Hijos y vecinos, claves para develar femicidio de Corvalán

La coartada de Eduardo Ojeda luce hoy "herida de muerte". El hombre cayó preso por el supuesto "femicidio" de su esposa, Rocío Corvalán, con quien residía en El Mojón, Pellegrini. La muerte de la señora sobrevino en el amanecer del martes 12, horas después de una dura discusión de pareja.

Luego, Ojeda salió a la calle y pidió ayuda al vecino, alegando que su esposa se había suicidado. Rápido, la policía advirtió un cuadro diferente al de un suicidio genuino. Hoy, la Fiscalía trabaja detrás de un femicidio y el principal sospechoso es Ojeda. Esta semana apurará la marcha por varias medidas.

La Justicia desea trasladar a los dos hijos de la pareja y someterlos a Cámara Gesell. También, recibir los testimonios de familiares y amigos, a quienes Rocío habría confiado cómo era su vida y, en especial, el deseo de divorciarse.

No es todo. La Fiscalía también citaría al juez de Paz, ya que la víctima habría pedido asesoramiento cuando la relación ya no avanzaba más.

Defensa

Mientras tanto, la defensa de Ojeda tiene claro que ellos no deben demostrar la inocencia, sino la Justicia, su culpabilidad.

Estudian permanecer en silencio hasta donde se pueda, confiados en que la ausencia de testigos, suma a la estrategia.

Ello resultaría de perspectiva relativa, ya que los expertos de la División Criminalística habrían descartado que Corvalán se haya suicidado, se supo.

Desde esa certeza, y con los hijos dormidos, el único testigo y sospechoso es el propio Ojeda.

ADN en la mira

Con otros tiempos, la Fiscalía prefiere seguir con su estrategia.

Ganó tiempo, al llevar a Ojeda ante los médicos y obtener muestas genéticas de la mejilla.

Ojeda tiene arañazos en el lado derecho, "detalle" que connotan y denotan una discusión y pelea, ¿antesala? a la muerte.

Ante la policía, el detenido apenas señaló: "Ella se fue a dormir a otra cama. Como a las 2 la hallé tirada en el piso del baño".