Confesó y quisieron lincharlo Confesó y quisieron lincharlo
A segundos de intentar suicidarse, Walter fue sorprendido por dos policías. Lo encontraron con una soga sujeta al cuello atada a una viga.
Urgente, lo descendieron casi inconsciente.
Los policías sospechaban, pero él mismo se encargó de contextualizarles el horror.
"Fui yo", habría confesado, mientras le retiraban la soga del cuello y lo alejaban del peligro.
Tras esa afirmación, la Fiscalía lo imputó por el "doble homicidio y abuso sexual" de la sobrina.
Mientras caminaba a casa de las dos víctimas, tres vecinos intentaron agredirlo físicamente.
Para entonces, la gente ya entendía que Walter era el monstruo que había asesinado a sus familiares directos de sangre.
Hoy, quizá, despertará en una celda de la Capital y resolverá quién lo defiende ante un proceso que acabará en perpetua.