"En 2018 Macri intentará hacer todas las reformas económicas que pueda" "En 2018 Macri intentará hacer todas las reformas económicas que pueda"
Por José Aranda | Twitter: @jaranda40
El doctor en Ciencias Políticas del Instituto de Estudios Políticos de París y profesor de la Universidad de Buenos Aires, delineó cuál es desde su punto de vista la estrategia que seguirá el Gobierno de Mauricio Macri a lo largo de este año.
También analizó cómo puede desempeñarse un peronismo fragmentado y, en especial, qué actitud es la que puede adoptar lo que llama el “pan peronismo” que si llegara a unirse podría provocar más de un dolor de cabeza a Cambiemos en las pretensiones de reelección que ya confirmaron desde el macrismo.
En tanto, bajo la lupa de Burdman, lo que aún le falta a la gestión de Cambiemos es convencer a su propio electorado y a los que están por fuera de él que con este modelo económico se podrá crecer y salir de la pobreza. Es lo que le falta para ganar las elecciones que vienen. La pretendida reducción de la pobreza que pregona el Gobierno aún no encuentra una conexión con las políticas económicas que lleva adelante el macrismo. ¿Se podrá lograr eso este año?
¿Cómo ve al Gobierno en este inicio de año? ¿Apretará el acelerador con la campaña 2019 o irá más gradualmente en reformas económicas?
El gobierno de Mauricio Macri tiene identidad reeleccionaria. Como todas nuestras presidencias democráticas. Los lugares que se le ha dado al radicalismo en el Ejecutivo y la línea de sucesión presidencial sugieren que el PRO no piensa alternar con su socio minoritario: Macri va a ir por la reelección. Por lo tanto, gestión y campaña son lo mismo. Y a su vez, para Macri reformas económicas (graduales) y gestión son sinónimos. Por eso, creo que el 2018 será el año en que Macri intentará hacer todas las reformas económicas que pueda. No solo porque de algunas de ellas condicionan la sustentabilidad del modelo -caso movilidad previsional-, sino porque en la Casa Rosada hay convencimiento de que el éxito de la gestión depende de ellas. Mauricio Macri cree que la competitividad de la economía y la reducción de la pobreza se consiguen liberando las fuerzas del mercado. Y allí va, hasta donde lo dejen.
¿Qué papel estima que jugará la oposición (PJ) a lo largo de 2018? ¿Cree factible que haya una unión para 2019 o presentará un candidato testimonial?
-Hay mucho voto peronista aún. En las legislativas del año pasado, más del 50% de los votos fue hacia opciones del universo pan-peronista, hoy sin dudas dividido: justicialistas, kirchneristas, massistas y otros. Unir todo eso hoy luce complicado. La clave es cuántas “ganas” pondrán los peronistas. En 2015, muchos dirigentes del universo peronista prefirieron que gane Macri antes que Scioli. Como Massa, De la Sota, Duhalde y otros. Si eso se mantiene igual en 2019, Cambiemos tiene las cosas más sencillas. Pero si los diferentes espacios pan-peronistas comparten la preferencia última de que triunfe uno “de la familia” antes que un cambiemista, entonces las estrategias se van a acomodar. Desde formar un frente electoral hasta competir con acuerdos para la segunda vuelta o, simplemente, coordinarse para no obstruir al precandidato dominante. No postular un precandidato recalcitrante, por ejemplo. Obviamente, en Cambiemos hay conciencia sobre esto, y se intentará evitar que los planetas del peronismo se pongan en línea. Mientras tanto, en 2018 el peronismo tenderá a la fragmentación, por razones estratégicas: los peronistas con responsabilidades de gestión seguirán negociando con el Ejecutivo, y los que estén libres de responsabilidades harán oposición frontal.
¿El gremialismo puede convertirse en un factor de presión hacia el Gobierno?
-No debería serlo. Más allá de las tensiones y los desacuerdos crecientes con la Casa Rosada y Comodoro Py, los sindicatos argentinos constituyen un poder para-estatal y su negocio es mantener abiertos los puentes de diálogo con el gobierno de turno. Esto es así desde los años 40, y nunca cambió demasiado. Obviamente, siempre hay grados de tensión entre gremios, gobierno y empleadores, y el riesgo de que alguno de los actores tiré demasiado de la cuerda nunca deja de sobrevolar. Pero no es el primer escenario del análisis.
¿Cuánto incidirá el manejo que haga el Gobierno de la economía en la percepción que pueda tener la gente de la gestión Macri?
-La definitiva adhesión social a Cambiemos se dará en el plano de la economía. Hay un sector de la sociedad que adhiere a Cambiemos con independencia de la economía: un 20 o 25% de los votantes son oficialistas por identidad, o por convicción antikirchnerista. Pero para ampliar el electorado y ganar futuras elecciones, hace falta consolidar logros económicos y sociales. Los que votaron por Massa en octubre de 2015 y luego a Macri en segunda vuelta esperan resultados. En Chile, un país de América del Sur con una porción importante del electorado que es pro-mercado -toda una rareza-, el “modelo” tuvo resultados sociales. Hubo familias que salieron de la pobreza y entienden que eso se logró gracias a las reformas liberales: créditos bancarios, inversiones creadoras de empleo, facilidades para dedicarse al comercio, etc. En Argentina, todavía eso no se logró. Macri habla de reducción de la pobreza pero en la narración eso no aparece conectado con las políticas económicas. Cuando lo logre, habrá consolidado un electorado para la reelección.
¿Qué temas considera que son los principales desafíos que tiene el Gobierno este año?
-Es el año clave para toda la agenda reformista que Macri planteó después de las elecciones legislativas, se concrete.