, custodiado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria, impidiendo que la mujer llegara hasta él para que se cumpliera la resolución judicial de que ambos retornaran a Europa.
Con el correr de los minutos la angustia fue creciendo. Llegó la hora de abordar y todos los pasajeros embarcaron, pero aún no aparecían el pequeño y su padre.
Cuando ambos asomaron, María Belén y su familia estallaron en gritos y llanto. La mujer sostenía un cartel que le decía "Te amo" y golpeaba los vidrios intentando llegar a su hijo.
Rápidamente la Policía y Aretis hicieron que el menor caminara hacia el avión. En su mirada se percibía la sorpresa y el susto de ver a la mitad de su familia llorando por él, pero recorrió los metros que lo separaban de la escalinata, volteó para mirar de nuevo y subió al avión.
La indignación de María Belén y su familia continuó por algunos minutos, descargándose contra Aretis y la decisión de la jueza Anahuate. Luego, resignados regresaron a sus casas pensando ya en los próximos pasos legales que deberán dar para recuperarlo.