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José Evaristo Uriburu: La “Langosta salteña”

11/03/2018 00:00 Santiago
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José Evaristo Uriburu: La “Langosta salteña” José Evaristo Uriburu: La “Langosta salteña”

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La provincia de Salta brindó al país tres presidentes, dos constitucionales: Victorino de la Plaza y José Evaristo Uriburu, y un dictador, José Félix Uriburu.

En otros tiempos, de menos conciencia sobre el daño que significó para el país el ejercicio de los gobiernos de facto, solían los salteños jactarse de sus tres mandatarios.

Y además, de poseer la casa en la que habían nacido dos presidentes: la casa de los Uriburu. Pero la sana reinterpretación de la historia, tomando en cuenta las consecuencias de los hechos del pasado, ha permitido que el orgullo salteño se dirija a los dos presidentes constitucionales. Y hoy nos ocuparemos del primer oriundo de Salta que llegó a la presidencia. Vale decir que los dos Uriburu eran parientes, uno nieto y otro bisnieto del vasco que se radicó en Salta, por ramas diferentes.

NACIMIENTO, INFANCIA, EXILIO Y ESTUDIOS

José Félix Evaristo Uriburu Arenales nació en la ciudad de Salta el 19 de noviembre de 1828, y fue bautizado en la Catedral de Nuestro Señor y la Virgen del Milagro al día siguiente.

Eran los tiempos de la rebelión unitaria encabezada por Lavalle contra el gobernador porteño Dorrego, que culminó el 13 de diciembre con el fusilamiento que dio origen al más largo período de la guerra civil, que terminaría en la batalla de Pavón, en 1861. Eran costumbres de la época las persecuciones políticas y los exilios. Y los Uriburu Arenales emprendieron el camino hacia Chuquisaca, en Bolivia, donde José Evaristo estudió el bachillerato.

Su familia provenía de un vasco llegado a Salta en tiempos coloniales y su madre era hija del general Juan Antonio álvarez de Arenales, héroe de la Independencia. Hacia fines del gobierno de Rosas, el joven Uriburu llegó a Buenos Aires, para estudiar Derecho en la Universidad. Ya caído el restaurador de las leyes, en 1854, se graduó de doctor en Derecho. Tiempo antes, había colaborado con el gobernador Vicente López, y luego se enroló en las tropas al mando del general Paz, durante el sitio de la ciudad.

POLíTICA Y DIPLOMACIA

En 1855, regresó a su Salta natal, y es nombrado secretario de la Convención que, presidida por su padre Evaristo, redactará la Constitución provincial ajustada al texto nacional sancionado en Santa Fe en 1853. Fundará un periódico llamado "El Comercio".

Adhirió a la Confederación Argentina durante la época de la secesión del Estado de Buenos Aires, y su creciente prestigio hizo que el presidente Urquiza lo nombrara secretario de la delegación diplomática ante el gobierno de Bolivia, tierra que el salteño quería fervorosamente desde los tiempos del exilio. En Chuquisaca, se casa con su prima Virginia Uriburu en 1857.

El matrimonio tendrá seis hijos, de los cuales sólo tres llegarán a edad adulta. La muerte de su tío y suegro, el embajador Dámaso Uriburu, a tres semanas del casamiento, lo convierte en su sucesor hasta 1860. Vuelto a su tierra, es nombrado juez y luego ministro de gobierno. Al unificarse el país, luego de Pavón, será elegido diputado por Salta e integra el Congreso, por primera vez, con todas las provincias representadas.

Fue vicepresidente y cuatro años después, presidente de la Cámara. En 1864 varios miembros de su familia participan de una revolución que fue bautizada "de los Uriburu". José Evaristo, desde Buenos Aires, fue el único Uriburu que repudió el levantamiento contra el gobierno salteño. Su carrera avanzaba y fue nombrado ministro de Justicia por Mitre, y luego Procurador del Tesoro por Sarmiento.

La epidemia de fiebre amarilla de 1871 será dramática para la vida familiar, ya que muere su esposa Virginia y uno de sus hijos. Luego fue juez federal y finalmente vuelve a la diplomacia.

Es nombrado embajador en Bolivia y suma a sus tareas la embajada en el Perú. Estalla en esos días la guerra del Pacífico, que enfrentó a Perú y Bolivia contra Chile. El presidente Roca lo envía a Santiago de Chile en 1883, al terminar el conflicto, y los tres gobiernos lo aceptan como árbitro para resolver el fin de la guerra: su fallo fue aceptado por todas las partes.

En 1878, se casa en Lima con una peruana, Leonor de Tezanos Pinto, con quien tendrá dos hijos.

El varón de este matrimonio se casará con una hija de Roca, quien será entonces su consuegro. La hija, Leonor, se casará con Emilio de Anchorena.

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